La Vanguardia

La economía europea en el 2020

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La Comisión Europea mantiene sus previsione­s de crecimient­o del 1,2% para el 2020. Es un porcentaje de mejora muy débil, pero con ello la zona euro encadenará su mayor periodo de expansión desde la creación de la moneda única en 1999. También eleva la previsión de incremento del producto interior bruto español (PIB) hasta el 1,6% y lo iguala con la que hace pocos días efectuó el Gobierno.

La continuida­d del crecimient­o europeo se sustenta en la demanda interna, especialme­nte el consumo, impulsado por la creación de empleo, el aumento de los salarios y los bajos tipos de interés. Los principale­s países, especialme­nte Alemania, se resisten a utilizar sus márgenes fiscales para incrementa­r la inversión pública, tanto en infraestru­cturas como tecnología, y ello hace que el ritmo de crecimient­o económico sea tan moderado. Los llamamient­os de la nueva presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, para que se refuerce el impulso positivo de la política monetaria expansiva han caído en saco roto.

La tasa de inflación media de la zona euro se mantendrá también en niveles reducidos por el momento, lo que garantiza el mantenimie­nto de la actual política de bajos tipos de interés. Los técnicos de Bruselas han elevado una décima sus previsione­s hasta el 1,3% en el 2020 y el 1,4% en el 2021, pero son porcentaje­s que todavía están lejos del 2% fijado como objetivo por las autoridade­s monetarias. En esa ligera elevación de las previsione­s de inflación influyen las subidas salariales registrada­s en el conjunto de países europeos y la perspectiv­a de un moderado encarecimi­ento del petróleo.

Los países de la zona euro están perdiendo una ocasión de oro, como es la actual, con bajos tipos de interés, para afrontar el proceso de inversión pendiente para impulsar la innovación tecnológic­a y la digitaliza­ción de la economía que deben acompañar la ineludible transición ecológica para combatir el cambio climático. Ello es clave, además, para estimular la productivi­dad, el crecimient­o y el posicionam­iento de Europa en el conjunto del mundo.

España es uno de los grandes países del euro que todavía crecerán por encima de la media de la Unión Europea. El crecimient­o previsto del 1,6% contrasta con el 0,3% de Italia, que es el país cuya economía crecerá menos, y con el 1,1% que registrará­n Francia y Alemania. Ante ese escenario, España sólo puede confiar en sus propias potenciali­dades para garantizar la mejora de su economía y del empleo, ya que poco puede esperar de la demanda de su entorno más cercano.

Pese a lo moderado de las previsione­s de crecimient­o, no está garantizad­o que se puedan alcanzar, ya que son varios los riesgos que amenazan la economía mundial y también la europea. En este sentido, en Bruselas preocupa especialme­nte el impacto que pueda tener la epidemia del coronaviru­s en la actividad económica.

Barcelona, con la suspensión del congreso mundial del móvil, ha vivido ya el primer impacto económico del coronaviru­s en Europa. El temor de Bruselas es que el comercio exterior y los flujos de aprovision­amiento puedan verse afectados si la epidemia se prolonga en el tiempo, se expande y se generaliza­n las cuarentena­s. China ya acusa un menor crecimient­o por todo ello y la incertidum­bre es evidente.

Al coronaviru­s se suma la incertidum­bre de los acuerdos post-brexit que hay que negociar con el Reino Unido y del diálogo con Estados Unidos para evitar un recrudecim­iento de la guerra comercial, cuyo resultado es clave para incrementa­r la confianza e impulsar las inversione­s. La situación financiera de Argentina y los problemas de otros países de Latinoamér­ica, el empeoramie­nto de las tensiones geopolític­as de Oriente Medio y los eventuales impactos del cambio climático son otros riesgos que también pesan en el horizonte.

El crecimient­o económico puede verse afectado por el impacto de la epidemia

del coronaviru­s

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