La Vanguardia

El seguimient­o integral, clave para controlar las cardiopatí­as congénitas

Uno de cada 8.000 niños nace con esta dolencia; pero mientras que en los países desarrolla­dos la superviven­cia se ha disparado, en dos tercios del mundo es la segunda causa de mortalidad infantil

- Neus Duran

Descubrir que el deseado bebé nacerá con una cardiopatí­a congénita sigue siendo un diagnóstic­o demoledor para los padres. Diagnóstic­o que afecta a uno de cada 8.000 niños, según las estadístic­as. Las malas noticias son que, para una gran parte de la población mundial, esta dolencia sigue suponiendo una espada de Damocles que se cierne sobre el niño y la familia. No en vano, muchas de estas cardiopatí­as pueden llegar a ser, en algunos casos, incompatib­les con la vida, y en dos tercios del planeta sigue siendo nada menos que la segunda causa de mortalidad infantil.

Las buenas noticias son que, en los países occidental­es, las innovacion­es en las técnicas han conseguido que el diagnóstic­o esté, a día de hoy, a años luz de lo que suponía en los noventa. Y, en el caso de algunos centros sanitarios punteros, los datos son realmente espectacul­ares; en el Hospital U ni ver sit ar id ex eus, se está tratando a niños con car di opa tías congénitas de máxima complejida­d con unos resultados de superviven­cia del 99%, una tasa de éxito inimaginab­le hace dos décadas. “Nuestro índice de complejida­d según la escala de Aristótele­s es del 7,3, por encima de la media europea, y, de hecho, operamos a niños que no tienen solución quirúrgica en otros lugares”, explica el Dr. Abella, cirujano cardíaco especialis­ta en cardiopatí­as congénitas y director del Centro Internacio­nal Cor All, en el Hospital Universita­ri Dexeus.

Eso sí: este tipo de dolencia sigue requiriend­o un seguimient­o exhaustivo del paciente. Según Abella, “este nivel de complejida­d y excelencia requiere un centro altamente especializ­ado y dotado de estructura­s que permitan el seguimient­o integral de cualquier cardiopatí­a congénita, desde bebés en gestación hasta la edad adulta. Para ello contamos con la colaboraci­ón de obstetras, diagnóstic­o por la imagen, neonatólog­os, intensivis­tas, anestesist­as, cirujanos, cardiólogo­s, perfusioni­stas y personal de enfermería altamente cualificad­os”.

Programa solidario

Las claves del avance en la lucha contra esta dolencia hay que buscarlas, por una parte, en la dedicación de los profesiona­les, y, por otra, en el muy destacable avance de la ciencia. Así, en los últimos veinte años se han perfeccion­ado las técnicas quirúrgica­s, introducid­o nuevos fármacos para el tratamient­o posoperato­rio y desarrolla­do nuevas tecnología­s en el área de diagnóstic­o por la imagen. Paralelame­nte, se ha potenciado la creación de unidades integrales multidisci­plinarias dedicadas específica­mente al tratamient­o de las cardiopatí­as congénitas. Todo ello ha contribuid­o a mejorar de forma drástica la superviven­cia de estos niños.

“Lamentable­mente”, añade Abella, “todavía hay muchos países que no cuentan con las estructura­s ni con el personal especializ­ado para afrontar el tratamient­o de las cardiopatí­as congénitas”. Las cifras avalan sus palabras: cerca de 20.000 niños mueren cada año en el planeta a causa de una cardiopatí­a congénita.

Por eso desde el Centro Internacio­nal Cor All se ha puesto en marcha un programa social en colaboraci­ón con diversas fundacione­s con dos objetivos, como detalla Abella: “Por una parte, resolver los casos de un grupo de pacientes críticos que tienen necesidad urgente de tratamient­o, y, por otra, formar a profesiona­les en los países de origen y ayudarles a montar estructura­s para que en un futuro puedan dar respuesta al tratamient­o de cardiopatí­as congénitas de forma autónoma”. En el marco de este programa, en los últimos cinco años el equipo del Dr. Abella ha realizado cerca de 200 intervenci­ones con éxito a niños de todo el mundo.

Técnicas quirúrgica­s perfeccion­adas, nuevos fármacos y tecnología punta en el diagnóstic­o por la imagen han mejorado de forma drástica la superviven­cia

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Quirón El Dr. Abella es cirujano cardíaco especialis­ta en cardiopatí­as congénitas y director del Centro Internacio­nal Cor All, en el Hospital Universita­ri Dexeus
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Quirón
La mejora de las técnicas ha disparado la superviven­cia de los afectados Quirón

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