Enrique de Inglaterra
Duque de Sussex
Isabel II quiere evitar que su nieto Enrique y su esposa, Meghan, usen el término royal para hacer negocio. De modo que la pareja no podrá utilizar su marca registrada, Royal Sussex, y deberán buscar otro nombre para su organización benéfica. /
Es su nieto favorito, pero Isabel II no le va a poner fácil a Enrique su ansiada vida independiente de la corona británica, sobre todo si el duque de Sussex y su mujer, Meghan, quieren aprovechar su popularidad para hacer caja. Y es que el fantasma de los duques de Windsor aún planea sobre Buckingham. Hace 84 años que Eduardo VIII dejó el trono por Wallis Simpson. Desde entonces, la vida social vacua pero rutilante en su exilio parisino y el uso del apellido Windsor para abrirse puertas –amén de sus filias nazis– jamás dejaron de incomodar a su real familia.
Según el Daily Mail, la reina Isabel II ha prohibido a los duques de Sussex usar la palabra royal en su entramado empresarial –que según ellos se ha creado con fines benéficos– al que van a dedicarse tras renunciar a sus labores representativas. De modo que la pareja, que dejará de representar a la monarquía británica el próximo 31 de marzo, tendrá que olvidarse de utilizar su marca Sussex Royal.
Los Windsor siguen manteniendo largas y complejas conversaciones para encontrar un nuevo encaje para la pareja autoexiliada en Canadá. Las decisiones que se deben tomar no son fáciles porque afectan al modus vivendi de la pareja y a la propia reputación de la corona británica. Según el mencionado diario, fuentes de Buckingham han revelado que Isabel II y altos funcionarios de la Corte acordaron que no es sostenible que la pareja mantenga la palabra royal en su previsiblemente lucrativa marca, sencillamente porque ya no trabajan bajo el amparo del palacio de Buckingham. Las decisiones que se tomen se revisarán pasados 12 meses de su cese representativo.
La pareja registró la marca Sussex Royal antes de anunciar que querían llevar una vida privada, y pretendían atraer empresas en su nueva aventura en solitario. Su página web –que estrenaron para hacer pública su renuncia– y su cuenta de Instagram, con 11,2 millones de seguidores, siguen manteniendo este nombre. Pero si es cierto que la reina ha puesto este veto a los duques de Sussex, estos deberán volver a registrar uno nuevo y contratar otra campaña de marketing para hacerlo reconocible. Y todo después de la inversión millonaria que han hecho para, según los duques, proteger dos denominaciones, Sussex Royal y Sussex Royal the Foundation of the Duke and Duchess of Sussex, ante cualquier tipo de ataque o explotación comercial en hasta cien categorías de artículos, entre ellos de tocador, joyería, equipajes, bolsos, carteras y portaobjetos, complementos deportivos, cervezas y sus derivados y otras bebidas alcohólicas.
Pese a todas las precauciones, varios empresarios particulares se adelantaron a los duques y registraron la misma marca en Estados Unidos, Canadá y en la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, así que no hay mal que por bien no venga si ahora deben cambiarla a petición de Isabel II.
En la web de los duques sigue apareciendo una “actualización” que colgaron el 18 de enero tras anunciar su renuncia: “En línea con la declaración de su majestad la reina, la información sobre los roles y el trabajo del duque y la duquesa de Sussex se actualizará en este sitio web a su debido tiempo. Agradecemos su paciencia...”. Los tira y afloja siguen en palacio, mientras la pareja y su pequeño, Archie, esperan en Canadá.
El príncipe Enrique y Meghan dejarán de representar a la monarquía británica el próximo 31 de marzo