El City se impone al Aston Villa en la final de la Copa de la Liga
Lo que de verdad anhela el City es la Champions, pero la Copa de la Liga es bienvenida
Puesto en cuarentena por la UEFA y a la espera de que un segundo análisis de sus indiscreciones financieras (la apelación al Tribunal de Arbitraje Deportivo) dé positivo o negativo, el Manchester City ha empezado a almacenar títulos como el que se aprovisiona de comida y productos de primera necesidad ante la inminencia de un huracán, una plaga o una pandemia. Ayer acudió al supermercado de Wembley y se llevó la Copa de la Liga (Carabao Cup, su nombre comercial), que no es la más sexy ni cotizada del planeta, pero todo cuenta, y más aún con la que se le viene encima.
Con la liga prácticamente ganada por el Liverpool (a no ser que el coronavirus obligue a suspender las jornadas finales de la temporada y el título se declare vacante), lo que
Pep Guardiola y los citizens quieren desesperadamente meter en la despensa es la Champions, y en Chamartín allanaron la semana pasada el camino a los cuartos de final. Eso sí que les permitiría sobrevivir a dos años de ausencia de las competiciones europeas si permanece el castigo. Sería como tener en el congelador una vaca entera cortada en filetes y un arsenal de patatas fritas.
Pero mientras tanto, hasta unos guisantes, unas espinacas y unos cogollos de brócoli son bienvenidos para no pasar hambre si llega la hora del confinamiento forzoso. Y eso es más o menos la copa conquistada por 2-1 ante el Aston Villa, con amplia superioridad a lo largo y ancho del partido pero agobios finales y la actuación providencial de Claudio Bravo en los últimos minutos.
Es la tercera Copa de la Liga consecutiva que se llevan los de Guardiola, el primer título que se dilucida en 2020, cuando todavía no ha acabado el invierno, y por tanto es un aperitivo haciendo hambre para platos de mayor enjundia. A veces se queda en un simple consuelo, pero el año pasado fue parte de un menú degustación en el que el City se llevó también la liga y la más prestigiosa FA Cup, y para las tres estrellas Michelin sólo le faltó la Champions, de la que le descabalgaron entre el Tottenham y el VAR, privándole de la oportunidad de plantar cara en el Metropolitano al Liverpool de Klopp.
El City parecía haber resuelto el partido en media hora por la vía rápida, con un gol de depredador de Agüero y un cabezazo de Rodri a la salida de un córner muy protestado por los jugadores del Villa, cuya principal preocupación es evitar el descenso. Pero un error de Stones al filo del descanso permitió marcar contra corriente a Samatta, y dejar
SUPERIORIDAD Los de Pep Guardiola fueron mucho mejores, pero al final pasaron apuros y necesitaron a Claudio Bravo
abiertas las puertas a una sorpresa.
No la hubo, pero faltó poco para la prórroga porque los de Manchester no sentenciaron cuando pudieron, y no tradujeron su superioridad en más goles, y un Aston Villa lanzado a por todas se tropezó en los minutos finales con un Bravo estelar que desvió a la madera un poderoso testarazo de Engels. Con De Bruyne en el banquillo la primera hora de partido, destacó en los campeones el joven de diecinueve años Phil Foden, así como el veterano Fernandinho y el oportunismo eterno de Sergio Agüero.
El City es tan sólo el segundo equipo que hace un hat trick de Copas de la Liga consecutivas (el Liverpool amasó cuatro seguidas a partir de la temporada 83-84), y es la séptima vez que gana el trofeo (más que ningún otro equipo excepto los reds, que tienen ocho). El año pasado fue como unas aceitunas rellenas antes de que llegaran las gambas de la liga y el suquet de la FA Cup, pero se le atragantó la langosta de la Champions. Esta vez Pep y sus chicos esperan zamparse un bogavante el 30 de mayo en Estambul, si los dioses del fútbol, el VAR y el coronavirus lo permiten.