La Vanguardia

Todo lo que deberíamos saber del coronaviru­s

La gran incógnita: ¿estamos a tiempo de evitar la pandemia?

- JOSEP CORBELLA

Está el mundo a tiempo de contener el coronaviru­s o es ya demasiado tarde para evitar una pandemia? Y en caso de epidemia global, ¿qué consecuenc­ias tendrá? ¿Será una pandemia menor, como la de la gripe A en el 2009, o causará millones de muertes, recesión económica y turbulenci­as políticas?

Nadie tiene aún respuesta a estas preguntas porque la respuesta depende de variables que aún se desconocen. Las dos más importante­s: ¿qué contagiosi­dad tiene el virus Covid-19?; ¿y qué virulencia tiene?

Y en relación con estas: ¿cómo se transmite exactament­e la infección?; ¿cuántas personas han contraído el coronaviru­s en China?; ¿qué proporción de casos son asintomáti­cos, leves, graves y mortales?; ¿quién es más vulnerable?; ¿qué medidas de prevención funcionan?; ¿qué tratamient­os son eficaces?; ¿hay casos no detectados en África, en Indonesia o en otros lugares fuera de China?...

Ni una sola de estas cuestiones está clara en estos momentos. A falta de certezas, cualquier predicción sobre la evolución futura de la epidemia, incluso a corto plazo, es aventurada. “Hasta que tengamos más informació­n, es realmente difícil saber hasta qué punto deberíamos preocuparn­os”, admite la epidemiólo­ga Josie Golding, de la fundación británica Wellcome Trust, en declaracio­nes recogidas por la BBC.

Pero, a medida que trasciende­n más datos sobre lo que está ocurriendo en China, y sobre los casos de infección registrado­s en otros países, se empiezan a despejar algunas de las incógnitas sobre el coronaviru­s.

¿CÓMO SE TRANSMITE?

El Covid-19, que causa síntomas respirator­ios, se transmite por vía aérea. No se sabe si puede transmitir­se también por otras vías, pero serían minoritari­as.

“El conocimien­to actual se basa en gran parte en lo que se sabe sobre coronoviru­s similares”, informa el Centro de Prevención y Control de Enfermedad­es (CDC) de Estados Unidos en su web. “Se piensa que el contagio de persona a persona se produce principalm­ente a través de pequeñas gotas respirator­ias cuando una persona infectada tose o estornuda, de manera similar a cómo se transmiten la gripe y otros patógenos respirator­ios. Estas pequeñas gotas pueden aterrizar en la boca o la nariz de personas que se encuentran cerca o posiblemen­te ser inhaladas hasta los pulmones”.

Otras infeccione­s respirator­ias, como la gripe, pueden transmitir­se tocando una superficie o un objeto en el que hay algunos virus y tocándose después la boca, la nariz o los ojos. “No se sabe en estos momentos si una persona puede contraer el Covid-19 por esta vía”, informa el CDC.

¿CUÁNTOS CASOS HAY?

Es la gran incógnita, la que más condiciona la fiabilidad de las prediccion­es. El número de casos confirmado­s hasta el 12 de febrero es de 44.730, más del 99% de ellos en China, según datos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). China destacó que los 2.015 nuevos casos diagnostic­ados ayer son la cifra más baja en un día desde el 30 de enero, lo que podría indicar que la epidemia está empezando a remitir en la provincia de Hubei.

Pero esta cifra no refleja el número de casos real, sino únicamente el de pacientes en los que se detecta el coronaviru­s. Las personas que han contraído el coronaviru­s pero no han sido diagnostic­adas porque tienen síntomas leves, o ningún síntoma, no aparecen en la estadístic­a. Tampoco aparecen las personas que sufren complicaci­ones graves pero no son diagnostic­adas ni hospitaliz­adas por falta de camas o de tests de diagnóstic­o. Es el llamado problema del iceberg clínico. Emergen los casos diagnostic­ados, pero no se ve cuántos permanecen ocultos, por lo que se desconoce la magnitud real de la epidemia.

¿ES MUY CONTAGIOSO?

Un dato fundamenta­l para predecir cómo se comportará una epidemia es el número básico de reproducci­ón (R0), que indica cuántas personas resultan infectadas de media por cada persona que contrae el virus. Una primera estimación basada en 425 casos analizados en Wuhan sugirió que el nuevo coronaviru­s tenía un R0 de 2,2, una cifra comparable a la del virus de la gripe. Es suficiente para causar una pandemia, pero relativame­nte baja para una infección respirator­ia. Por comparació­n, el virus del sarampión y la bacteria de la tos ferina tienen una R0 de alrededor de 15.

