La Vanguardia

El Govern ve incuestion­able su política penitencia­ria

Justícia señala que las salidas de los presos cumplen con la ley

- SERGI QUITIAN

Primero fue Jordi Cuixart. Después Carme Forcadell y Dolors Bassa, a quien siguieron Joaquim Forn y Jordi Sànchez, hasta que esta semana se han sumado Raül Romeva y, ayer, Oriol Junqueras. Siete de los nueve líderes independen­tistas presos ya se han acogido al artículo 100.2 del reglamento penitencia­rio para salir durante el día de la cárcel e ir a trabajar, hacer tareas de voluntaria­do o cuidar a un familiar. Un hecho ante el que ayer se felicitó la consellera de Justícia, Ester Capella, tras la reunión del Consell Executiu: “Hemos hecho las cosas bien, con paso firme y seguro”.

De este modo, la titular de Justícia defendió las decisiones tomadas por los funcionari­os de prisiones ante críticas que llueven desde frentes opuestos. “No se hace otra cosa que cumplir la ley y el reglamento penitencia­rio”, expuso, primero, ante los argumentos de la Fiscalía, que ve excepciona­l que ya hayan salidas de prisión con condenas tan altas –van de 9 a 13 años–.

“Están en la cárcel porque así lo mandó el Supremo, no es culpa de ningún funcionari­o del Govern”, agregó, por otro lado, la consellera frente a las quejas de sectores del independen­tismo que exigen más beneficios penitencia­rios y apelan al tercer grado, el de semilibert­ad.

Por todo ello, Capella ve “inaceptabl­e” que se señale a los trabajador­es públicos de los centros penitencia­rios y aseguró que la conselleri­a no permitirá que se cuestione su trabajo. “Ninguna convicción personal de ningún funcionari­o ni conseller podrá cambiar una sentencia durísima”, advirtió, en este sentido.

En cualquier caso, la consellera –que situó en poco más de 400 los presos catalanes que hoy se acogen al 100.2– dejó claro que la última palabra la tienen los jueces.

Capella aseguró, además, que desconoce los planes del Gobierno para reformar el Código Penal, pero sugirió que se “eliminen figuras de épocas pretéritas ajenas a la cultura democrátic­a”, en referencia al delito de sedición por el que se condenó a los presos del procés.

De hecho, la situación de los líderes independen­tistas encarcelad­os ya se puso encima de la mesa de diálogo en el primer encuentro hace una semana en la Moncloa. Desde el Govern siguen reclamando una ley de amnistía, aunque difícilmen­te se podrían desentende­r de una reforma de la sedición.

Antes de que acabe marzo los dos gobiernos se volverán a citar, esta vez en Barcelona, y desde el Ejecutivo catalán sostienen que lo harán reforzados por el acto que el sábado congregó a más de 100.000 personas en Perpiñán. “La movilizaci­ón no es incompatib­le con la negociació­n, al revés, fortalece la posición de la parte catalana”, arguyó ayer su portavoz, Meritxell Budó.

Y es que, más allá de los recelos que expresó el líder de su partido, Carles Puigdemont, y de los silbidos en la mencionada cita de la Catalunya del Nord, Budó asegura que los miembros del Govern están “comprometi­dos” con la negociació­n con la Moncloa.

El Ejecutivo catalán dice que la movilizaci­ón de Perpiñán refuerza su posición en la mesa de diálogo con la Moncloa

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BERNAT VILARÓ / ACN Budó y Capella, ayer en la rueda de prensa tras el Consell Executiu

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