“Vuelvo a tomar café en taza pequeña”
El agravamiento del temblor impedía a Xavier Trias escribir o usar los cubiertos
Vuelvo a tomar café en taza pequeña. Tenía que pedirlo en taza grande para minimizar riesgos”, explica con humor Xavier Trias, exalcalde Barcelona y casi exafectado por temblor esencial, también llamado temblor intencional, porque aparece cuando uno enciende en su cerebro la intención de hacer algo, desde escribir a empuñar un cuchillo y un tenedor para cortar la carne o llevarse a la boca la comida.
“Los temblores los tengo yo creo que desde los 16 años. Es un problema que suele ser familiar, en parte genético. No tiene que ver con el parkinson. Pero con la edad aumenta hasta incapacitarte. Puede llegar a ser muy incapacitante. Para mí lo ha sido mucho. No podía ni escribir. Y si lo hacía, era incapaz de entender qué había puesto. Comer era un suplicio, me lo tenían prácticamente que dar. Y lo normal es que me manchara. Es terrible”.
Su neurólogo del hospital Germans Trias, Ramiro Álvarez, le convenció para hacer este tratamiento con ultrasonidos. “Llevaba
un año dándole vueltas y todos los médicos a los que preguntaba me decían que cuidado, que es aún pronto. Hasta que me dijeron en Can Ruti que lo hiciera, que en Navarra ya tenían 200 casos y con muy buenos resultados. Y ha sido magnífico. El otro día me nombraron presidente de Amics de l‘hospital del Mar ¡y pude escribir con toda normalidad!”.
Escribir y participar en fundaciones y asociaciones –Ulls del Món, Fundació Ictus o Amics de l’hospital del Mar, entre otras– es ahora gran parte de su actividad de persona retirada. Pero su bagaje político, sus muchos años al frente de la sanidad catalana y luego al frente del gobierno de la ciudad le han empujado también a dar la cara para conseguir que el sistema sanitario público catalán tenga este tratamiento que a él le ha devuelto la escritura y la normalidad en la mesa y en sus relaciones sociales.
Así que lo explicó con toda normalidad el jueves en Betevé y ayer en Catalunya Ràdio. Lo hizo para compartir su alegría, su pelo supercorto que tuvieron que rapar para la intervención y la curación de su temblor en la mano derecha.
También se acercó ayer al hospital badalonés Germans Trias para darles su apoyo con el nuevo equipamiento que podría estar en funcionamiento este año.
Y después, a un restaurante cerca del puerto a una comida de amigos. “Nunca dejé de ir a comer con ellos, porque la gente es muy buena y no sabes cómo me ayudaban. Pero es muy invalidante. Se pasa mal. Te retraes”.
La recuperación de su capacidad de escribir o manejar un vaso para beber ha sido inmediata. Ahora le falta el lado izquierdo, “que sigue con el temblor”.
Deberá esperar un año todavía, le han dicho. “Pero esta vez, espero que me puedan intervenir en Barcelona. En un hospital público. No puede ser que la sanidad catalana no tenga un equipamiento como este”, dice en tono reivindicativo.