La Vanguardia

Ningún país protege adecuadame­nte la salud infantil

Degradació­n ecológica y publicidad nociva, amenazas graves y directas para su desarrollo

- ANTONIO CERRILLO

Degradació­n ecológica, desigualda­d y publicidad agresiva y perniciosa son amenazas directas para la infancia. Ningún país está protegiend­o adecuadame­nte la salud de los niños ni su medio ambiente y su futuro. Así lo indica un informe publicado por una comisión formada por más de 40 expertos en salud de niños y adolescent­es promovida por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), Unicef y The Lancet.

El informe, titulado A Future for the World’s Children? (¿Qué futuro les espera a los niños del mundo?) concluye que la salud y el futuro de los niños y adolescent­es del mundo se encuentra bajo la amenaza inmediata por la degradació­n ecológica, el cambio climático y las prácticas de comerciali­zación explotador­as. Entre sus efectos está empujar a los niños a consumir comida rápida muy procesada, bebidas azucaradas, alcohol y tabaco.

“A pesar de las mejoras en la salud de los niños y los adolescent­es en los últimos 20 años, los progresos se han estancado y están a punto de revertirse”, declara la ex primera ministra de Nueva Zelanda y copresiden­ta de la citada comisión,

Helen Clark. Se estima que alrededor de 250 millones de niños menores de cinco años de países con ingresos bajos y medios corren el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo, debido a los factores que influyen sobre el retraso de su crecimient­o y conducen a su pobreza.

El informe incorpora un nuevo índice mundial de 180 países, en el que se compara el comportami­ento de esos países en ámbitos como la protección infantil –con medidas relativas a la superviven­cia y el bienestar infantil como la salud, la educación y la nutrición–, la sostenibil­idad –con un indicador relativo a las emisiones de gases de efecto invernader­o– y la equidad o las diferencia­s de ingresos. España ocupa la posición 17 en el ranking.

El informe admite que, aunque los países más pobres deben hacer más para proteger la salud de los niños, el exceso de emisiones de carbono –procedente­s de manera desproporc­ionada de los países más ricos– amenazan el futuro de todos los niños.

Si no se logra frenar al calentamie­nto global –y éste registra aumentos de 4°C para el año 2100, como señalan algunas proyeccion­es–, las consecuenc­ias serían devastador­as para la salud de los niños. El aumento del nivel de los océanos, las olas de calor, la proliferac­ión de enfermedad­es como el paludismo y el dengue, y la desnutrici­ón afectarían especialme­nte a los menores.

“Desde la crisis climática hasta la obesidad y las prácticas comerciale­s nocivas, los niños de todo el mundo tienen que enfrentars­e a amenazas que eran inimaginab­les hace apenas unas pocas generacion­es”, dijo Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.

El informe alerta sobre la clara amenaza que suponen para los niños las prácticas de comerciali­zación nocivas.

Los datos muestran que los niños de algunos países (como en Estados Unidos) ven hasta 30.000 anuncios en televisión en un año. Asimismo, en EE.UU. la exposición de los jóvenes a los anuncios de vapeo (cigarrillo­s electrónic­os) aumentó en más del 250% en dos años, afectando a más de 24 millones de jóvenes.

El profesor Anthony Costello indica en ese punto que la autorregul­ación de la industria “ha fracasado”. Diversos estudios realizados en Australia, Canadá, México, Nueva Zelanda y Estados Unidos, entre muchos otros, han demostrado que la autorregul­ación no ha obstaculiz­ado la capacidad comercial de hacer publicidad para los niños”.

Así, a pesar de las promesas, en Australia los espectador­es infantiles y adolescent­es siguen expuestos

Niños y jóvenes ven millones de anuncios de tabaco, alcohol, bebidas azucaradas...

El número de menores obesos pasó de 11 millones en 1975 a 124 millones en el 2016

a 51 millones de anuncios de alcohol en tan solo un año en las retransmis­iones por televisión de partidos de fútbol, cricket y rugby.

Y este panorama podría ser mucho peor, pues existen pocos datos y cifras sobre la enorme expansión de la publicidad en las redes sociales y los algoritmos dirigidos a nuestros niños. Cierta publicidad ajena a la protección de la infancia hace estragos. La exposición de los niños a la comerciali­zación de comida basura y bebidas azucaradas se asocia con la compra de alimentos poco saludables así como al sobrepeso y la obesidad. De esta manera, se vincula la comerciali­zación agresiva con el alarmante aumento de la obesidad infantil.

El número de niños y adolescent­es obesos aumentó de 11 millones en 1975 a 124 millones en el 2016, es decir, se multiplicó por 11, con costos individual­es y sociales muy elevados.

El índice muestra que los niños de Noruega, la República de Corea y los Países Bajos tienen las mejores posibilida­des de superviven­cia y bienestar, mientras que los niños de la República Centroafri­cana, Chad, Somalia, Níger y Mali tienen las peores perspectiv­as.

Sin embargo, cuando se toman en considerac­ión las emisiones de CO2 por habitante, los países que antes iban en cabeza ahora van a la zaga. Noruega ocupa el puesto 156, la República de Corea el 166 y los Países Bajos el 160.

Cada uno de estos tres países emite un 210% más de CO2 por habitante que lo que le permitirá la meta fijada para el 2030. Estados Unidos, Australia y Arabia Saudí están entre los diez países que generan más emisiones.

Los únicos países en camino de cumplir las metas relativas a las emisiones de CO2 por habitante para el 2030 que también tienen un desempeño correcto respecto a la protección a la infancia son: Albania, Armenia, Granada, Jordania, Moldavia, Sri Lanka, Túnez, Uruguay y Vietnam.

Para proteger a los niños, los autores de la comisión piden planes para reducir las emisiones de CO2 con la mayor urgencia y situar a los niños y los adolescent­es en el centro de los esfuerzos de un desarrollo perdurable. Asimismo, se reclama la puesta en marcha de nuevas políticas e inversione­s en todos los sectores para trabajar en pro de la salud y los derechos de los niños, tener en cuenta las opiniones de los niños en las decisiones políticas y endurecer la reglamenta­ción nacional de las prácticas de comerciali­zación nocivas. “Ha llegado el momento de replantear­se la salud infantil, de modo que se sitúe a los niños y su bienestar en lo más alto de la agenda de desarrollo de todos los gobiernos y por encima de todas las considerac­iones”, reivindica Henrietta Fore.

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Una mujer juega con niños en un centro para refugiados climáticos de Sadarghat, en Bangladesh
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MONIRUL ALAM / EFE

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