Conflicto de intereses y abandono en el barrio de Vallcarca
Som Barri quiere que Núñez y Navarro destine el 60% de sus promociones a alquiler regulado
La falta de agilidad que caracteriza a las administraciones sumada a la colisión de intereses entre vecinos y el principal promotor privado, Núñez y Navarro, alimenta el abandono en el que está sumido desde hace décadas el corazón de Vallcarca. Este barrio del distrito de Gràcia sigue a la espera de iniciar su proceso de reordenación, casi un año después de que se aprobara definitivamente el nuevo planeamiento urbanístico del ámbito comprendido entre la avenida de Vallcarca, Mare de Déu del Coll y la calle Medes.
El último trámite pasa por realiolvido. zar los proyectos de reparcelación y reurbanización que, a juicio del concejal de Gràcia, Eloi Badia, podrían estar finalizados en el plazo de un año. Los vecinos agrupados en una de las asociaciones mayoritarias, Som Barri, recuerdan que se opondrán a que Núñez y Navarro inicie la construcción de ningún edificio hasta que esta empresa acceda a destinar alrededor de un 60% de las viviendas de todas sus promociones a alquiler regulado.
Mientras, los solares siguen languideciendo, llenos de maleza y suciedad, a excepción de alguno que alberga actividades comunitarias, desde un huerto hasta un taller de reparación de bicicletas. En otro se levantó ya hace años un asentamiento barraquista en el que viven unas quince personas, y el de la cantera se usa ocasionalmente como espacio para hacer calçotades.
El barrio ya fue abocado a su deconstrucción a partir de 1976, con un Plan General Metropolitano (PGM) que dejaba una amplia zona de Vallcarca hipotecada ante la previsión de futuras conexiones viarias que nunca se ejecutaron, y se aceleró con la modificación del PGM del 2002. Las viviendas afectadas se fueron poco a poco abandonando; hasta unas 40 fueron ocupadas entre finales de los noventa y la primera década del siglo actual, y otras fueron expropiadas.
Unas calles con vida y actividad comercial fueron condenadas al
LA HISTORIA
La dejadez del barrio se aceleró con la modificación del PGM del 2002
LA ACTUALIDAD
El último trámite para la reforma pasa por el proyecto de reparcelación
Más de 40 años en proceso de deconstrucción le valieron a Vallcarca el apodo de Sarajevo ,de paisaje devastado por una suerte de batalla, en este caso urbanística. De lo que era el casco antiguo sólo quedan en pie unas 16 casas, una de ellas ocupada desde hace 15 años por Aran Llivina, de Som Barri. “Nosotros pedimos que Núñez y Navarro dedique alrededor del 60% de sus promociones a alquiler regulado. Ya tienen licencia de un solar de la calle Farigola con Argentera, pero no dejamos entrar las máquinas el año pasado, no permitiremos las obras hasta que lleguemos a un acuerdo en este sentido
con ellos”, explica Llivina.
La mayoría de los terrenos de titularidad privada son propiedad de Núñez y Navarro, y también algunas de las casas que sobrevivieron a la piqueta en el casco antiguo. El 27 de julio del 2018, el concejal Eloi Badia anunció un acuerdo entre el Ayuntamiento, Núñez y Navarro, la Federació d’associacions de Veïns i Veïnes de Barcelona y Som Barri para la construcción de viviendas de alquiler asequible en un solar de dicha constructora de la zona de la calle Farigola.
Pero de momento ese posible pacto no ha cristalizado. Som Barri exige un compromiso para que todas las promociones de Núñez y Navarro reserven el citado 60% de su oferta a alquiler regulado, equivalente al precio de VPO (de 7,50 euros/m2 en el distrito de Gràcia), subraya Júlia Volta, arquitecta que a través de Voltes Arquitectura ha apoyado a los vecinos en el proceso participativo para la reforma de Vallcarca.
