Haifaa al Mansur
Directora de cine
La primera cineasta de Arabia Saudí estrena La candidata perfecta. Con ella, Haifaa al Mansur quería capturar el momento de cambios que vive el país e impulsar las transformaciones, en especial en lo relativo a los derechos de la mujer.
Haifaa al Mansur es al mismo tiempo la primera directora de cine de Arabia Saudí y la autora de la primera película rodada íntegramente en aquel país (La ola verde, 2012). Ahora –hoy mismo–, Al Mansur estrena La candidata perfecta, sobre una doctora llamada Maryam que desafía el sistema patriarcal de su país al presentarse a las elecciones municipales. Lo hace con el fin de reparar la carretera que lleva al centro de salud donde trabaja. Maryam recluta a sus dos hermanas pequeñas para recaudar fondos y organizar la campaña, que sacude a la comunidad. Mientras tanto, el padre, que es músico, está de gira para tocar en los primeros conciertos públicos permitidos en el reino. La cinta resulta esclarecedora sobre la vida en Arabia Saudí. La cineasta acaba de estar en Madrid para presentar el filme tras su paso por la Mostra de Venecia.
¿Qué le impulsó a hacer la película? ¿Cómo surgió el proyecto? En mi familia hay muchas historias que contar. Somos doce, entre hermanas y hermanos. La más pequeña, que también se llama Maryam, es médica. Gran parte de la película se basa en ella y en otra hermana, la undécima. Son muy diferentes. Maryam es formal y siempre sacaba sobresalientes. A la otra, en cambio, le encanta ir de fiesta. Pero hay entre las dos un asombroso sentido de la sororidad. Y esto lo quería mostrar: cómo dos hermanas pueden ayudarse. Por otro lado, la sociedad saudí se está transformando. Ahora hay muchas libertades sociales. En la película trato de capturar ese momento y las actitudes hacia el cambio. La gente, y en especial las jóvenes saudíes, tienen muchos interrogantes. Se preguntan sobre cómo estas nuevas libertades y cómo su entorno va a considerarlas si cambian de actitud. Las transformaciones provocan inseguridad. Y ahora ellas, a la hora de empoderarse, necesitan autoconfianza para salir a la luz y buscarse un futuro mejor.
En su lucha por hacerse valer en un mundo de hombres, la protagonista halla oposición entre los hombres pero también entre las mujeres. Entonces, ¿son ellas sus propias enemigas?
Desde luego. Muchas mujeres saudíes creen que deben limitar a otras mujeres porque así lo manda la tradición. Pero, como digo, hay progresos. Hasta hace poco la ideología conservadora era muy poderosa. Y ahora las cosas se mueven. Hay más gente progresista. Llevará tiempo, hay que cambiar las mentalidades. Pero está ocurriendo, en gran parte gracias al arte, la cultura, la música y a la filosofía. Poco a poco se va formando una nueva ciudadanía, globalmente más abierta.
Pero, tal como se ve desde fuera y frente a lo rápido que va todo en ese mundo global, ¿no son esas transformaciones muy lentas?
El cambio iba muy despacio en Arabia Saudí hasta hace dos años, y de pronto se ha acelerado. Como sabe, ahora las mujeres pueden conducir. Pueden trabajar codo a codo con los hombres y viajar sin permiso. La población ha entrado en las redes sociales y eso ha alterado las dinámicas. También es cierto que todo ha llegado tarde. Es decir, el cambio ha tardado mucho pero se ha acelerado. Claro, somos un país islámico; somos musulmanes. Pero empezamos a ver la religión de otro modo.
¿Los occidentales y cristianos prejuzgamos a los musulmanes?
Circulan prejuicios en ambos sentidos. Un filme como este puede ayudar a tender un puente entre las culturas. De Arabia Saudí no se suelen ver películas ni escucharse su música. Sólo se ve lo relativo a la política. Pero también eso está cambiando.
¿Piensa que en unos años podremos ver que las mujeres saudíes adquieran plenos derechos?
Para que nazca una nueva sociedad hay que modificar muchas inercias. Y está sucediendo. Cuando empezamos a rodar esta película, y tal como se muestra en ella, las mujeres no podían viajar solas. Pero al finalizar el rodaje ya les era posible. También ha desaparecido la figura del guardián masculino. Tal vez desde el exterior parezca que eso de las mujeres puedan conducir es simple. Pero significa que tienen su propio control porque pueden moverse solas. Creo que, en cinco años,
las relaciones entre los dos sexos serán mucho más sanas en mi país; la gente estará mejor educada, y las mujeres podrán participar en la vida pública.
¿Y qué hay de la democracia? Por aquí se considera que el saudí es un sistema casi medieval.
En Oriente Próximo, el cambio político es problemático. Para tener una democracia es imprescindible la educación. La gente no puede regirse por la superstición. Las primaveras árabes mostraron lo que ocurre cuando los valores no siguen el ritmo de los pretendidos cambios políticos y siguen siendo muy tradicionales. Sólo la educación y la transformación de los valores traerá un verdadero progreso.
¿Considera que en la cúpula del poder hay voluntad de cambio?
Sí. Porque saben que un país normalizado traerá una mejor situación económica en la que puedan crearse industrias más allá del petróleo. Así se procurará una mayor estabilidad para el futuro.
Usted es pionera del cine allí. ¿Qué obstáculos ha encontrado?
La primera la hice cuando el cine era ilegal. Fue difícil porque estábamos todo el rato nerviosos. Con esta otra película todo fue diferente porque ya se podía. Un día, un hombre muy conservador nos dijo que teníamos que parar y llamó a la policía. Cuando vino el agente y vio que teníamos todos los permisos en regla, se dirigió a este señor que era él quien molestaba. Pero el cine está allí muy verde y todo hay que inventarlo. No hay gente que haga castings, o que localice. No hay directores de fotografía… Se requiere paciencia e inventiva mientras vamos creando una base. Cuesta, pero es lo que tenemos que hacer.
CAMBIOS TARDÍOS PERO RÁPIDOS “Cuando empezamos a rodar las mujeres no podían viajar solas; al finalizar sí podían”
UNA INDUSTRIA EN SUS ALBORES “El cine está muy verde en mi país, todo hay que inventarlo; cuesta pero hay que hacerlo”