Catalunya, entre las autonomías con impuestos más altos
Catalunya sigue en cabeza, junto con Asturias, Valencia y Extremadura, de las comunidades donde los ciudadanos pagan más impuestos. Madrid es, en solitario, donde se paga menos.
“Una jungla”. “Auténtica locura”. Son sólo algunos de los calificativos con que los expertos del Registro de Asesores Fiscales (REAF) del Consejo General de Economistas (CGE) definieron ayer la situación de los impuestos en las comunidades autónomas, durante la presentación del informe anual de este organismo sobre fiscalidad autonómica y foral.
Como en años anteriores, Catalunya vuelve a ser señalada como una de las comunidades en las que los contribuyentes sufren una mayor presión fiscal. No es la única: Asturias, Comunidad Valenciana y Extremadura comparten ese indeseado ranking.
En el lado opuesto está Madrid, el territorio español más laxo en cuanto a presión fiscal se refiere. Le siguen Andalucía y Murcia tras la rebaja aplicada en el IRPF por los nuevos gobiernos de esas comunidades.
Pero las grandes diferencias se aprecian en el análisis detallado de cada uno de los impuestos. Así, en el IRPF un contribuyente soltero sin hijos, menor de 65 años y con unos ingresos anuales de entre 20.000 y 30.000 euros, pagaría la cuota más alta de España si viviera en Catalunya y la más baja si lo hiciera en alguna de las tres comunidades forales. En cambio, para las rentas superiores a esas cuantías son los navarros los que pagan más impuestos de toda España, y los madrileños los que menos.
Más gravosas son las diferencias en uno de los impuestos más controvertidos, el de patrimonio, considerado como “arcaico” por sus detractores y con un escaso poder de recaudación, como explican desde REAF. Por ejemplo, un contribuyente con un patrimonio de 800.000 euros pagaría en Aragón 1.164 euros, el máximo de toda España. Extremadura y Catalunya serían las dos comunidades siguientes que más gravan un patrimonio de esa cuantía. Los superricos, con patrimonios superiores a los cuatro millones de euros, reciben el mayor varapalo fiscal en este impuesto en Extremadura, seguida por Baleares y Valencia. En Madrid están exentos, nadie paga nada.
La competencia más encarnizada se da a la baja en el impuesto de sucesiones y donaciones, aunque hay excepciones. En el último año se ha incrementado en Canarias que suprime la bonificación general del 99,9% para el cónyuge, ascendientes y descendientes mayores de 21 años; en Catalunya y en La Rioja, que fija deducciones del 50% sólo a partir de 400.000 euros; mientras que Galicia incrementó la reducción para los descendientes de segunda generación de 400.000 euros a otra de un millón de euros. Aun así, Asturias vuelve a ser la comunidad en la que más se paga tras la defunción de un familiar, mientras que en Andalucía,
“Igualar por abajo no es bueno”, opina Valentí Pich sobre el debate de la armonización
Cantabria y Galicia hay exenciones del 100% y no se paga ni un céntimo. En Madrid la bonificación se sitúa entre el 95 y el 99%.
Agravios comparativos que se multiplican en todos los impuestos cedidos a las autonomías y sirven para abonar la necesidad de una armonización fiscal planteada hace unas semanas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Esa propuesta desatado la cólera de las comunidades presididas por el PP y, sobre todo, de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que no sólo rechazó la acusación de que Madrid hace competencia desleal al resto de las comunidades, sino que propuso que esa unificación se haga siguiendo el modelo madrileño.
Valentí Pich, presidente del Consejo de Economistas de España, reconoció ayer que “la reforma de la financiación autonómica es inaplazable”, pero aseguró que “igualar por abajo no es bueno”. En su opinión, “lo ideal es un sistema lo más comprensible posible y una plataforma de notificación a los contribuyentes homóloga entre administraciones y territorios”.