Sánchez recibe a Casado
El socialista Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, recibirá hoy en la Moncloa a Pablo Casado, líder del PP, primer partido de la oposición. Será su primera reunión desde el encuentro que mantuvieron en diciembre en el Congreso de los Diputados, que no arrojó acuerdos, si bien permitió volver a comprobar lo mucho que les separa.
Las relaciones entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición deberían ser mucho más fluidas. Pero esto no siempre ocurre en España, ya sea por la altivez de quien ocupa el poder o por el temor de la oposición a que parezca que le da aire. Lejos de eso, tales relaciones suelen ser enconadas, como hemos comprobado en sesiones parlamentarias bochornosas en las que no ha habido contraste de ideas, sino afán de aniquilar al rival.
Tanto Sánchez como Casado son, a pesar de todo lo dicho, conscientes de la necesidad de mantener tales contactos, a poder ser con una frecuencia alta. Por eso había reclamado el popular este encuentro. Y por eso lo propuso la semana pasada el socialista. Desde luego, temas para tratar no faltan. Todo indica que entre los objetivos de Sánchez figura poner a Casado al corriente de su estrategia negociadora ante el conflicto catalán. Y, también, solicitar su colaboración para afrontar algunas reformas excesivamente demoradas, cuya concreción urge.
Quizás la más urgente sea la renovación del poder judicial. El PP ha manifestado en ocasiones que no tenía intención de favorecer esta reforma. Pero el relevo de algunos de los principales cargos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato expiró en diciembre del 2018, no es discutible ni debería prorrogarse más. El mapa político ha cambiado, y es absurdo que el que refleja el CGPJ sea herencia de una época de mayoría popular. Obviamente, este vínculo entre la política y la justicia deja mucho que desear. Pero, a la espera de que se modifique la ley, hay que cumplirla, también los equilibrios y plazos que estipula.
Gobierno y oposición también deben acordar la renovación del Defensor del Pueblo. Y, en el ámbito de la política exterior, hay asuntos sensibles como las relaciones con Estados Unidos y con Marruecos. O las nuevas expectativas que para Gibraltar abre el Brexit. Asuntos, todos, que requieren hablar y acordar.
Gobierno y oposición se equivocan si anteponen sus diferencias a la búsqueda del deseable consenso. El poder no se defiende ignorando a la oposición, ni esta deja de serlo cuando se limita a desgastar a quien tiene el poder. Unos y otros deben proponer políticas innovadoras y avances. Y deben tener altura de miras para, sin abandonar su línea ideológica, pactar en beneficio de los intereses colectivos. Lo contrario equivale a supeditar el interés común al de parte.
Gobierno y oposición se equivocan al anteponer
sus diferencias a la búsqueda del consenso