Núñez y Navarro replica que lo que a su juicio tiene validez es la reunión celebrada en julio del 2018 en la que se acordó destinar el primer edificio a alquiler “asequible”, pero sin que se precisara a qué precio por debajo del mercado saldrían los pisos. Además, no se concretaba qué sucedería en el futuro con los restantes bloques que la empresa podrá levantar en cinco unidades de actuación. Demasiados cabos sueltos. El Ayuntamiento se apresuró entonces a felicitarse públicamente por un compromiso que, hoy por hoy, parece papel mojado.
Fuentes municipales recordaron este viernes que “el actual marco legal no nos permite regular precios de alquiler de promociones privadas”, por lo que la única salida es buscar alianzas con la constructora. La oferta de Núñez y Navarro sigue limitándose al primer edificio, tal y como se acordó en el 2018.
El nuevo planeamiento para el futuro de Vallcarca recoge las ideas del proyecto ganador del concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento, el firmado por Carles Enrich, y las propuestas surgidas tras un proceso de debate ciudadano. Todo ello se incorporó a la redacción de la MPGM del año pasado. La voluntad de todos era dar de una vez carpetazo a la situación de bloqueo, a la proliferación de descampados, a la dejadez, a los edificios en mal estado.
“Vallcarca es como un puzle que debe ir montándose, lo que es público podría realizarse durante este mandato, el primer equipamiento que veremos acabado es el de Can Querol, que sacaremos a concurso para gestión cívica, y después, la Casa de Junyer i Canals, cedida por la Diputación, y la Fusteria, que cuando se haga la reparcelación pasará a ser municipal y gestionada por los Comuns Urbans”, detalla Badia. El concejal añade que también se ha iniciado un edificio de vivienda pública en la avenida de Vallcarca. Pero este bloque ha levantado las críticas de otras asociaciones de vecinos del barrio: “Es un sinsentido, se construye a sólo 17 metros del puente”, lamenta Francesc Ruestes, presidente de Pro Vallcarca. “No estoy en contra de los pisos sociales, pero no a toda costa, no a cambio de eliminar zonas verdes, Badia ha creado demasiados conflictos”, opina Ruestes, uno de los impulsores de la nueva Federació de Barris de Gràcia, integrada de momento por ocho entidades y que nace como contraposición a Som Barri y y al concejal Badia. “La federación surge de la desesperación, de los oídos sordos de Badia, para hacer un frente común a favor del eje verde tal como se diseñó en un principio, contra la desaparición de los jardines Comas i Llaberia para hacer un instituto...”, subraya Ruestes.
Las asociaciones de vecinos que integran dicha federación son Pro Vallcarca, Passatge del Turull, Coll-vallcarca, Gràcia Nord-vallcarca, Vallcarca-penitents y Baró de la Barre, además de la de comerciantes de Vallcarca y el Grup d’estudis Coll-vallcarca. En las antípodas está la Federació d’entitats Amigues de Can Carol i Consolat, también de reciente creación y de la que forma parte Som Barri, en la que tienen más peso movimientos alternativos.
Una y otra tienen visiones diferentes de cómo debe evolucionar el barrio y en concreto sobre el eje verde, un proyecto del 2002 para transformar la avenida de Vallcarca en una vía con vegetación. Ruestes, en nombre de la Federació de Barris, defiende la propuesta inicial y reivindica que se ponga en marcha cuanto antes, lo que supondría demoler todas las casas de la acera Besòs de la calle Bolívar, mientras que Som Barri reclama salvar los edificios.
La arquitecta Bea Arnaiz, de la Plataforma d’afectats per l’eix Verd, apunta que en tiempos de emergencia climática es necesario apostar por reducir el tráfico de esta gran avenida pasando de los actuales dos carriles de circulación en cada sentido a uno, ampliando las aceras y conservando todas las viviendas.
NUEVA FEDERACIÓN
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DOS VISIONES DEL BARRIO
La demolición de los edificios de la calle Bolívar, uno de los puntos de discrepancia