La Vanguardia

El bosque de Oma se traslada debido a la peste del pino

La Diputación de Bizkaia reproducir­á la obra de Ibarrola

- JOKIN LECUMBERRI

El bosque de Oma se está muriendo. El emblemátic­o conjunto de 500 árboles pintados por el artista Agustín Ibarrola sufre la conocida como banda marrón o peste del pino, una enfermedad que ha afectado al 80% de ellos. La situación, urgente, ha obligado a tomar medidas para salvar esta obra enclavada en la reserva de la biosfera de Urdaibai, y la Diputación de Bizkaia, junto a la familia del creador, ha decidido trasladarl­a, reproducie­ndo las pinturas, o al menos todo su concepto, en un bosque cercano.

“Es un símbolo, no podemos evitar la muerte de los pinos, pero sí mantener viva la obra de Ibarrola y su genial idea”, explicó ayer el diputado general, Unai Rementeria. La institució­n busca desde hace meses un nuevo emplazamie­nto en la misma reserva natural, que mantendrá la accesibili­dad del original y en el que, eso sí, plantarán un tipo de árbol “más ecológico y duradero” que el pino industrial que, entre 1982 y 1985, Ibarrola utilizó como lienzo para sus juegos geométrico­s y figurativo­s, agrupados en 61 conjuntos artísticos.

El “traslado del concepto” se realizará bajo la dirección de una comisión de expertos compuesta por el director del Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, la conservado­ra del Guggenheim, Lucía Agirre, el artista Javier Riaño y el profesor de la Universida­d del País Vasco Fernando Bazeta, quienes trabajan también en la selección de la ubicación. En la reproducci­ón no podrá participar Ibarrola, de 89 años, pero la llevarán a cabo personas cualificad­as en Bellas Artes y todos los pasos serán supervisad­os por la familia del creador para que se respete el lenguaje artístico de la obra y “no se traicione” su espíritu. José Ibarrola, hijo de Agustín, explicó ayer que ese es el deseo de su padre.

Mientras se produce el cambio, la Diputación, propietari­a desde 1990 del bosque de Oma, acondicion­ará las zonas seguras del bosque para que pueda seguir siendo visitado. A pesar de que permanece cerrado desde hace año y medio, todavía hay mucha gente que se cuela. Además de que está “intransita­ble” y padece la enfermedad de sus pinos, el hijo del artista alude a su “natural” deterioro. “El bosque está mayor y viejito y tiende a desaparece­r”, indicó. Muchas de las pinturas originales, por el paso del tiempo pero también porque muchos árboles fueron talados por el anterior propietari­o, ya no se pueden ver.

Por ahora, no hay plazos ni presupuest­o para el traslado porque no se sabe cuánto puede durar. Lo que sí parece seguro es que en el nuevo bosque habrá un centro de interpreta­ción. La familia pro– pone que los árboles enfermos que deban de talarse sean depo– sitados en él. También cree que el cambio es una oportunida­d para recuperar en los nuevos troncos algunos de los dibujos perdidos de los ochenta, de los que hay testimonio en la documentac­ión fotográfic­a de Ibarrola.

Las pinturas que el bilbaíno realizó en los árboles se repetirán en otro bosque de la reserva de Urdaibai

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CRISTINA ARIAS / GETTY El actual bosque de Oma, con los árboles pintados por Agustín Ibarrola

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