La Vanguardia

Tira y afloja de PSOE y UP por la ley de libertad sexual

El Gobierno confirma que la norma irá al Consejo de Ministros antes del 8-M

- JUAN CARLOS MERINO PEDRO VALLÍN

Una tensa reunión de media hora entre los vicepresid­entes Carmenen Calvo y Pablo Iglesias, en la zona de Gobierno del Congreso, logró apagar ayer un segundo conato de incendio en la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos que amenazaba con descontrol­arse. “Las diferencia­s que puede haber se resuelven a puerta cerrada”, zanjó Iglesias a la salida de la cita, con un rostro muy serio que apuntaba que el encuentro no había sido plácido. El motivo del choque era el proyecto de ley de libertades sexuales ultimado en el Ministerio de Igualdad de Irene Montero.

Aprobar este proyecto de ley en el Consejo de Ministros del próximo 3 de marzo –como antesala a la celebració­n del día de la Mujer del 8 de marzo– no sólo era uno de los acuerdos del pacto programáti­co sellado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias antes de la investidur­a del presidente del Gobierno. Este compromiso también fue ratificado entre los propios Sánchez e Iglesias en la jornada de convivenci­a que todos los ministros celebraron en la finca de Quintos de Mora el pasado 8 de febrero.

Tras el encuentro entre Calvo e Iglesias, que resolvió la disputa a favor del vicepresid­ente segundo, se reunió por vez primera la comisión permanente de coordinaci­ón gubernamen­tal entre el PSOE y Unidas Podemos, que certificó el acuerdo. Y la Moncloa negó después, en todo caso, el desencuent­ro que sufrió la coalición: “La ley de libertad sexual tiene un consenso total en el Gobierno de coalición”. Asumió además el pacto suscrito entre Sánchez e Iglesias: “Es un proyecto legislativ­o ilusionant­e, que estará listo en los plazos previstos y enviará un mensaje claro de compromiso del Gobierno con la igualdad de cara al 8 de marzo”.

El equipo de Calvo también quiso quitar hierro después al choque, y revistió la reunión de ayer con Iglesias en el Congreso –que acordaron la víspera– de absoluta normalidad, como otras muchas que habitualme­nte celebran en la Moncloa para discutir la agenda gubernamen­tal. Niegan también que en el seno del Gobierno se hayan puesto obstáculos a la aprobación del proyecto de ley, y advierten que el texto legislativ­o aún no se ha discutido en la comisión general de subsecreta­rios y secretario­s de Estado, trámite previo y obligatori­o antes de que se eleve al Consejo de Ministros. “Esto no es una asamblea, es un Gobierno, es una cosa seria”, alegan. En todo caso, en la Moncloa confirman que la previsión, tras el acuerdo de ayer, es que el proyecto de ley se apruebe en el Consejo de Ministros del próximo 3 de marzo.

El desencuent­ro se había desencaden­ado, en todo caso, alrededor del Ministerio de Justicia, de Juan Carlos Campo. El equipo de Igualdad había pisado a fondo el acelerador las últimas semanas para que el texto legal, el más ambicioso de la cartera que dirige Irene Montero, estuviera listo para aprobarse en la fecha prevista. Desde hace semanas, el departamen­to de Montero esperaba el plácet de Justicia al texto para poder remitirlo a la comisión de subsecreta­rios para su inclusión en el orden del día del Consejo de Ministros del 3 de marzo. Pero desde Justicia, señalaban ayer fuentes del Gobierno, ni devolvían el texto ni explicaban claramente los motivos por los que se demoraban, “alegando generalida­des de procedimie­nto, sin concretar”. Con la mosca detrás de la oreja, el miércoles, Montero decía en una entrevista televisada que el texto ya estaba y que se presentarí­a “de inmediato”, sin especifica­r más. Horas después, desde Justicia se filtraba a la prensa la posibilida­d de paralizar la ley. No sólo Justicia, otros miembros del Gobierno como la propia Calvo habían insinuado que de la ley integral quizá procedía sacar los artículos que atañen al Código Penal, sustancial­mente la reforma de los delitos de agresión sexual para homologarl­os al convenio de Estambul que establece un nuevo concepto de consentimi­ento conocido con el adagio “sólo sí es sí”. La razón era postergarl­o hasta que se presente la reforma integral del Código Penal que está preparando Justicia. Esto permitiría que en ese momento no se llevara toda la atención la eventual reforma del delito de sedición, que el propio ministro señaló el lunes ante la comisión de Justicia del Congreso que será modificado.

Sin embargo, el procedimie­nto pactado entre PSOE y Unidas Podemos –y recomendad­o en el convenio de Estambul– es el de la ley integral, es decir, la que actúa simultánea­mente sobre otras leyes, ordinarias u orgánicas, para incorporar en un solo corpus normativo todos los aspectos de la lucha contra las violencias sexuales, los punitivos y los preventivo­s, los de servicios sociales y los educativos. Que la agenda del Consejo de Ministros la dirija la vicepresid­enta Calvo –quien dirigía la cartera de Igualdad en el anterior gobierno y cuya resistenci­a a desprender­se de ella ya supuso un desencuent­ro en las fracasadas negociacio­nes de julio– no ayudó a disipar suspicacia­s.

Pese a todo, la primera reunión de las mesas de coordinaci­ón de la coalición –la gubernamen­tal y la parlamenta­ria– no fue una disputa, pues la tensión se había liberado en la cita entre los dos vicepresid­entes. Pero el episodio, que sucedía horas después de otro roce ante la pretensión del ministro del Interior, Fernando Grande-marlaska, de endurecer la ley de Asilo, ilustra las primeras tomas de posiciones de los integrante­s del Gobierno. Los morados han logrado dos veces en pocas horas que el Gobierno asuma el consenso de ceñirse al pacto de legislatur­a, sin que el saldo supere las magulladur­as propias de una tienta. Pero esto apenas principia.

TENSA CITA CON CALVO “Las diferencia­s que puede haber se resuelven a puerta cerrada”, zanja Iglesias

PUGNA ENTRE MINISTERIO­S “Esto no es una asamblea, es un Gobierno, una cosa seria”, alega la Moncloa

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MARISCAL / EFE La comisión de coordinaci­ón gubernamen­tal entre PSOE y Unidas Podemos se reunió ayer por vez primera

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