La Vanguardia

La ONU alerta de que no se respeta el embargo de armas y la tregua en Libia

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El embargo de armas en Libia no se acata, y la tregua informal entre los dos bandos tampoco se respeta. “Pese a algunas señales positivas, la situación sobre el terreno continúa siendo profundame­nte preocupant­e”, dijo Stéphanie Williams, adjunta al representa­nte especial de la ONU para Libia, Gasan Salame, en rueda de prensa ayer en Munich. La guerra civil en Libia afloró como grave asunto pendiente en los márgenes de la Conferenci­a de Seguridad de Munich (MSC), foro anual sobre defensa y seguridad, pese a no hallarse especifica­da en la agenda.

Pero ministros de Exteriores de doce países y representa­ntes de la ONU, la UE, la Unión Africana y la Liga Árabe aprovechar­on su presencia en Munich para, en una reunión al margen de la MSC, evaluar la situación al mes de la conferenci­a de Berlín sobre el país magrebí, del 19 de enero. En esa cita, los países implicados pactaron acatar por fin el embargo de armas decretado por la ONU en el 2011, si bien no se logró que los dos rivales libios oficializa­ran con su firma una tregua.

En teoría, desde mediados de enero regía un frágil alto el fuego logrado en Moscú por intervenci­ón de las diplomacia­s rusa y turca. Fayez al Sarraj, primer ministro del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) apoyado por la ONU, con base en la capital, Trípoli; y el autotitula­do mariscal Jalifa Haftar, jefe del Ejército Nacional Libio (NLA), que controla parte del norte y centro del país, luchan desde abril del 2019. Ambos viajaron a Moscú y a Berlín, pero no se hablaron cara a cara ni en una ni en otra ciudad. En Berlín accedieron a designar emisarios militares para negociar en Ginebra “un alto el fuego permanente”. El primer encuentro de esa comisión fracasó, y hay otro previsto mañana. Mientras, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado miércoles, con la abstención rusa, una resolución que fija un alto el fuego.

“Ha habido numerosas vulneracio­nes comprobada­s de la tregua, más de 150; el pueblo libio sigue sufriendo, y la situación económica se deteriora, exacerbada por el bloqueo de instalacio­nes petroleras”, dijo Williams. Respecto al embargo de armas, el ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, lamentó “el desfase persistent­e entre la retórica diplomátic­a y los comportami­entos y hechos sobre el terreno”. Turquía, que apoya al hombre de Trípoli, es indicada por varios informes como vulnerador­a del embargo, con envío de armas y combatient­es sirios. De Rusia se sospecha que ayuda a Haftar con mil mercenario­s del grupo paramilita­r ruso Wagner.

El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, dijo que sus homólogos en la UE –que hoy se reúnen– deben lograr un embargo “a la vez por tierra, mar y aire”. Se habla para ello de reactivar la operación Sophia, diseñada contra el tráfico de personas en el Mediterrán­eo.

Del papel de Europa en las crisis globales ante el repliegue de Estados Unidos en la era Trump se habló a fondo en la Conferenci­a de Seguridad de Munich ayer, último de los tres días de trabajos. Según el alto representa­nte de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, los estados miembros deben estar más dispuestos a intervenir en crisis internacio­nales. “Europa tiene que desarrolla­r un apetito de poder”, dijo Borrell, matizando que no se refería sólo a poder militar.

“Europa tiene que desarrolla­r un apetito de poder”, dice Borrell sobre la intervenci­ón de la UE en crisis globales

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