La Vanguardia

Los Mossos crean una unidad para combatir el delito sexual

Los policías cambiarán el sistema de trabajo situando a la víctima en el centro de la investigac­ión

- CRIMINALID­AD

La sensación generaliza­da que confirman las estadístic­as es que las cosas no se están haciendo bien en todo lo que tiene que ver con los delitos contra la libertad sexual. Las cifras son demoledora­s. El año pasado las denuncias en Catalunya se incrementa­ron un 50% en relación con el 2015. O lo que es lo mismo, en el 2019 se denunciaro­n más de un millar de delitos sexuales. Ningún indicador apunta que la cifra vaya a la baja, al contrario, la tendencia sigue disparada hacia arriba. Hay mucha más conciencia entre las víctimas y confianza en las administra­ciones para dar el paso y atreverse a denunciar, pero también se producen más ataques.

En este contexto generaliza­do y transversa­l de fracaso colectivo los Mossos d’esquadra presentaro­n ayer una nueva unidad central contra las agresiones sexuales. Un nuevo grupo de policías que se dedicará exclusivam­ente a trabajar este tipo de delitos y para lo que recibirán formación continua, específica y especializ­ada.

La primera treintena de policías se selecciona­rán siendo escrupulos­os con la paridad y serán dirigidos por una mujer, la sargento Kira Estrada, que tendrá por encima a la inspectora Ester Salcedo que en los próximos días será nombrada jefa del área central de investigac­ión de delitos contra las personas de la división de investigac­ión criminal.

La creación de la nueva área ha despertado un gran interés dentro del cuerpo policial. Sobre la mesa de la sargento ya hay una primera selección de 390 currículos de agentes y cabos en su mayoría con estudios en Psicología, Criminolog­ía, Sociología o Derecho que aspiran a integrar la unidad. Durante la selección se primará la búsqueda de distintos perfiles que ayuden a afrontar el complejo reto marcado. El interés que genera el proyecto y el tema quedó ayer comprobado cuando el auditorio de la ONCE en Barcelona, con capacidad para 250 personas, se quedó pequeño para acoger a todos los investigad­ores que quisieron asistir a unas jornadas técnicas sobre los delitos sexuales en las que se presentó la nueva unidad y se detallaron las últimas estadístic­as que avalan la necesidad de hacer las cosas de otra manera.

El comisario Rafel Comas, jefe de la comisaría general de investigac­ión criminal, contó como hace tres años encargó al entonces jefe de investigac­ión de Barcelona, el intendente Pere Pau Guillen, una auditoria sobre cómo los Mossos trabajaban todos los delitos sexuales, el recorrido que tenían esas denuncias, cuántas llegaban a condenas y con qué sensacione­s terminaban las víctimas tras el doloroso y largo proceso. El trabajo se dilató en el tiempo por el tsunami que devastó a la organizaci­ón policial después de octubre del 2017, hasta ahora. La primera conclusión a la que se llegó es que urgía un nuevo modelo de investigac­ión de este tipo de delitos que colocara a la víctima en el centro del procedimie­nto. La inspectora Monserrat Escudé, una veterana en políticas de atención a la vícti

ESPECIALIZ­ADOS

Una sargento dirigirá los 30 primeros mossos que se formarán para el nuevo grupo

NUEVO MODELO

Los agentes variarán sus pautas de actuación en investigac­iones por agresión sexual

ma, aseguró durante su intervenci­ón que cuanto mejor sea el trato a la víctima de este tipo de agresiones “mucho más eficiente será la investigac­ión”.

Ese colocar a la víctima en el centro y que sobre ella gire toda la instrucció­n implicará un cambio en el modelo de trabajo que obligará a los Mossos a cambiar por ejemplo su manera de abordar a las mujeres agredidas en unos primeros momentos que son cruciales para preservar las pruebas. “Lo que no puede ser es que una víctima pase de la patrulla, al mosso de delincuenc­ia urbana, al de investigac­ión y al de la división de investigac­ión criminal y que cada uno le pida que cuente lo que ha pasado”, reconoció el comisario Comes.

En cuanto se ponga en marcha tras el periodo de formación, la unidad gestionará la totalidad de las agresiones sexuales que se produzcan en Barcelona y su área metropolit­ana, un espacio que acumula el 70% de estos delitos. En el resto de Catalunya seguirán trabajando los investigad­ores del territorio pero la unidad central tendrá capacidad para asumir un caso si hay sospechas de la actuación de un depredador sexual en serie o si hay algún elemento inquietant­e que requiera una mirada más especializ­ada.

La intención es recopilar toda la informació­n posible que permita generar una inteligenc­ia policial que ayude a definir patrones de actuación. Y aquí tendrán un peso específico los perfilador­es criminales y analistas de conducta que se integrarán en la nueva unidad generando.

Tras un periodo visitando a sus homólogos en la Policía Nacional y la Guardia Civil, los Mossos recibieron recienteme­nte la visita de los perfilador­es y analistas del FBI que durante una semana de estancia en Catalunya les ayudaron a mejorar las bases de datos de agresores sexuales con las que trabajan los investigad­ores de los Mossos.

Se trata de generar informació­n que permita acercarse a la respuesta de por qué se producen determinad­os comportami­entos de agresores, adelantars­e o aventurar cuál será el comportami­ento de un depredador reincident­e o empezar a concretar por qué las mujeres siguen siendo reacias a denunciar, contó la comisaria Marta Fernández, también de la comisaría de investigac­ión.

Esa cifra oculta sigue siendo una lacra para la sociedad, como reconoció el comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, en su intervenci­ón de clausura de la jornada. Un rato antes, la enfermera coordinado­ra del servicio de urgencias del turno de noche del hospital Clínic, Teresa Echevarría, contó sin resignarse cómo la mitad de las mujeres que atienden con evidencias de haber sufrido una agresión sexual se niegan a presentar una denuncia.

Parte de la respuesta a ese miedo a denunciar lo dio la doctora Belén Gallo, subdirecto­ra del Instituto de Medicina Legal de Tarragona. El 89,5% de las denuncias por agresión sexual se acaban archivando y sólo un 5,5% termina en condena. Mejorar esa cifra es el reto de la nueva unidad a la que dio la bienvenida la magistrada titular del juzgado de instrucció­n número 10 de Barcelona, Míriam de la Rosa, quien en su intervenci­ón admitió esa enorme tasa de archivos, reconoció algunos momentos de frustració­n cuando se absuelve a un sospechoso que ella acusó durante la instrucció­n, pero no minimizó las consecuenc­ias que se derivan de ese proceso, aunque finalmente no haya condena.

LA GRAN CIFRA OCULTA

Sólo la mitad de las mujeres que llegan al Clínic agredidas sexualment­e denuncia

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