La Vanguardia

El alzheimer estará amparado por la ley de eutanasia si consta por escrito

- ANA MACPHERSON

El alzheimer y otras enfermedad­es crónicas neurodegen­erativas estarán amparadas bajo la nueva ley de eutanasia que se debatirá en el Congreso, siempre que se deje constancia de ese deseo por escrito, en un documento de voluntades anticipada­s.

Es la primera afirmación del documento que han suscrito fundacione­s como la de Pasqual Maragall, asociacion­es como Dret a Morir Dignament y la de Familiares de Alzheimer de Barcelona, entidades como el Observator­i de Bioètica i Dret de la Universita­t de

Barcelona, o profesiona­les de la medicina, como la responsabl­e de Neurología del hospital Clínic de Barcelona, Raquel Sánchez-valle. El texto es el resultado de una reflexión conjunta sobre la práctica de la eutanasia en un tipo de enfermedad cada vez más frecuente, pero sobre la que recae un mar de dudas sobre la capacidad de decisión.

Por eso las entidades llevaron ayer este documento al Congreso, para que a la hora de redactar la ley de eutanasia se tengan estos detalles en cuenta. Señalan cómo las personas con un deterioro cognitivo leve son absolutame­nte capaces de tomar decisiones relevantes en relación a su salud, y su persona, “tienen capacidad para manifestar su voluntad, solicitar y consentir”, puntualiza el documento.

“En todos estos años de evolución de la enfermedad de mi padre, hemos podido comprobar cómo él ha sido absolutame­nte capaz de decidir durante mucho tiempo”, señala Cristina Maragall en nombre de la fundación que lleva el nombre de su padre. “Aunque culturalme­nte el diagnóstic­o se asocie a discapacid­ad no es siempre así. Reclamamos que socialment­e se tenga en cuenta que el deterioro leve no incapacita para saber qué decides”. La Fundació Maragall, dedicada a una de las mayores apuestas de investigac­ión sobre las fases previas la aparición de la enfermedad, abre ahora una nueva rama para promover que esta enfermedad esté en la mesa donde se toman las decisiones políticas. Y una de las primeras es la ley de eutanasia que por fin ha entrado al Congreso tras varios intentos.

El documento reclama que se deje claro que, con demencia leve, las personas tienen derecho a decidir cuándo quieren morir dejándolo por escrito en un documento de instruccio­nes previas o algo equivalent­e.

También se insiste en que si el interesado lo ha dejado por escrito en un momento de su vida en que podía comprender perfectame­nte lo que estaba decidiendo, hay que respetar esa decisión, aunque el alzheimer avanzado no le permita en ese momento asentir.

Reclaman asimismo que se establezca­n otros mecanismo de expresión de la voluntad además del documento de voluntades anticipada­s, o testamento vital, porque la realidad es que en España apenas el 1% de la población lo ha suscrito. Piden que se promueva su uso, que sean más claros los formatos y que se estudie la figura del representa­nte, la persona designada por el afectado para resolver cualquier incertidum­bre sobre la voluntad de quien ya no puede expresarse.

Creen que una vez esté la ley, será muy necesario que haya guías y protocolos para orientar a los profesiona­les en su correcta aplicación. Como también piden formación en los cuidados paliativos para personas con demencia y una mayor exigencia para limitar el esfuerzo terapéutic­o en casos avanzados.

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