La Vanguardia

Batlle constata los recelos de los soberanist­as con Trapero

El concejal dice que el mayor no aceptaba injerencia­s políticas

- MAYKA NAVARRO San Fernando de Henares (Madrid)

Hasta su ascenso a los altares del independen­tismo por su gestión de los atentados de agosto del 2017, Josep Lluís Trapero fue una bestia negra para los sectores más soberanist­as. No lo querían y nunca confiaron en él. Tanto es así que cuando el entonces director de la policía catalana, Albert Batlle, lideró la iniciativa de recuperar la figura del mayor de los Mossos d’esquadra, en esos mismos círculos políticos definieron la maniobra como “una puñalada trapera”. La secuencia la recordó ayer Batlle durante su declaració­n en el juicio contra la antigua cúpula de la policía catalana que se celebra en la Audiencia de Madrid.

A preguntas del teniente fiscal Miguel Ángel Carballo, Batlle explicó que decidió recuperar la figura del mayor porque la policía se encontraba en un buen momento de madurez “gracias al trabajo que había hecho Trapero”, y desvinculó el nombramien­to de cualquier motivación de índole político.

Sí fueron, sin embargo, un cúmulo de causas políticas, familiares, personales y de incomodida­d por la situación que se estaba produciend­o en Catalunya, “y que desgraciad­amente se ha prolongado en el tiempo”, lo que llevó a Batlle a presentar su dimisión en julio del 2017. Antes de irse, desveló ayer, mantuvo dos reuniones, una con Trapero y otra con el que fue secretario y también imputado Cèsar Puig. “Al marcharme trasladé a mi círculo de confianza que lo que más me preocupaba era en manos de quién iba a quedar la policía. Por eso pedí a Trapero que se quedara, porque era una garantía de orden y de que las cosas se harían bien”, explicó. Y añadió unas palabras de elogio para Puig, del que dijo que es “una excelente persona y gran jurista” a quien también pidió que debía mantenerse en su cargo en Interior. Unas palabras que Puig escuchó emocionado desde el interior de la sala, sin poder contener las lágrimas.

Muy seguro en su relato, Batlle, ahora concejal del Ayuntamien­to de Barcelona, explicó al tribunal que era “absolutame­nte imposible” que ningún político hubiera ni siquiera intentado condiciona­r políticame­nte a Trapero. “Todo el que lo conocía ni se arriesgaba a hacerlo”, explicó sonriendo.

La letrada Olga Tubau aprovechó su interrogat­orio para que Batlle contextual­izara y diera carácter de normalidad a determinad­as órdenes y actuacione­s de los Mossos que la Fiscalía utiliza en el juicio para acusar a Trapero. El político explicó, por ejemplo, el “celo muy extenso” con el que Trapero ordenaba que se diera un cumplimien­to estricto a cualquier orden que llegara de la Fiscalía o un juez. Relativizó el haber recibido por parte del jefe de los Mossos planes o dispositiv­os de la policía y puso en valor “la obsesión” con la que el mayor obligaba a los mandos a participar en las reuniones a pie de comisarías para que estuvieran pendientes y al corriente de todo lo que pasaba en sus unidades. Ambas situacione­s se han utilizado por parte de la Fiscalía para acusar a Trapero de facilitar a sus superiores pautas de actuación policial que demostrarí­an la connivenci­a con el Govern, y en la segunda se ponía como ejemplo la fiscalizac­ión que los mandos tenían sobre las actuacione­s del resto de los agentes.

Batlle también se refirió al coronel Diego López de los Cobos, del que dijo: “Nunca lo vi como un guardia civil, sino como un político de gran peso, el número tres del Ministerio del Interior”. Y recordó las reuniones en Madrid con De los Cobos ya en el 2016 en las que participab­a también Trapero y las “fricciones” “recelos” y “momentos de tensión” protagoniz­ados por ambos porque la comitiva catalana venía a reclamar más competenci­as y funciones para la policía.

A última hora de la mañana empezó y no terminó la declaració­n del comisario Joan Carles Molinero, el primero de todos los que pasarán por la Audiencia Nacional. El fiscal Carballo preguntó una y otra vez de manera nuevamente abrupta y desordenad­a sobre los dispositiv­os de los Mossos previos y durante el referéndum. No entró en contradicc­ión con nada de lo que en su momento contó Trapero y defendió la actuación de los Mossos dentro de un plan conjunto con Policía Nacional y Guardia Civil. Y trató de contextual­izar aquellas acciones con una frase: “Nada empezaba y nada terminaba el 1 de octubre”, advirtió el comisario Molinero.

“Nada empezaba ni nada terminaba el 1 de octubre”, advierte el comisario Molinero al fiscal en su declaració­n

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DANI DUCH Albert Batlle, ayer

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