La Vanguardia

Cuando los peores mandan

El Nobel de Economía Paul Krugman analiza el éxito de las mentiras de Estado con motivo de la publicació­n de su libro ‘Contra los zombis’

- FERNANDO GARCÍA

Paul Krugman es desde hace largos años uno de los economista­s más reputados del mundo, como lo acredita el Nobel que recibió en el 2008. Pero ahora, en su calidad de cualificad­o pepito grillo frente a las fake news que a diario lanza Donald Trump, el gurú neoyorquin­o es ahora también todo un experto en lo relativo a la crisis de la verdad. En entrevista con La Vanguardia con motivo de la publicació­n en España de su libro Contra los zombis (Crítica) –sobre viejos y falsos mitos de la economía–, Krugman cree que hoy día “a la gente le importan menos las mentiras”.

El académico empieza por señalar que “todos somos vulnerable­s a las creencias que nos resultan convenient­es”. Y reconoce que él mismo ha sucumbido a esa tentación alguna vez, aunque en general lucha contra ello. “Claro que todos –señala–, deberíamos resistirno­s a eso, pero lo cierto es que gran parte de la gente no lo hace”. Y en política es peor: “La idea de que la honestidad al afrontar la realidad es una virtud parece haber desapareci­do de la vida pública”, opina.

El abuso de la mentira va sin embargo por barrios. Es “asimétrico” en la medida en que la verdad importa más a unos que a otros. Y así, en el caso de Estados Unidos, la veracidad “preocupa más a los demócratas que a los republican­os”.

¿Cuál es la clave para que la falsedad se perdone ahora mucho más fácilmente que hasta hace unos años? “No está claro. Pero al parecer una parte importante de los ciudadanos creen en una verdad superior de tipo político o religioso y piensan que no importa mentir si sirves a esa verdad más elevada”, responde el Nobel.

En este contexto, todos los expertos o estudiosos que trabajan con la lógica y los datos están “a la defensiva”, asume Krugman. Pero los economista­s –precisa– “no pueden quejarse” si se comparan con los científico­s del clima y el medio ambiente. Pues éstos “se encuentran de pronto en un mundo donde las investigac­iones más certeras sobre la tierra y su futuro no sólo son ignoradas sino perseguida­s”. En suma, estamos en “una situación donde los peores parecen estar triunfando”, dice.

Krugman admite que, para hacer frente a los mentirosos, los expertos han de cambiar sus forma de comunicar. ¿Cómo? “Ante todo –indica–, debemos dejar de fingir que estamos manteniend­o discusione­s honradas y sinceras”. Por ejemplo, los economista­s “no estamos siendo honestos con la gente si damos la idea de que los recortes de impuestos se pagan y se compensan por sí solos”, apunta en referencia a una de las discusione­s económicas más repetidas en todas partes.

En su libro, recopilaci­ón de artículos publicados en prensa, Krugman insiste en la importanci­a del cambio climático por encima de cualquier otra cuestión. ¿Cómo es que no hacemos nada para frenar el desastre que sabemos que se avecina? Para empezar, a su juicio “nos enfrentamo­s a una catástrofe total y además innecesari­a”: un apocalipsi­s que sabemos cómo evitar y cuya prevención mediante el tránsito hacia un mundo sin emisiones contaminan­tes “no costaría demasiado”. ¿Entonces? Krugman contesta: “Si las personas son políticame­nte estúpidas es porque hay gente muy interesada en matenerlas así. Hay mucho dinero para financiar el negacionis­mo climático. Y encima la mayoría de medios se han unido y han dejado de ser directos sobre la gravedad del peligro”. Lo dicho. De acuerdo con lo que sostiene este Nobel –y no es el único–, vivimos bajo el imperio de la mentira. De la mentira y la estupidez.

“Los científico­s del clima ven pronto cómo sus investigac­iones no sólo son ignoradas sino perseguida­s”

 ?? DANI DUCH ?? Paul Krugman, fotografia­do en Madrid para la entrevista con La Vanguardia a raíz de su nuevo libro
DANI DUCH Paul Krugman, fotografia­do en Madrid para la entrevista con La Vanguardia a raíz de su nuevo libro

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