Generación Guillem
Guillem Agulló fue asesinado en Montanejos (Alt Millars), la madrugada del 11 de abril de 1993. Él y sus amigos fueron atacados por unos fascistas y aquella noche fueron detenidos. Los agresores, no. El de la puñalada mortal estuvo cuatro años en la cárcel. Los otros, no. Guillem Agulló era nadador, y era un antifascista revolucionario. Pero la justicia no supo ver ningún móvil político en su muerte. De aquel hecho, hace 27 años, nació lo que hoy se conoce como “generación Agulló”, la gente que sigue luchando contra el fascismo, contra la impunidad que se practicó desde los estamentos jurídicos y policiales, y para que no haya más muertes inútiles como la de Guillem, como recordaron ayer sus padres, Guillem y Carme, en la biblioteca Jaume Fuster de Barcelona.
La razón del encuentro fue que la escritora Núria Cadenes presentaba Guillem (Amsterdam), una novela de no ficción que reconstruye aquellos hechos, y Carlos Marques-marcet proyectó una escena de la película
La mort de Guillem.
Oficiaba de moderador el periodista y activista David Fernàndez, que es quien tendrá que pagar la paella. Los participantes se jugaron que el primero que llorara pagaría una. Cadenes hizo lo imposible por ser contenida, y lo consiguió como lo ha hecho en el libro: “Acepté el encargo pero entonces vino el qué y el cómo. Me bloqueé hasta que, a fuerza de hablar con los padres, me di cuenta de que tenía que darles la voz a ellos, y reproduje algunos documentos para mostrar la realidad tal como fue”.
Marques-marcet también relató las dificultades para presentar la figura de Guillem en la película, cuyo protagonista recibió amenazas. El fascismo no se detiene pero, como dicen los convocantes, la lucha continúa. La madre está convencida de que gana la vida, y el padre, que se mostró dispuesto a perdonar, dijo que un amigo suyo, “con más mala leche que yo”, le dijo: “Nunca te pedirán perdón”.