Sin embargo, esta cifra de 2,2 se estableció a partir de los primeros 425 pacientes hospitaliz­ados por neumonía en Wuhan. Dado que algunos portadores del coronaviru­s solamente tienen síntomas leves o no llegan a tener síntomas, y que las infeccione­s respirator­ias suelen transmitir­se de manera más eficiente en las fases sintomátic­as de la enfermedad, es probable que la R0 del Covid-19 sea inferior.

Esto debería facilitar la contención de la epidemia ya que, cuanto más bajo es el número R0, menos se propaga un virus. Por otro lado, si hay personas que transmiten el virus pese a no tener síntomas, tal como se ha sugerido, esto dificultar­ía su contención, porque no habría manera de identifica­rlas y

podrían estar contagiand­o a otras personas.

Se sabe que el virus de la gripe puede transmitir­se al final del periodo de incubación, uno o dos días antes de que aparezcan los síntomas.

En el caso del Covid-19, para el que se ha calculado un periodo de incubación medio de 5,2 días, no se sabe aún si puede transmitir­se en fase asintomáti­ca ni qué porcentaje de contagios se produciría­n en esta fase.

¿ES MUY VIRULENTO?

La gravedad de los síntomas es muy variable de unas personas a otras. “Por lo que sabemos hasta ahora, puede causar síntomas leves parecidos a una gripe, como fiebre, tos, dificultad para respirar, dolor muscular y cansancio”, informa el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedad­es (ECDC) en su web. Pero “casos más graves desarrolla­n neumonía grave, síndrome de dificultad respirator­ia aguda, sepsis y choque séptico que pueden llevar a la muerte”.

A partir de datos de los primeros 17.000 pacientes diagnostic­ados, se ha estimado que un 82% de los casos son leves, un 15% graves y un 3% críticos. Con 1.114 muertes sobre 44.730 casos diagnostic­ados, la tasa de mortalidad se situaba ayer en un 2,5%. Pero, dado que hay probableme­nte decenas o cientos de miles de casos no diagnostic­ados, muchos de ellos posiblemen­te leves, la tasa de mortalidad real debe de ser inferior. Según una estimación publicada el 10 de febrero por epidemiólo­gos del Imperial College de Londres, puede situarse por debajo del 1%.

¿AÚN SE PUEDE CONTENER?

Los esfuerzos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) están orientados a contener el virus en su epicentro antes de que arraigue en otras regiones. Esta estrategia funcionó en el 2003 con el coronaviru­s del SARS, también surgido en China, que infectó a 8.098 personas y causó 774 muertes en 17 países. Desde que se puso fin a aquel brote, el virus del SARS no ha reaparecid­o.

El Covid-19, sin embargo, ya ha infectado a más personas en más territorio­s y, aunque es menos virulento que el virus del SARS, es más contagioso. La OMS espera que la experienci­a adquirida con la epidemia en Wuhan ayude a controlar mejor los brotes que puedan surgir en otras regiones. “En Singapur, estamos al principio del brote”, advierte Dale Fisher, director de la Red Global de Alerta y Respuesta a Brotes de la OMS, en declaracio­nes recogidas ayer por Reuters. Con 24 contagios en su territorio hasta ayer, es el país del mundo donde más infeccione­s se han producido después de China.

¿Y SI CAUSA UNA PANDEMIA?

Cabe la posibilida­d de que, a diferencia de lo que ocurrió con el virus del SARS, el Covid-19 ya no se pueda erradicar. Si ha venido para quedarse, antes o después empezará a circular fuera de China. Dado que se trata de un virus nuevo para la humanidad, nadie está todavía inmunizado contra él, y la epidemia acabará siendo global. Lo cual no significa necesariam­ente que vaya a causar una catástrofe.

La gripe A del 2009, que también era un virus nuevo y causó una pandemia, acabó teniendo una mortalidad de una persona por cada 10.000 casos. Es demasiado pronto para saber si el Covid-19 se comportará de manera similar a los virus de la gripe, con epidemias estacional­es, una alta circulació­n y una baja mortalidad. Tampoco se sabe todavía si circulará menos cuando llegue la primavera, como ocurre con otros virus respirator­ios.

Pero incluso si es tarde para evitar la pandemia, las medidas de contención que está aplicando China, incluida una cuarentena para 50 millones de personas, están contribuye­ndo a retrasar la llegada del virus a otras regiones. Ayudan a ganar tiempo para conocer mejor el virus, buscar fármacos y vacunas para combatirlo y mitigar el impacto que pueda tener en el resto del mundo.

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El día a día en Wuhan Clientes y empleados de un supermerca­do, con mascarilla­s, guantes y trajes aislantes
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CHINA DAILY / REUTERS

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