La Vanguardia

Una rivalidad eterna

Setién y Bordalás representa­n en el Barça y el Getafe la vieja disputa de los estilos de juego pero ‘low cost’

- CARLES RUIPÉREZ

Segundo contra tercero. El Barcelona y el Getafe, que se miden en el Camp Nou, son los dos inmediatos perseguido­res del Madrid en la Liga. Son las dos alternativ­as al líder, aunque sus propuestas sean la noche y el día, igual que sus presupuest­os son incomparab­les. Esta tarde se vivirá el enésimo choque de estilos. En el césped y en los banquillos. El fútbol es cíclico y lleva repitiendo insistente­mente una rivalidad eterna. El Setién contra Bordalás de hoy es el último capítulo de una larga lista de enemistade­s basadas en la filosofía de juego, aunque se trate de un antagonism­o low cost. El entrenador cántabro y el alicantino por primera vez se enfrentan con todos los focos mirándoles después de ocho años de piques dialéctico­s en páginas interiores. Ahora están en las portadas y en los titulares. Mientras Setién ha llegado a su club ideal (“Estoy viviendo un idilio, una emoción parecida a cuando conocí a mi mujer. No sé a quién enviarle las flores”, bromeó ayer), el nombre de Bordalás empieza a sonar con fuerza en foros atléticos para el día en que la era Simeone toque a su fin.

Aceptando que se juega con una única pelota, se puede dividir a los equipos entre propositiv­os y reactivos, los que quieren mandar contra los que buscan aprovechar del error del rival, los románticos del juego y los pragmático­s del resultado, los que gustan de dar muchos pases y los que necesitan muy poco para llegar al gol.

Se trata de la misma vieja disputa renovada entre Menotti y Bilardo, entre Cruyff y Capello, entre Guardiola y Mourinho que tantos ríos de tinta ha hecho correr. En Argentina hace más de cuarenta años que los aficionado­s, técnicos, jugadores y periodista­s se dividen entre menottista­s y bilardista­s, entre los defensores y detractore­s de los dos selecciona­dores que dieron a la albicelest­e sus dos únicos Mundiales (1978 y 1986). Son el Flaco y el Narigón. En los noventa, Johan Cruyff creó el dream team del Barça, que dominó (4 Ligas seguidas y 1 Copa de Europa) hasta que se topó con el Milan de Capello que le asestó 4 goles en la final de Atenas de 1994. Aquello precipitó su final. Pero un discípulo suyo, Pep Guardiola, volvió a convertir al Barça en un referente mundial aunque el Inter le dejó sin una Champions (2010) y el Madrid evitó su cuarta Liga consecutiv­a (2012). Al frente de ambos equipos estaba José Mourinho. El técnico de Santpedor y el portugués se cruzan ahora en la Premier con el City y el Tottenham.

La primera vez que se vieron las caras, allá por 2012, estaban en Segunda. José Bordalás entrenaba al Alcorcón mientras que Quique Setién dirigía al Lugo. Fue el 11 de noviembre en Santo Domingo y los locales remontaron el gol de los gallegos (2-1). Aquel día no saltaron chispas. Pero en la segunda vuelta, la tensión se podía cortar.

El Alcorcón volvió a ganar en el Anxo Carro (0-1). Y Setién no se mordió la lengua. “Es un rival que no juega a nada y no te deja jugar porque interrumpe muchísimo el juego, pierden el tiempo... Espero que éste no lo ascienda porque da pena jugar contra ellos”, sentenció.

En noviembre del 2014 se volvieron a cruzar dardos tras un nuevo triunfo de los madrileños (1-0). “Yo no interpreto esto como un partido de fútbol. No hay continuida­d, hay interrupci­ones constantes, líos...

Este equipo acabará teniendo líos con todos, no conmigo sólo”, disparó Setién. “Ha ganado el equipo que más ha querido ganar y el que le ha echado un par de pelotas. Me parece una falta de respeto gravísima e insto a la Federación o la LFP a tomar cartas y cortar estos comentario­s”, se defendió Bordalás, para quien la intensidad no se negocia.

El penúltimo episodio de sus enfrentami­entos llegó en 2017 ya en Primera, tras un 2-2 entre el Betis y el Getafe. “No es que yo sea un adalid del fair play pero no se puede permitir que se jueguen 25 minutos sólo en cada tiempo. Eso no es fútbol, es otra cosa. Es lamentable que se permita. A mí, me hierve la sangre”, insistía Setién, que el pasado 3 de marzo de 2019 retrasó unos minutos su salida al terreno de juego y no saludó a Bordalás.

El ahora técnico del Barcelona no confirma si hoy le tenderá la mano a su enemigo íntimo. “El tema Bordalás yo lo tengo olvidado y no voy a hablar nada de él”, dijo enfadado, aunque sí que elogia su trabajo. Bordalás, por su parte, asegura que no guarda rencor pero no quiere se discuta la honestidad de sus jugadores. “A mí, me gustan muchas cosas de Setién, cosas que voy a entrar a valorar, igual que me gustan de Zidane o el Cholo”, evitó polémicas y elogios. Lo que está claro es que la indiferenc­ia no está contemplad­a en esta hostilidad, de momento.

SETIÉN NO SE MUERDE LA LENGUA “Da pena enfrentars­e a ellos”, dijo del Alcorcón; “no es fútbol, es otra cosa”, atacó al Getafe

¿HABRÁ SALUDO?

El cántabro no saludó al técnico azulón el año pasado y ayer no quiso hablar de él: “El tema lo tengo olvidado”

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LUIS TEJIDO / EFE Quique Setién y José Bordalás se enfrentaro­n por primera vez el 11 de noviembre del 2012
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