El diálogo debe empezar cuanto antes
La Generalitat, que siguió complacida la campaña “Sit and talk”, y que lleva años pidiendo conversaciones con el Gobierno central, no parece tener ahora prisa para iniciarlas, una vez han sido ya acordadas. Ayer, la Generalitat reaccionó airada a la propuesta del Gobierno al Govern para inaugurar la mesa de diálogo el próximo lunes, día 24. “Lamentamos que la Moncloa haya anunciado una fecha sin un acuerdo previo y sin tener en cuenta la agenda del presidente Torra”. En cambio, el portavoz de ERC en el Congreso se apresuró a aplaudir esa invitación a sentarse “cuanto antes mejor”.
Quizás sea oportuno recordar que la reunión del pasado día 6 entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Quim Torra, terminó con un único acuerdo: celebrar este mes la primera reunión de la mesa de diálogo entre los dos gabinetes. También puede ser oportuno recordar que el martes la portavoz del Govern manifestó que dicha reunión “no corre prisa” y que “el calendario no es una prioridad”. Porque, en su opinión, lo sustancial no es el cuándo, sino el cómo. Y ese cómo incluye la figura del mediador en los encuentros, que la Moncloa rechaza, que ERC no considera imprescindible y que sólo Jxcat insiste todavía en exigir.
Creemos que los factores circunstanciales no deberían ser determinantes para posponer una reunión de la que ambas partes, y también el conjunto del país, esperan beneficios. Lo importante no es el cómo se organiza, sino el qué se va a debatir. Y sobre el qué sí existe consenso entre independentistas.
Dicho lo cual, no es menos cierto que las dos grandes fuerzas soberanistas andan a la greña, que dan por liquidada la legislatura catalana y que marcan perfil propio ante un horizonte de elecciones autonómicas. Y que, al tiempo, eluden cualquier iniciativa que pudiera presentarse a posteriori como una ruptura del bloque independentista –de hecho, ya fracturado– y serles achacada.
Por todo ello, los aspectos grotescos de la actual coyuntura empiezan a imponerse ya a los de cualquier otro orden. La realidad nos dice que hay un conflicto político entre la Generalitat y el Estado y que ambas instituciones lo saben, tanto es así que han pactado, no sin dificultades, una mesa de diálogo, ya que perseverar en el conflicto es perjudicial para todos. Pues bien, a pesar de eso, y de no haber descartado del todo ir a la reunión del 24, la Generalitat presidida por Quim Torra parece dispuesta a demorar el inicio de las conversaciones. ¿Por qué? Acaso porque Jxcat, sin candidato para las catalanas ni interés en facilitar la aprobación del presupuesto español, quiere ganar tiempo. Es decir, porque en esta tesitura, incapaz de aportar propuestas de futuro colectivo, sigue barajando un bloqueo que nada resolverá y que debe dejarse atrás para abrir el diálogo ya.
Los aspectos grotescos de la actual coyuntura empiezan a imponerse a los de cualquier otro orden