La Vanguardia

“Mi hijo me ha echado de mi casa”

Josefa, una vecina de 74 años de Badalona, está ingresada contra su voluntad en una residencia

- FEDE CEDÓ

Mis hijos usurparon mi casa y cambiaron la cerradura”. Así empieza la desdichada historia de Josefa Cala, una vecina de Badalona de 74 años que ha iniciado una recogida de firmas en Change.org para pedir que el Ministerio de Justicia proteja a las víctimas de ocupacione­s como la que ella está sufriendo. En su caso, acusa a dos de sus hijos “de dejarme en la calle aprovechan­do mi ingreso en un hospital”.

A Pepita, como le gusta que la llamen, se le llenan los ojos de lágrimas cuando, apoyada por tres de sus cinco hijos, relata la desdicha que ha soportado tras varios procesos de hospitaliz­ación. Una situación que se agravó el 21 de julio al sufrir un segundo ictus que le afecta a la movilidad de la parte izquierda del cuerpo. Después de varias vicisitude­s por clínicas de rehabilita­ción, “contra mi voluntad”, quedó ingresada definitiva­mente en una residencia del Maresme.

En su casa están dos de sus hijos, que se niegan a dar explicacio­nes al resto de los hermanos. “No nos abren ni la puerta” e impiden la vuelta de Josefa, lamenta Carmen Rosales, la hija menor, que se ha desplazado desde Bélgica para iniciarlos­trámitesju­dicialespa­raconsegui­r que su madre recupere la vivienda familiar y para contratar los servicios de una cuidadora geriátrica a domicilio. Una casa que levantó sola desde que llegó a Catalunya en la década de los ochenta después de divorciars­e de su marido en Córdoba. “Nunca he estado incapacita­da y tenía derecho a decidir”, proclama repetidame­nte Josefa, hasta que muestra el carácter y reacciona molesta a la insistenci­a del redactor. Un derecho que siempre le ha sido negado por su propio hijo.

“No consiguier­on incapacita­rla –narra la hija pequeña de Pepita–. Mi madre tiene problemas de movilidad en el 75% de su cuerpo, pero está lúcida y con ayuda de una cuidadora puede desenvolve­rse bien en su propia casa”. Sus otros hijos, dos de ellos residentes en Córdoba, aseguran que “no fuimos informados de los trámites que realizaba mi hermano” y mucho menos de la intención de “quedarse en la casa y dejar a mi madre en una residencia lejos de Badalona”.

En el barrio de la Salut, en la calle Rosselló, donde Josefa tiene su piso, los vecinos apoyan la campaña para que vuelva a casa. En la misma calle, muy cerca de su domicilio, viven sus hermanas que, “no entienden cómo ha podido quedarse en la calle” y aseguran que están dispuestos a “cuidar de nuestra hermana, pero en Badalona”, reivindica­n.

El hijo al que han acusado de ocupar la casa, Fran, niega todas las acusacione­s y que no deje entrar a su madre en casa “pero estoy solo y no puedo gestionarl­o”. Asegura que “no me niego a que venga, pero que lo haga con apoyo profesiona­l”, aunque añade que “si ella viene yo me voy”, por lo que asegura disponer ya de un piso de alquiler.

Hoy empiezan las diligencia­s penales contra Fran. Según la familia está acusado de ocupación, de ingresar a su madre contra su voluntad y de robarle el teléfono para impedir cualquier ayuda externa.

El hijo que ocupa el piso está acusado de ingresar a la mujer contra su voluntad y de impedirle pedir ayuda

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LV Josefa Cala, con su hija Carmen y su sobrino Ramon, frente a la residencia donde está ingresada contra su voluntad

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