Pendientes del móvil
Los restauradores de Barcelona invitaron ayer a buena parte de lo más granado de esta ciudad a tomarse unas tapas y escuchar el pregón que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero brindó a santa Eulàlia, la copatrona de Barcelona. Se trata de la segunda vez que el Gremi de Restauració de la urbe monta este sarao.
El año pasado, el pregonero fue Luis Sans, presidente de la asociación de comerciantes del paseo de Gràcia y propietario de la histórica tienda Santa Eulalia. Sus palabras sobre el estado de la ciudad fueron muy críticas. Quizás por ello la alcaldesa Ada Colau y la teniente de alcalde Janet Sanz prefirieron declinar ayer la invitación del gremio. A pocos les hace gracia que los pongan de vuelta y media en público.
De todas formas, estas ausencias no fueron una sorpresa. Los comunes no acostumbran a acercarse a las fiestas del gremio. Unas cuantas partes muy importantes de esta ciudad no dejan de mirarse con desconfianza. Todos los miembros del gobierno de Colau que se acercaron al Centre Cultural El Born son socialistas. La representación de la Generalitat también fue escasa. Sí que vinieron, y la mar de contentos, los exalcaldes Xavier Trias y Jordi Hereu. Algunas personas se antojan cada día más agradables, simpáticas, divertidas... sobre todo a medida que se alejan de la política.
Zapatero hizo bromas sobre su afición al Barça y su admiración por Messi. A muchos vecinos de esta ciudad les parece un tanto irritante que el visitante trate de transmitir su buena sintonía con Barcelona asegurando que le gusta uno de sus equipos (encima, de fútbol).
La mayoría de los invitados, sin embargo, no prestó gran atención a
Mientras Zapatero hablaba sobre dialogar, muchos asistentes esperaban saber el futuro del Mobile
sus palabras. En realidad estaban pendientes del móvil (del Mobile). “¿Se sabe ya algo?, ¿lo hacen o no lo hacen?”, preguntó entre susurros el presidente de Apartur, de la asociación que agrupa los pisos turísticos (legales), mientras que el expresidente hacía una referencia tras otra a la necesidad de dialogar para superar la actual situación en Catalunya. “Decir diálogo es decir alivio. El diálogo es la contraseña de la convivencia, el diálogo no es renunciar, el diálogo es el método de la inteligencia, el diálogo no es debilidad, el diálogo es confianza en las ideas y defensa de los argumentos, el diálogo es una apelación a la razón, el diálogo es la palabra que ha fundado los mejores resultados a lo largo de la historia política”.
Seguro que sus palabras hubieran generado un debate más intenso caso de que no estuviera pasando lo que estaba pasando, si en esos momentos los organizadores de la feria de dispositivos móviles más importante del mundo no estuvieran discutiendo qué demonios harían finalmente. En esos momentos los de los pisos turísticos decían que se estaban jugando 14 millones de euros. Muchos restauradores estaban también muy agobiados.
Entre los invitados también pudieron verse representantes de los ejes comerciales más visitados de Barcelona, unos cuantos de los de los barrios, también del mundo de la mediana empresa, de los autónomos, de la patronal... Sí, todos pendientes del Mobile (es lo malo que tiene formar parte de aquello que llaman de un modo un tanto informe el tejido productivo de la sociedad: un puñetero virus procedente del otro lado del planeta va y te fastidia las cuentas del año).