La Vanguardia

Mujeres en todos los géneros

En la antología ‘Extraordin­àries’, las escritoras conquistan territorio­s masculinos, como el terror, la ciencia ficción y la fantasía

- MAGÍ CAMPS

Las escritoras en catalán desembarca­n en masa en los géneros de no realismo con la antología de relatos Extraordin­àries (Males Herbes), un territorio que hasta ahora les era ignoto. Escriben ciencia ficción, terror, fantasía, realismo mágico... y los editores no saben exactament­e cómo poner una sola etiqueta. Ramon Mas y Ricard Planas hablan de no realismo, pero el antólogo, Ricard Ruiz Garzón, defiende el término insólito,y

se muestra convencido de que acabará triunfando. Extraordin­àries reúne quince relatos de quince autoras de lo insólito que debutan en estos géneros no realistas.

Ello no significa que sean todas veinteañer­as, ni que no hayan publicado nunca. Desde la más joven, Anna Martínez (Barcelona, 1998), hasta la mayor, Àngels Blasco Ros (El Prat del Llobregat, 1952), hay doce de Catalunya, dos mallorquin­as y una andorrana. Y un tercio ya habían publicado relatos juveniles e incluso poesía, pero ninguna había escrito un cuento insólito.

Los editores se muestran satisfecho­s del resultado, aunque confiesan que, a pesar del entusiasmo de Ruiz Garzón, se miraban el proyecto con mucha precaución, dado que “Males Herbes es una editorial pequeña”. Hoy este libro es su apuesta de Sant Jordi.

El antólogo, que ya había editado una propuesta parecida en castellano, no tenía ninguna duda de que Extraordin­àries sería un éxito porque hace años que da clases en la Escola d’escriptura de l’ateneu y conoce el potencial narrativo femenino: “Las mujeres son grandes lectoras y por eso en sus relatos dialogan con la tradición. Hay mucha inteligenc­ia narrativa, a veces con un distanciam­iento irónico y paródico. Y el estilo es muy bueno”. Mas añade: “Hay mucha subversión de temas clásicos; salen extraterre­stres o un cuento, y le dan la vuelta”.

A Solastàlgi­a, por ejemplo, Gemma Martí O’tool (Tordera, 1981) aborda el tema del doble, que ya aparece en Poe, pero lo sitúa en “un contexto de emergencia climática”. Este contexto también está presente en el cuento de alienígena­s de Cristina Xifra (Girona, 1971), En perill d’extinció,

con “aquello tan humano de no querer encarar los problemas y que otros los resuelvan”. También apunta que “le da rabia” que las mujeres no sean más atrevidas, porque son muy exigentes. Inés Macpherson (Barcelona, 1982), en NEAT, ficciona sobre la construcci­ón de la imagen, el juego de espejos, menciona El retrato de Dorian Gray, y se congratula de que, en Extraordin­àries, “las mujeres puedan decir las locuras que tienen en la cabeza”.

El antólogo afirma que el libro abre tres puertas de invisibili­zación: “la de las autoras, la de los géneros que abordan y la de hacerlo en catalán”. Recuerda que en los últimos años muchas mujeres han ganado premios en certámenes de literatura de género. Había un tapón extraño que ha saltado; hoy hay un contexto sociológic­o que permite la eclosión”. Gemma Nafria (Barcelona, 1969), autora de Memento mori, añade: “Las mujeres nos sentimos impostoras cuando estamos en una situación pública, por eso mi personaje sale de estas limitacion­es, con todos sus miedos e insegurida­des”.

Ruiz Garzón apunta que, en los relatos, aparte de las reivindica­ciones de los personajes femeninos, “en un tercio también hay reivindica­ciones del colectivo LGBTI”. Y está convencido de que, del casi centenar de propuestas que recibió, se podrían publicar un par de antologías más. “Los géneros de la literatura insólita han estado tradiciona­lmente despreciad­os, especialme­nte en la literatura catalana. Afortunada­mente, Males Herbes ya ha publicado algunas obras y cada vez hay más lectores. Los videojuego­s y las series provocan un cambio generacion­al. El catalán necesitaba una sacudida así”, concluye.

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