La apuesta latinoamericana de España
Los bancos y las grandes empresas españolas llevan a cabo un proceso de recomposición de sus inversiones en Latinoamérica con objeto de centrarse en sus principales mercados de la región y vender las filiales no estratégicas. Latinoamérica fue el camino por el que avanzaron para iniciar su internacionalización de forma masiva, hasta el punto de que España es el segundo país inversor en la región después de Estados Unidos, con más de 200.000 millones de euros en los últimos diez años. La experiencia, pese a los problemas surgidos, ha sido muy positiva y ha generado grandes beneficios. En la actualidad, sin embargo, otras zonas geográficas captan el interés del capital español, como son la propia Unión Europea, Estados Unidos y Asia, donde la presencia de empresas de nuestro país es todavía muy incipiente.
Asia, y principalmente China, es el gran mercado hacia el que gira el centro de gravedad de la economía mundial y en el que las empresas españolas deben empezar a penetrar con mayor intensidad, ya que su presencia actual es apenas testimonial.
El cambio de escenario en las prioridades de internacionalización de las empresas españolas, sin embargo, no debe hacerse a costa de Latinoamérica. Es el segundo mercado natural de España, después del europeo, dada la afinidad cultural e idiomática existente, y ello permite a nuestro país hacer de puente entre ese continente y la Unión Europea. Ese es uno de los valores estratégicos y geopolíticos de España que hay que cuidar y potenciar, tanto desde el Gobierno como desde las empresas. La inestabilidad política, social y económica de muchos de los países latinoamericanos, así como su inseguridad jurídica, es un riesgo constante para las apuestas inversoras, pero la experiencia ha puesto de manifiesto la capacidad de las empresas españolas para sortear los obstáculos. La prueba es que un porcentaje elevado de los ingresos de las compañías del Ibex 35, cercano al 25%, aún procede de sus activos e inversiones en los países latinoamericanos.
Latinoamérica, por tanto, es una región estratégica para las compañías españolas, y todavía hay buenas perspectivas a largo plazo. En opinión de numerosos analistas, la coyuntura desfavorable actual no va a determinar el abandono generalizado de sus posiciones, ni se desatenderán esos mercados.
En los últimos tres años, como consecuencia de las dificultades económicas en muchos países latinoamericanos, la inversión española en dicha región geográfica se ha reducido considerablemente, y algunas grandes empresas han acometido significativas ventas de activos. Pero de cara a este 2020, si la amenaza de recesión global que supone el coronavirus no lo impide, las perspectivas han cambiado. Según una encuesta realizada entre las compañías españolas con intereses en Latinoamérica, un 65% prevé incrementar sus inversiones en la región, frente al 32% que las mantendrá y el 3% que reducirá su exposición. La gran parte de los fondos destinados a las nuevas inversiones provendrá del propio negocio generado en cada país y de las expectativas que haya en cada uno de ellos. Hay países, como Venezuela y Argentina, cuyas economías han caído en picado. Otros, como Brasil y México, se mantienen como principales destinos de la inversión española.
La importante presencia de empresas españolas en Latinoamérica, tanto grandes como pequeñas y medianas, exige que la diplomacia española mantenga el papel privilegiado de España como interlocutor con el conjunto de dicho continente y, especialmente, en su función de puente con la Unión Europea. Los estrechos lazos culturales, sociales y económicos que nos unen exigen un diálogo y una colaboración constante y fluida. El presidente Sánchez, por tanto, debe continuar con su estrategia de reforzar las relaciones políticas y económicas con el conjunto de los países del continente latinoamericano y poner fin al déficit de presencia del Gobierno español que se había producido en los últimos años.
Las empresas recomponen
sus inversiones, pero la región sigue siendo
estratégica para España