Ningún país protege adecuadamente la salud infantil
Degradación ecológica y publicidad nociva, amenazas graves y directas para su desarrollo
Degradación ecológica, desigualdad y publicidad agresiva y perniciosa son amenazas directas para la infancia. Ningún país está protegiendo adecuadamente la salud de los niños ni su medio ambiente y su futuro. Así lo indica un informe publicado por una comisión formada por más de 40 expertos en salud de niños y adolescentes promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef y The Lancet.
El informe, titulado A Future for the World’s Children? (¿Qué futuro les espera a los niños del mundo?) concluye que la salud y el futuro de los niños y adolescentes del mundo se encuentra bajo la amenaza inmediata por la degradación ecológica, el cambio climático y las prácticas de comercialización explotadoras. Entre sus efectos está empujar a los niños a consumir comida rápida muy procesada, bebidas azucaradas, alcohol y tabaco.
“A pesar de las mejoras en la salud de los niños y los adolescentes en los últimos 20 años, los progresos se han estancado y están a punto de revertirse”, declara la ex primera ministra de Nueva Zelanda y copresidenta de la citada comisión,
Helen Clark. Se estima que alrededor de 250 millones de niños menores de cinco años de países con ingresos bajos y medios corren el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo, debido a los factores que influyen sobre el retraso de su crecimiento y conducen a su pobreza.
El informe incorpora un nuevo índice mundial de 180 países, en el que se compara el comportamiento de esos países en ámbitos como la protección infantil –con medidas relativas a la supervivencia y el bienestar infantil como la salud, la educación y la nutrición–, la sostenibilidad –con un indicador relativo a las emisiones de gases de efecto invernadero– y la equidad o las diferencias de ingresos. España ocupa la posición 17 en el ranking.
El informe admite que, aunque los países más pobres deben hacer más para proteger la salud de los niños, el exceso de emisiones de carbono –procedentes de manera desproporcionada de los países más ricos– amenazan el futuro de todos los niños.
Si no se logra frenar al calentamiento global –y éste registra aumentos de 4°C para el año 2100, como señalan algunas proyecciones–, las consecuencias serían devastadoras para la salud de los niños. El aumento del nivel de los océanos, las olas de calor, la proliferación de enfermedades como el paludismo y el dengue, y la desnutrición afectarían especialmente a los menores.
“Desde la crisis climática hasta la obesidad y las prácticas comerciales nocivas, los niños de todo el mundo tienen que enfrentarse a amenazas que eran inimaginables hace apenas unas pocas generaciones”, dijo Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
El informe alerta sobre la clara amenaza que suponen para los niños las prácticas de comercialización nocivas.
Los datos muestran que los niños de algunos países (como en Estados Unidos) ven hasta 30.000 anuncios en televisión en un año. Asimismo, en EE.UU. la exposición de los jóvenes a los anuncios de vapeo (cigarrillos electrónicos) aumentó en más del 250% en dos años, afectando a más de 24 millones de jóvenes.
El profesor Anthony Costello indica en ese punto que la autorregulación de la industria “ha fracasado”. Diversos estudios realizados en Australia, Canadá, México, Nueva Zelanda y Estados Unidos, entre muchos otros, han demostrado que la autorregulación no ha obstaculizado la capacidad comercial de hacer publicidad para los niños”.
Así, a pesar de las promesas, en Australia los espectadores infantiles y adolescentes siguen expuestos
Niños y jóvenes ven millones de anuncios de tabaco, alcohol, bebidas azucaradas...
El número de menores obesos pasó de 11 millones en 1975 a 124 millones en el 2016
a 51 millones de anuncios de alcohol en tan solo un año en las retransmisiones por televisión de partidos de fútbol, cricket y rugby.
Y este panorama podría ser mucho peor, pues existen pocos datos y cifras sobre la enorme expansión de la publicidad en las redes sociales y los algoritmos dirigidos a nuestros niños. Cierta publicidad ajena a la protección de la infancia hace estragos. La exposición de los niños a la comercialización de comida basura y bebidas azucaradas se asocia con la compra de alimentos poco saludables así como al sobrepeso y la obesidad. De esta manera, se vincula la comercialización agresiva con el alarmante aumento de la obesidad infantil.
El número de niños y adolescentes obesos aumentó de 11 millones en 1975 a 124 millones en el 2016, es decir, se multiplicó por 11, con costos individuales y sociales muy elevados.
El índice muestra que los niños de Noruega, la República de Corea y los Países Bajos tienen las mejores posibilidades de supervivencia y bienestar, mientras que los niños de la República Centroafricana, Chad, Somalia, Níger y Mali tienen las peores perspectivas.
Sin embargo, cuando se toman en consideración las emisiones de CO2 por habitante, los países que antes iban en cabeza ahora van a la zaga. Noruega ocupa el puesto 156, la República de Corea el 166 y los Países Bajos el 160.
Cada uno de estos tres países emite un 210% más de CO2 por habitante que lo que le permitirá la meta fijada para el 2030. Estados Unidos, Australia y Arabia Saudí están entre los diez países que generan más emisiones.
Los únicos países en camino de cumplir las metas relativas a las emisiones de CO2 por habitante para el 2030 que también tienen un desempeño correcto respecto a la protección a la infancia son: Albania, Armenia, Granada, Jordania, Moldavia, Sri Lanka, Túnez, Uruguay y Vietnam.
Para proteger a los niños, los autores de la comisión piden planes para reducir las emisiones de CO2 con la mayor urgencia y situar a los niños y los adolescentes en el centro de los esfuerzos de un desarrollo perdurable. Asimismo, se reclama la puesta en marcha de nuevas políticas e inversiones en todos los sectores para trabajar en pro de la salud y los derechos de los niños, tener en cuenta las opiniones de los niños en las decisiones políticas y endurecer la reglamentación nacional de las prácticas de comercialización nocivas. “Ha llegado el momento de replantearse la salud infantil, de modo que se sitúe a los niños y su bienestar en lo más alto de la agenda de desarrollo de todos los gobiernos y por encima de todas las consideraciones”, reivindica Henrietta Fore.