Gardiner y la música sin pasteurizar
El director de orquesta británico inicia en el Palau de la Música su exclusiva gira con la integral de sinfonías de Beethoven
Sir John Eliot Gardiner es uno de los más brillantes arqueólogos del sonido que se presume tenía la música del repertorio barroco, clásico y romántico en su época, con los instrumentos originales... Y, a juzgar por cómo abandonó ayer la rueda de prensa en el Palau de la Música para ir a ensayar, es también el más elegante maestro del escapismo. Antes de que nadie pudiera formular una pregunta sobre ese proyecto excepcional con el ciclo integral de sinfonías de Beethoven –cinco paradas: esta semana Barcelona y luego Nueva York, Chicago, Londres y Atenas–, se levantó risueño y dijo adiós con la mano dejando a su traductor en plena faena.
Su discurso, en todo caso, había resultado nutritivo, así como sus halagos preventivos –“el Palau es mi sala de conciertos favorita y Barcelona una de mis ciudades preferidas”–, de manera que más que quejas hubo risas y aplausos de incredulidad. Ufano, celebrando el 30.º aniversario de su Orchestre Révolutionnaire et Romantique, la formación de músicos free lance que suena a milagro –la fundó para tocar con instrumentos de época tanto Beethoven como a sus sucesores, Mendelssohn, Schumann, Berlioz, Brahms–, Gardiner parece poseer las claves para una óptima comprensión del maestro de Bonn. Su aventura barcelonesa culmina el viernes con la 9.ª –“una celebración de sus creencias políticas y filosóficas”, dice–, en la que el Cor de Cambra del Palau se sumará a su Monteverdi Choir, al tiempo que TV3 graba y deja la pieza en el Palau Digital.
“Gracias maestro por permitir que nos sumamos al mejor coro del mundo”, le dijo su paisano Simon Halsey, director del Orfeó Català.
¿Qué transmitió Gardiner en su aparición ante la prensa? Pues la pertinencia del mensaje de Beethoven en la sociedad actual, “no sólo porque su música es preciosa y un reto interpretativo, sino porque sus sinfonías, en particular la 3.ª y la 5.ª, son muy políticas, reflejo de las turbulencias de aquella época”. Para la batuta británica Beethoven fue un animal político que cambió de pelaje en su vida más de una vez. “Digamos que le gustaba jugar con el peligro y creaba obras con trasfondo, al tiempo que celebraba la música abstracta como canal para transmitir mensajes filosóficos y políticos”.
Gardiner advierte que con instrumentos originales se puede interpretar la partitura con absoluto nivel de detalle, “como si entrases a la sala de control de la obra, cosa que las orquestas modernas no pueden
“La orquesta moderna sobrecarga la obra, pero con instrumentos de época puedes ir al limite sin distorsionar”
hacer, pues sobrecargas la obra, las texturas se van aplanando entre sí hasta el punto de no ser distinguibles, y el volumen también aumenta mucho. En cambio, a los instrumentos de época puedes llevarlos al extremo, a su límite, sin llegar a distorsionar la melodía original –añade–. Es como escuchar la música sin pasteurizar, sin homogeneizar”.
Por último, Gardiner lamentó que Boris Johnson anunciara la separación de su país del resto de Europa mientras preparan la 9.ª, que es el himno europeo por excelencia. “Deploro esta decisión fatídica que me causa mucho dolor. Pero me alegra estar aquí, nos esperan unas noches muy interesantes a todos”.