La Vanguardia

Los inversores, pendientes de la epidemia tras el desplome bursátil

- PILAR BLÁZQUEZ

¿Qué suelen hacer los mercados de valores tras una fuerte caída como la de la pasada semana? Esta es la pregunta que llevan haciéndose todo el fin de semana los inversores que hoy deben volver a tomar posiciones.

En momentos como este siempre es bueno tener presente la tenaz advertenci­a de la economista Joan Robinson, cuando insistía en recordarno­s que el mercado de valores está lejos de ser una ciencia que responda a leyes precisas como la matemática. Aun así, parece casi imposible resistirse a mirar, aunque sea de reojo, qué hicieron los mercados en situacione­s similares. El primer instinto nos lleva, inevitable­mente, a las crisis similares como el

SARS o la gripe aviar. En ellas, la recuperaci­ón de las bolsas fue casi inmediata tras el fuerte desplome. El problema hoy es saber si las caídas han terminado ya o el castigo continuará.

Si hacemos caso a los grandes expertos de Bespoke que escudriñan cada movimiento del índice S&P 500, la mejor opción parece ser mantener la cautela. Tras analizar las 97 correccion­es de ese índice desde su creación, aseguran que los días de la semana en los que estadístic­amente se han registrado esos suelos de mercado han sido en mayor porcentaje los martes, seguidos por los lunes. En muy pocas ocasiones la corrección acabó en viernes.

El analista de Esbolsa Ricardo González también ha analizado y publicado en su cuenta de Twitter el comportami­ento de las 14 semanas que desde 1928 el S&P 500 bajó más de un 10%. Sólo en dos de esos 14 momentos la semana posterior terminó con pérdidas.

Pero quizá este último evento sea el mejor ejemplo de que ni siquiera ese comportami­ento inmediato del mercado puede aportar seguridad a una inversión a largo plazo. Puesto que tras la quiebra de Lehman, con semanas muy bajistas y otras en positivo, lo cierto es que el mercado no tocó suelo hasta marzo del 2009. Es decir, más de seis meses después del evento que detonó el desplome.

Más allá de eso y de la máxima siempre presente en bolsa de que “rentabilid­ades pasadas no aseguran rentabilid­ades futuras”, la crisis del coronaviru­s podría ser diferente. No sólo por el efecto que la paralizaci­ón de la producción en China puede tener en el comercio, en la actividad industrial de todo el resto del planeta y, por consiguien­te, en los beneficios empresaria­les. También porque, como han alertado los analistas de Citigroup y RCB Capital Markets, esta crisis pilla a los mercados tras un periodo alcista históricam­ente anormalmen­te alto, con lo que podría ser la excusa perfecta para la corrección que muchos llevan meses advirtiend­o como necesaria.

Lo cierto es que, como recuerdan desde Bestinver, “estamos ante una incógnita totalmente fuera de nuestro círculo de competenci­a”. Atendiendo a situacione­s pasadas, es de esperar que tras la histeria volverá la calma. ¿Cuándo? Si fuera fácil, todos esos analistas serían ricos y se habrían retirado, y no es el caso.

Mientras se despeja la incógnita, los valores más seguros son “la prudencia y la paciencia”.

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