Bloomberg sale magullado de su primer debate con los demócratas
Sanders reivindica su gran capacidad de movilización para derrotar a Trump
La imagen de político solvente, seguro de sí mismo y bien relacionado con la gran familia demócrata que muchos estadounidenses habían visto en los omnipresentes anuncios televisivos como toda tarjeta de presentación de la candidatura de Michael Bloomberg se desmoronó anteanoche en directo ante millones de telespectadores.
Sus rivales a la nominación presidencial no tardaron ni un minuto en darle una descarnada bienvenida a su primer debate, celebrado en Las Vegas en un momento crucial para algunas campañas, al reprocharle de inmediato la actuación de la policía de Nueva York durante su mandato como alcalde, las quejas por acoso y discriminación de varias mujeres, su opacidad fiscal o sus donaciones a políticos republicanos que diseñaron un sistema tributario para superricos como él, dueño de la novena fortuna mundial.
“Para ganar a Donald Trump vamos a necesitar la mayor participación electoral de la historia de Estados Unidos” y eso “no lo vamos a conseguir” con un candidato como Bloomberg, disparó el senador Bernie Sanders, líder incontestable de la carrera en estos momentos, que espera hacer una nueva demostración de fuerza este sábado en los caucus de Nevada. “Nuestro movimiento une a la clase trabajadora, a los blancos y los negros, los latinos, los indígenas, los americanos de origen asiático... Nuestro programa funciona para todos, no sólo para la clase multimillonaria”, aseveró.
“Déjenme hablar de la persona con la que competimos: un millonario que llama ‘viejas gordas’ y ‘lesbianas cara de caballo’ a las mujeres, y no estoy hablando de Trump sino de Bloomberg”, lanzó la senadora Elizabeth Warren como arranque de una sensacional actuación en un debate con el que espera remontar su candidatura. “Los demócratas correríamos un enorme riesgo si quisiéramos sustituir un millonario arrogante por otro”.
El empresario arrancó fuerte poniendo sobre la mesa algo que ningún otro candidato se había atrevido a decir tan a las claras: “No creo que haya ninguna posibilidad de que el senador [Sanders] gane al presidente. Si finalmente es el candidato, tendremos cuatro años más de Trump”, vaticinó Bloomberg, citando como riesgo la reforma sanitaria del líder socialista, que aspira a crear un sistema público como el de otros países desarrollados.
A partir de ahí, todo fue cuesta abajo para Bloomberg. La política de stop and frisk (parar y cachear) practicada por la policía de Nueva York, que penalizó a negros y latinos, es una de las mayores vulnerabilidades de su candidatura, pero Bloomberg llegó al plató –su primer debate desde el 2009– en baja forma y mal preparado. La mención a las denuncias por sexismo lo dejaron casi sin habla. “Espero que hayan oído su defensa: ‘Sólo fui agradable con algunas mujeres’, dice”, le afeó Warren, que le preguntó por los acuerdos de confidencialidad firmados con exempleadas por supuestas agresiones sexuales y discriminación laboral. “¿Cuántos son ‘unos cuántos’?”, insistió. “Pocas llegaron a acusarme… Quizás no le gustó algún chiste que les hice”, respondió dubitativo él. “¿Si quieren hablar, las dejaría?”, le retó Warren. “Esos acuerdos se hicieron de forma consensuada y todo el mundo esperaba que se mantuvieran en privado”, concluyó Bloomberg.
A diferencia del resto de candidatos, el empresario no saltará a la carrera hasta el supermartes de marzo, cuando se reparte el 40% de los delegados en juego. La saturación del campo demócrata puede llevar a que ningún candidato tenga la mayoría necesaria para ganar la nominación pero, a su juicio, son los otros rivales de Sanders los que deben tirar la toalla. Bloomberg está financiando su campaña exclusivamente con su fortuna personal y asegura que llegará hasta el final.
Pete Buttigieg dejó claro que considera a los dos igual de divisivos. “No deberíamos tener que elegir entre alguien que quiere acabar con su partido y alguien que quiere comprarlo”, recalcó Buttigieg, que se reservó algunos ataques que rozaron lo personal para Amy Klobuchar, que le disputa el espacio del centro en el que creen que se encuentra la clave para batir a Trump. Sin un candidato fuerte, la ventaja es sin embargo para Sanders.
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