Concentración de rechazo en Bilbao por la última agresión sexual en grupo
Una concentración ruidosa mostró ayer el rechazo de Bilbao a la agresión sexual en grupo a una niña de tan sólo 13 años. Tres jóvenes de entre 18 y 21 años fueron detenidos la semana pasada por la Ertzaintza como autores del ataque, ocurrido la madrugada del 23 de febrero, y enviados a la cárcel de Basauri tras haberles sido tomada declaración ante el juez. Permanecen
en prisión provisional a la espera de juicio.
La manifestación de condena fue un reflejo del enfado y la estupefacción de los vecinos del barrio de Solokoetxe, zona que ya se vio sacudida por la violencia sexual hace tres años, cuando se registró el considerado como primer caso de violación en manada de la villa. La agresión a la menor de 13 años sucedió el fin de semana de carnaval y la policía investiga si puede tratarse de un nuevo caso de sumisión química.
La víctima dijo el sábado a sus padres que iba a ir dormir a casa de una amiga pero salió de fiesta con unos amigos. En un momento de la noche en que se quedó sola, los agresores le dieron algo de beber. A partir de ahí, perdió la consciencia y por tanto, su relato ante la policía tiene numerosas lagunas hasta las seis de la mañana del domingo, cuando se despertó en una zona de obras sin pantalones ni ropa interior de cintura para abajo. Tenía algunos arañazos y magulladuras.
Una mujer que pasaba por allí la vio “desorientada y aturdida” y, tras auxiliarla, llamó a la Ertzaintza. Los primeros exámenes realizados a la chica en el hospital de Basurto apuntan a que no se produjo penetración, aunque se ha restringido toda la información al tratarse de una menor. Los tres encarcelados, de origen magrebí, tienen antecedentes por robos con violencia, hurtos y delitos contra la propiedad.
El caso retrotrae al de la que se denominó como la primera manada de Bilbao. En el mismo barrio, en enero del 2017, tres hombres violaron a una joven de 18 años a la salida de una discoteca. Los agresores condujeron a la víctima, en estado casi inconsciente y que apenas podía andar, a una zona de máquinas expendedoras, donde llevaron a cabo el ataque. El pasado mayo fueron condenados a la pena máxima por abuso sexual, 10 años, a los que se sumaron otros 3 por grabar los hechos con el móvil.
La Audiencia, con polémica, decretó abuso al no haber violencia ni intimidación. “El trato propinado a la mujer –censuró el tribunal en la sentencia– fue denigrante, con desprecio hacia quien no era consciente de nada y utilizando el cuerpo de la joven como si de una muñeca inerte se tratara”.