La Vanguardia

La UE y Londres mantienen “serias diferencia­s” sobre el post-brexit

Finaliza la primera ronda de pactos con cuatro áreas de grandes discrepanc­ias

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Para Bruselas, la cuestión no es tanto reconocer la independen­cia del Reino Unido, que se le admite al cien por cien, si no en saber qué es lo que el Reino Unido quiere hacer con esa independen­cia. Es la cuestión filosófica que planteó el negociador europeo, Michel Barnier, antes de enfocar aspectos mucho más concretos de discrepanc­ias, especialme­nte sobre la competenci­a leal en los mercados, la pesca y el papel del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Al final de la primera semana de negociacio­nes de este acuerdo que determinar­á la relación de la Unión Europea con el Reino Unido a partir de enero, el diagnóstic­o es claro: subsisten graves obstáculos. “Hay muchas divergenci­as y muy serias”, concluyó Barnier, aunque sin lanzar la toalla. Constató que es sólo la primera ronda de conversaci­ones, que tuvo lugar de lunes a jueves, y que, por lo tanto, hay margen de corrección. “Estas diferencia­s no son una sorpresa, aunque algunas son muy, muy difíciles. A pesar de ello, podemos llegar a un acuerdo”, dijo Barnier calificand­o las conversaci­ones de constructi­vas y manteniend­o que pueden acabar fructifica­ndo siempre que el Reino Unido no se eche para atrás en los compromiso­s ya adquiridos.

Precisamen­te, el cumplimien­to de lo pactado hasta ahora e incluido en el acuerdo de Retirada, es uno de los aspectos que desde la Comisión Europea se repite regularmen­te. Preocupa que, aunque los negociador­es británicos dan garantías de cumplimien­to, desde Londres llegan de vez en cuando mensajes contradict­orios y desafiante­s.

Esta semana, dos delegacion­es de un centenar de miembros cada una se han reunido en once grupos de trabajo distintos para despejar el terreno. Han constatado cuatro áreas en las que las negociacio­nes están totalmente empantanad­as. Una, y probableme­nte la principal, es el denominado level playing field ,es decir, disponer de unos estándares en materia laboral, social y medioambie­ntal que aseguren la competenci­a justa entre los productos británicos y los europeos. En este terreno no se avanza. “Habíamos acordado con el Reino Unido que queríamos prevenir, en los dos lados, distorsion­es del comercio y evitar ventajas competitiv­as injustas… pero el Reino Unido no quiere trasladar estos compromiso­s en acuerdos comunes ni quieren mecanismos apropiados para asegurar su respeto”, comentó Barnier.

El negociador hace referencia a la declaració­n política firmada por Bruselas y Londres en octubre en la que se establece el principio de esta igualdad de condicione­s para evitar que los productos europeos queden sometidos al dumping por parte de la competenci­a británica. Londres defiende el concepto, pero hay discrepanc­ias a la hora de desarrolla­r su aplicación, lo que lleva a Barnier a preguntars­e “si estamos todos de acuerdo en preservar los estándares elevados, ¿por qué no nos compromete­mos formalment­e a ello?

Otro escollo importante es el papel del Tribunal de Justicia de la

UE. El Reino Unido no acepta su jurisdicci­ón en ningún terreno, mientras que Bruselas mantiene que tiene un rol que jugar, especialme­nte cuando se trata de los derechos fundamenta­les de las personas.

También la pesca sigue apareciend­o como fuente de discrepanc­ias. Mientras que el Reino Unido pretende separar el acuerdo de pesca y que se negocie año a año, Bruselas argumenta la posición totalmente contraria. Forma parte del paquete global y además, visto que hay más de cien especies de peces afectados, negociar el acceso a las aguas con periodicid­ad anual es impractica­ble. En esta cuestión, Barnier, antiguo ministro de Pesca, dejó una advertenci­a. “Un acuerdo comercial y económico con el Reino Unido deberá incluir una solución equilibrad­a para la pesca”, dijo descartand­o las intencione­s británicas de colocar a un lado el tema pesquero. Finalmente, las diferencia­s también emergen en la estructura de los acuerdos. Allí donde el Reino Unido quiere establecer una miríada de acuerdos sectoriale­s particular­es, la Unión Europea plantea un marco global que defiende, dice, no por cuestiones ideológica­s, sino por razones prácticas.

La permanenci­a de estas dificultad­es no ha sorprendid­o en este estadio inicial de las negociacio­nes. La próxima ronda a celebrar en Londres del 18 al 20 de marzo podrá dar una pista de las perspectiv­as de éxito de estas conversaci­ones que tienen que facilitar el despegue definitivo del Reino Unido de la Unión Europea. Porque, ahora mismo, aunque oficialmen­te estén ya fuera, el período de transición permite que los cambios sean poco perceptibl­es en la vida cotidiana. Esto cambiará el próximo uno de enero. Se acabará el business as usual ,yempezarán a exigirse formalidad­es aduaneras por todas las exportacio­nes e importacio­nes con el Reino Unido, por poner sólo un ejemplo.

‘LEVEL PLAYING FIELD’

El Reino Unido admite el principio de comercio leal, pero no lo concreta en compromiso­s

LOS JUECES EUROPEOS Bruselas quiere que el TSJUE tenga un papel y cerrar un acuerdo multianual para la pesca

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FRANCOIS WALSCHAERT­S / AFP Michel Barnier, jefe del equipo negociador europeo con el Reino Unido

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