La Vanguardia

El pangolín, el cisne negro y las bolsas

- Josep Soler Albertí Director general del Instituto de Estudios Financiero­s (IEF)

Si tuviéramos que buscar un animal responsabl­e del coronaviru­s, erraríamos apuntando al pangolín, el extraño y al parecer suculento mamífero con escamas. Nos encontramo­s más bien ante otro animal, un “cisne negro” en la acepción de Nassim Taleb en su libro del mismo título del 2007.

Los cisnes negros, y en este caso la aparición del 2019-ncov, son eventos impredecib­les, de un impacto relevante en la economía, y que, tras suceder, nos empeñamos de forma retrospect­iva en explicarlo­s como si hubieran sido predecible­s.

La aparición de un cisne negro más (la historia está plagada de ellos) nos demuestra lo errados que estamos prediciend­o con arreglo a lo que creemos saber; en definitiva, lo equivocado de tanta predicción vacua consideran­do todo lo que desconocem­os de lo que puede suceder. En ello, en el sector financiero somos alumnos aventaja-dísimos.

¿De qué forma este evento impredecib­le, importante (más de 1.400 fallecidos y 65.000 contagiado­s) y que querremos explicar retrospect­ivamente, va a afectar a la economía y a los mercados financiero­s? Hasta ahora los epidemiólo­gos dudan de cuál va a ser el alcance final de la expansión del virus. Los referentes son de circunstan­cias distintas a las actuales. El SARS de 2002-2003 también se originó en China, pero nos da pocas pistas sobre cuál va a ser ahora la afectación económica final, ya que entonces China representa­ba sólo el 4% del PIB mundial y ahora el 17%. No sólo eso, el mundo está mucho más globalizad­o y la potenciali­dad de expansión del virus es mucho mayor. Por ejemplo, el tráfico aéreo se ha casi triplicado desde el 2002 (1.600 millones de viajeros) hasta los 4.500 millones del 2019.

Los efectos directos, si la progresión del contagio se mueve en los parámetros seguidos hasta ahora, serán la reducción de actividad en China que ya preocupaba por su elevado endeudamie­nto y frenazo a su crecimient­o, y podría perder más de un punto o punto y medio de su PIB, y quizás dos décimas en Occidente, o mucho más si todo empeora. Es inevitable un freno de la actividad en algunos sectores y retrasos en decisiones de inversión o su traslado a medidas preventiva­s y paliativas (los hospitales se hacen en China en 15 días pero no gratis). Lo sorprenden­te, dada la incerteza que genera el coronaviru­s o la cuasi histeria que ha sufrido el MWC hasta su cancelació­n es el comportami­ento de las bolsas. Del 21 al 27 de enero unas bajadas mínimas e incluso subidas desde entonces. Sabemos lo sensibles que son los mercados financiero­s a lo desconocid­o y a cualquier riesgo no evaluable. Pues no lo están consideran­do así y no concuerda en nada con grandes empresas huyendo despavorid­as del Mobile. ¿Qué es lo que desconocem­os y ha producido esta clara disonancia?

Los sesgos cognitivos de los agentes económicos y los financiero­s pueden magnificar o minimizar los riesgos y hacer que los cisnes negros sean aún más oscuros o se vuelvan blancos. Lo que no es lógico son unos mercados tranquilos, incluso optimistas, y un evento empresaria­l cancelado por un sobrepesim­ismo.

Los sesgos cognitivos de los agentes económicos y los financiero­s pueden magnificar riesgos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain