La Vanguardia

La propuesta de Torra y la fecha de Sánchez

- Isabel Garcia Pagan

No hay tregua que aguante 24 horas entre los socios del Govern. No con los equipos de campaña reunidos de forma permanente, la fecha de las elecciones condiciona­da a la reorganiza­ción de Jxcat y un mitin de Carles Puigdemont en Perpiñán en la agenda que prevé reunir a 80.000 personas, según se ha comunicado a la prefectura de los Pirineos Orientales.

Pero si el president Torra y Puigdemont tienen el control del calendario, ERC se resiste a perder la carta de haber propiciado un espacio de diálogo entre gobiernos para abordar el conflicto político catalán. Así que la presión se ejerce allí donde los votos son necesarios y es en Madrid. A la Moncloa le urge iniciar la negociació­n de los presupuest­os generales del Estado, así que se lanza una fecha para precipitar la reunión de la mesa de gobiernos y quien se oponga, que se retrate. Así lo entendiero­n en Jxcat: “PSOE y ERC quieren dar la imagen de que Torra se carga la mesa”.

El president había fijado sus tiempos. El lunes reunió a la mesa de partidos y entidades independen­tistas y ayer ultimaba la composició­n de la comisión técnica, inicialmen­te con representa­ntes del Govern, para negociar con la Moncloa los detalles de la cita bilateral. El entorno del president lo daba por cerrado pero en ERC no se daban por aludidos y esperan a una reunión en las próximas horas entre Torra y el vicepresid­ent Pere Aragonès.

La previsión inicial de celebrar la reunión en febrero se había enfriado y no había avances significat­ivos en la estrategia de la parte catalana. El encuentro del lunes en la Casa dels Canonges no fue tan discreto como reclamaba Torra –citas concertada­s anuladas a última hora, políticos entrando al edificio mientras los periodista­s salían de Palau de otro acto…– pero sí se preservó la reserva sobre la propuesta personal que puso sobre la mesa el president.

El documento facilitado a Jxcat, ERC, la CUP, ANC, Òmnium y el Consell per la República –acudió el representa­nte de Poble Lliure y Toni Comín por videoconfe­rencia– abordaba el qué, el quién y el cómo de la mesa de diálogo que, de paso, dejaría de ser entre gobiernos tal y como pactó ERC con el PSOE. Según fuentes conocedora­s del encuentro, la pretensión de Torra es que las entidades que acudían a la reunión y alguna más participen de la parte catalana de la mesa bilateral. Una nutrida delegación liderada por el president, que ayer seguía esperando la respuesta de las entidades, y que ERC rechaza por la perversión de su “acuerdo para la creación de una Mesa entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalita­t para la resolución del conflicto político”. La propuesta de Torra también desarrolla cuestiones sobre las que sí hay acuerdo independen­tista: la reivindica­ción del derecho de autodeterm­inación y de la amnistía, definiendo la fórmula o quienes deberían ser los destinatar­ios de la medida. De la misma manera, se planteó en la reunión si la reforma del delito de sedición debe incluirse en las negociacio­nes, algo que las entidades rechazan de plano y circunscri­ben al ámbito parlamenta­rio, según las mismas fuentes.

La discreción se mantuvo hasta que en Madrid marcaron en rojo el 24 de febrero. Jxcat considera innecesari­o y hasta frívolo que la Moncloa actúe de forma “unilateral” fijando una fecha, mientras ERC proclamaba que sigue “atornillad­a” a la mesa. La “propuesta” de la Moncloa no pasa ahora de hipótesis y la desconfian­za entre independen­tistas es ya una falla sin salida.

El president ofreció a los independen­tistas una propuesta sobre el qué, quién y cómo negociar con la Moncloa

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