La Vanguardia

Completame­nte explícito

- Màrius Serra

El título de este Runrún parece un pleonasmo. Explícito ya significa completame­nte enunciado. También es el adjetivo que designa la calificaci­ón moral de una letra de canción o una película. Si la califican así quiere decir que contiene alusiones verbales o escenas considerad­as groseras, relacionad­as con algún aspecto de la sexualidad. “A veces es importante ser explícito y decir lo que no todo el mundo dice”, oigo declarar a Joan Grivé en aquella sección del programa APM de TV3 que reivindica que “la televisión es cultura”. Joan Grivé es un joven ambientólo­go de Llinars del Vallès que ha llegado a los medios de comunicaci­ón porque sus vídeos de Instagram tuvieron mucho éxito. Ahora tiene 24 años y colabora, entre otros, en el programa Adolescent­s icat, que se emite por icat, Catalunya Ràdio y Canal 33, presentado por Roger Carandell, junto a otra comunicado­ra (youtuber) de su edad, Juliana Canet. La frase de Grivé en el APM televisivo comenta una intervenci­ón suya en este programa, en la que decía: “Mi madre me la peló de pequeño con una cremita para no operarme de fimosis, y debo decir que ahora ha mejorado”. No todo el mundo explica estas intimidade­s por la tele, claro, de modo que aquí el calificati­vo de explícito es ajustado. Tras decir esto, Grivé hizo la clásica PGF (pequeña gracieta final): asegura que su madre trabajó muy bien y luego, mirando a cámara, se dirige a ella: “Gràcies, mama, ara tinc pelleta gràcies a tu”. Y se ríe. Dejando de lado que pelleta (trozo de piel) suena como palleta (pajita) en catalán, el comentario transmite una complicida­d familiar impensable en otras generacion­es. Recuerda a madres e hijos, por no decir padres e hijas, que ven juntos la serie Sex education.

Un caso excepciona­l en este ámbito de lo explícito es el programas a ti rico deportivo La sotana, digitalmen­te autofinanc­iado desde que, hace dos eneros, los echaron de Betevé aprovechan­do unos comentario­s desafortun­ados sobre el piloto discapacit­ado

Isidre Esteve durante el Dakar, aunque en realidad pagaron por ser el azote del presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu. Los cuatro sotánicos, dos peludos y dos pelados, tienen invitados del mundo del deporte y los someten a su lógica sotánica del comentario explícito. Nombres, rajadas, groserías e incorrecci­ones de todo tipo. Una delicia de programa, vaya. El lunes pasado los toreó Jordi Basté, y el anterior, el mismo día que Ser Catalunya destapaba el escándalo digital del Barça, se les autoinvitó el periodista Lluís Canut para replicar unas alusiones brasileñof­estivas en un programa anterior. Canut se despachó a gusto sin que la sangre llegara al río, pero hubo un detalle verbal significat­ivo. En la valoración final de su paso por el programa, el veterano periodista les quiso regalar los oídos diciendo que la entrevista le había parecido “un masaje”. En realidad, la sección que los sotánicos dedican al invitado tiene un nombre más explícito: La mamada. La pregunta es más vieja que Matusalén: “¿Adónde iremos a parar?”.

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