Las mil caras del bikini en el mercado del Ninot
Siempre se ha sabido que en los alrededores de los mercados se come bien, pues la proximidad con la plaza asegura la calidad de los ingredientes. Con las remodelaciones de los mercados municipales de Barcelona, ahora también se come bien dentro. La oferta es amplia y variada y en algunos casos original. Es el caso de La Bikinería del mercado del Ninot, en la que se pueden probar hasta nueve versiones de este popular bocadillo, que en otras zonas de España se conoce como mixto.
Joan Gurguí, propietario y chef, –que fue el responsable durante dos años del espacio de cocina del Ninot– se formó en la Hoffman, y hace un año que abrió esta barra con ocho plazas en la que sólo sirve versiones de este tentempié. “Tres semanas después de que me ofrecieran el espacio, tenía claro el formato”, explica Gurguí, que escogió el bikini “porque es un producto simpático y muy vinculado a la ciudad, con el que la gente se identifica”.
Como prueba, cuenta que muchos clientes acuden “porque todos tenemos una historia relacionada con este bocadillo. Vienen, me las cuentan y las estoy recopilando. Quizás un día sean un libro”.
Hay una carta fija con ocho versiones, que van desde el clásico de jamón y queso a otros no tan clásicos, como el de porchetta, queso capriolo con trufa, tartufatta, y rúcula. Entre los más jóvenes, triunfa el Carbonara, con gunaciale a la pi
mienta, parmesano, cebolla caramelizada y yema de huevo. Además, siempre hay un bikini efímero –el actual es de pies de cerdo, queso urgèlia, calçots a la brasa y romesco– que al cabo de tres semanas desaparece. Todos se pueden comprar para llevar o incluso sin pasar por la plancha para hacerlo en casa.
Gurguí asegura que son precisamente los efímeros lo que más éxito tienen, y que “hay gente que cruza la ciudad para venir a probarlos”. Gustan tanto que durante dos días, de forma excepcional, tuvo que recuperar los que había servido en el primer año de vida del local.