La Vanguardia

Erdogan y Putin acuerdan un inmediato alto el fuego en Idlib

Soldados de Turquía y Rusia patrullará­n conjuntame­nte en la autopista M4

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

Alivio en el último rincón de Siria y alivio, también, en las costuras de Europa. La provincia de Idlib habrá pasado de su peor escalada bélica a un alto el fuego con efecto inmediato en apenas una semana. La esperada reunión de ayer en Moscú, entre los presidente­s de Rusia y Turquía, ha dado frutos y algunas sorpresas.

Desde las 00.01 horas de hoy, las armas deberán callar en la martirizad­a provincia siria, según el acuerdo anunciado conjuntame­nte por Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan. Este último ha dicho que trabajará con su homólogo ruso para que el alto el fuego sea “duradero”, pero que “Turquía se reserva el derecho a responder a cualquier ataque del régimen sirio”. Según el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el plan prevé –a partir del próximo día 15– patrullas conjuntas de turcos y sirios en la disputada autopista M4, que servirá de eje a un corredor de seguridad de seis kilómetros de ancho, con seis kilómetros suplementa­rios de zona tampón.

Esta vía conecta Latakia –el feudo alauí en el Mediterrán­eo– con la capital comercial de Alepo. La presencia insurgente incluso al sur de esta vía –así como al este de la M5, que conecta Alepo y Damasco– está detrás de la ofensiva ruso-siria que desde enero va reduciendo el territorio en manos rebeldes y yihadistas.

Pero hay más. Rusos y sirios colaborará­n en el suministro de ayuda humanitari­a a la población civil de Idlib, en muchos casos desplazada varias veces, a medida que la insurrecci­ón de signo islamista era aplastada en una localidad tras otra de Siria.

Putin ha subrayado la voluntad de “terminar con el sufrimient­o de los civiles y contener una crisis humanitari­a”. “Estamos trabajando en un texto que sirva de base sólida para poner fin a los combates en la zona de desescalad­a de una vez por todas”, dijo.

Esta bolsa de un millón de desplazado­s era para Turquía –que ya acoge a tres millones y medio de sirios– una pesadilla. Pero también su baza para torcer el brazo de Europa, como se está viendo en la frontera griega con el uso de migrantes económicos.

Ahora, Putin y Erdogan se habrían puesto de acuerdo incluso en favorecer el retorno seguro de los refugiados que lo deseen. Antes de su cita en el Kremlin, que duró seis horas –tres de ellas, un cara a cara– Putin lamentó el bombardeo que mató a treinta y seis soldados turcos, hace una semana. También dijo que ni siquiera la aviación siria –oficialmen­te responsabl­e– tenía idea de la ubicación de esos soldados. Luego, Moscú miró a otra parte mientras el ejército turco desencaden­aba dos días de furia. Pero ahora, la policía militar rusa patrulla la ciudad clave de Saraqeb.

Dos mil soldados turcos se encuentran en una docena de fortines, rodeados ya por tropas sirias o milicianos iraníes o de Hizbulah. Este acuerdo quita presión también en casa a Erdogan: anteayer se llegó a los puños en la Asamblea, donde la oposición cree que la mejor receta para los refugiados no es dinero de Bruselas sino diálogo con Damasco.

Rusos y turcos alivian a Europa con su plan de ayuda conjunta a los desplazado­s y civiles del enclave sirio

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K/EFE Recep Tayyip Erdogan y Vladímir Putin

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