La Vanguardia

Luz para los ladrones

- Enric Sierra

Los datos de delincuenc­ia en Barcelona son muy malos. El año 2019 ha sido muy negativo a pesar de que en los últimos meses se han empezado a notar los refuerzos policiales y las nuevas políticas menos comprensiv­as con el delito. Aunque la cifra de hurtos se ha frenado, este tipo de delincuenc­ia se mantiene en niveles altísimos. Según los datos oficiales, en Barcelona se comete un hurto cada cinco minutos. Una barbaridad. Pero ahora, lo más alarmante es que los robos con violencia e intimidaci­ón se han disparado un 20%, de forma que cada dos horas se registran tres atracos violentos. Esta situación se explica en parte porque los ciudadanos se lo ponen más difícil a los ladrones, a la vez que estos usan la violencia con mayor ligereza porque permanece la sensación de que Barcelona es una ciudad que trata la delincuenc­ia con guante de seda. Hay otro dato preocupant­e: el incremento del 16% de las violacione­s con penetració­n. En Barcelona hay un caso cada dos días.

Me consta que tanto la Guardia Urbana como los Mossos d’esquadra trabajan con intensidad para mejorar esta grave situación que no se resolverá sólo con más policías. Es necesario que intervenga­n legislador­es,

La grave crisis de insegurida­d que persiste en Barcelona también se combate mejorando la iluminació­n

jueces, fiscales y el Ayuntamien­to aplicando medidas que aparenteme­nte no están relacionad­as con la delincuenc­ia, pero que ayudan a evitar su propagació­n.

En el ámbito legislativ­o, es urgente que se cambie el Código Penal para que la multirrein­cidencia delictiva no salga gratis, como sucede en la actualidad. Hace tres años que los policías advierten de esta necesidad, y existe un amplio consenso político en dar una solución. El tema ya está en el tejado del Congreso de los Diputados, donde las tramitacio­nes tienen fama de ser muy lentas. Esperemos que este asunto sea la excepción, aunque es lógico que, ya puestos a renovar el Código Penal, se aproveche para modificar otras figuras delictivas.

Mientras ese cambio llega, jueces y fiscales deben ser más sensibles al problema que sufren los ciudadanos y poner más de su parte interpreta­ndo la ley en favor de la comunidad. Si han sido capaces de hacer lecturas innovadora­s para asuntos políticos, estoy seguro de que pueden ser igual de diligentes con la delincuenc­ia común.

Finalmente, el Ayuntamien­to puede aportar soluciones para que los ciudadanos tengan una mejor sensación de seguridad. En este sentido, es evidente el grado de oscuridad en que están sumidas muchas calles de la ciudad. Barcelona nunca ha sido una ciudad luminosa por las noches, pero las medidas contra la contaminac­ión lumínica y el cambio de las bombillas convencion­ales por las de led pueden acrecentar el clima de insegurida­d si su implantaci­ón no tiene en cuenta el actual contexto de niveles delictivos insostenib­les. Tener la ciudad bien iluminada no está reñido con las medidas contra el cambio climático. Hay fórmulas para compatibil­izar la mejora del medio ambiente y la seguridad de los ciudadanos. Aunque, si tuviera que elegir, no tendría ninguna duda. Situaría la seguridad de las personas en primer lugar.

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