Putin cesa a su consejero más misterioso, Vladislav Surkov
La eminencia gris del Kremlin se ocupaba de negociar la paz en Ucrania
Vladímir Putin ha despedido al que puede haber sido su consejero más secreto, el que mejor se movía entre las sombras del poder y, en cierto sentido, su más valioso estratega, Vladislav Surkov. Conocido como la eminencia gris del Kremlin, este Maquiavelo moderno deja la intriga palaciega a petición propia mientras la prensa de Moscú hace cábalas sobre su futuro.
Según explicó ayer el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, Putin y Surkov se reunieron antes de que éste “fuera relevado de su cargo por deseo propio” el martes por la tarde. Peskov dejó abiertas las principales preguntas: ¿Por qué se va?, ¿va a seguir trabajando en el sector público o en el privado? “No tengo ningún dato sobre dónde va a trabajar en adelante Surkov”, zanjó Peskov.
La creencia más extendida es que
Surkov deja el servicio en el Kremlin debido a un cambio en la política respecto a Ucrania después de que el nuevo presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, haya tomado la iniciativa para intentar solucionar la guerra en el Donbás con un nuevo impulso a los acuerdos de paz de Minsk, firmados en el 2015.
Putin y Zelenski se vieron cara a cara por primera vez el 9 de diciembre en París, durante la cumbre del Cuarteto de Normandía, que con la mediación de Francia y Alemania intenta explorar caminos para resolver la guerra en el este de Ucrania, donde han muerto según la ONU más de 13.000 personas desde su inicio, en abril de 2014. Surkov era el representante principal de Rusia en las conversaciones de paz entre el Gobierno de Kíev y los separatistas prorrusos del este de Ucrania (provincias de Donetsk y Luhansk). Esa tarea ha sido asignada ahora al exviceprimer ministro
Dimitri Kozak. Esta teoría es la que gana más peso porque fue la que expuso hace un mes el politólogo Alexéi Chesnakov, antiguo ayudante y amigo de Surkov, quien ya anunció entonces que el “cardenal gris” del Kremlin iba a dar un paso atrás.
Gleb Pavlovski, asesor de Putin en sus primeros años y uno de los cerebros de sus campañas electorales, aseguró que la salida de Surkov, partidario de una línea dura hacia Kíev, “dará al Kremlin más flexibilidad” en su política hacia Ucrania.
Como la leyenda que le acompaña, Vladislav Surkov es un hombre misterioso desde que en los años 90 entró en el Kremlin y trabajó para asegurar la transición de Borís Yeltsin a Putin. Siempre ha estado en segunda línea, pero ha sido el hombre de las ideas que ha puesto en práctica su príncipe. A él se atribuye haber creado la actual democracia dirigida rusa, el llamado poder vertical del Kremlin o, dicho de otro modo, el putinismo. Surkov estuvo detrás de la formación de varios partidos de cartón, como Rusia Justa y el desaparecido Ródina, creado poco antes de las elecciones parlamentarias del 2003 para restar votos a los comunistas. También se le atribuyen la formación del movimiento juvenil pro Putin Nashi (los nuestros) y la red de medios de comunicación afines al Kremlin.
Surkov protagonizó una sonada dimisión en el 2013 cuando, siendo viceprimer ministro, se fue tras una disputa pública con los fiscales federales sobre una investigación de fraude en Skólkovo, el centro de innovación que quería ser el Silicon Valley ruso. Su salida se interpretó como una derrota de las tesis más liberales de la vertical del poder, representada en el gobierno de Dimitri Medvédev. Cuatro meses después volvió. Por eso, ahora nadie descarta su regreso.
A Vladislav Surkov se le atribuye la creación de la democracia dirigida rusa, o dicho de otro modo, el putinismo