Hielo y fuego
Die Walküre Lugar y fecha: Teatro Real de Madrid (12/II/2020)
Impacto sonoro y éxito para el cast y la Orquesta Sinfónica de Madrid, bajo la dirección de Pablo Heras Casado, en el espectacular estreno de Die Walküre de Wagner en el Teatro Real. Su principal director musical invitado afrontó la segunda jornada de su primer Ring con esmero y principal atención en unos metales brillantes y efusivos.
El detallismo con la belleza de las particellas de las maderas, mención especial al corno inglés de Álvaro Vega y al clarinete bajo de Ildefonso Moreno, se mezcló en la ilusionante mirada del maestro granadino, quien buscó matizar el equilibrio de una partitura explosiva y poética a la vez. Si bien en el icónico Winterstürme se perdió lirismo en aras de un sonido pesante, a las cuerdas les faltó aire y frescura, la batuta cinceló un segundo acto con dinámicas bien delineadas en el discurso de Fricka y resaltó la profundidad del magma que fluye entre Wotan y Brünnhilde.
Pero fue en un tercer acto cegador, donde la ira del Dios del Walhalla maravilló por su fuerza expresiva y la delicadeza de colores que la orquesta brindó con atronadora belleza. Hay que destacar con justicia toda la sección de metal por una ejecución espeluznante pese a las leves imprecisiones puntuales. Heras Casado ofreció, en suma, una lectura in crescendo, para concluir con un adiós de Wotan emotivo y demoledor.
El reparto, plagado de especialistas wagnerianos, tuvo solidez y solvencia. La Brünnhilde de Ricarda Merbeth se vio algo sobrepasada en los momentos más épicos, pero tiene la dignidad de una wagneriana de raza y ofreció matices y expresión en un tercer acto que bordó. Sorprendió el Wotan del bajo barítono Tomasz Konieczny; si bien tímbricamente suena más a Alberich, tuvo la autoridad vocal suficiente para ofrecer un Wotan crepuscular y humano. A pesar de la pérdida de brillantez vocal y una emisión que suena ahora más dura, impecable la Sieglinde de Adrianne Pieczonka al lado del meritorio Siegmund del tenor australiano Stuart Skelton, quien ofreció medias voces y cuidada emisión de un instrumento sonoro y seguro aunque acabó visiblemente cansado. Algo gris el Hunding de un Rene Pape poco empático, y sobrada la Fricka de la melosa Daniela Sindram. Compactas el grupo de las Walküren, a pesar de alguna estridencia.
La producción de Carsen mezcla el fuego y el hielo como dos elementos esenciales de una dramaturgia aquí desnuda que brinda al esmerado trabajo actoral toda su esencia. Hermosa iluminación del mítico Manfred Voss para una Die Walküre digna y poderosa.