La Vanguardia

Italia dará 7.500 millones en ayudas para frenar los efectos del coronaviru­s

Grecia cierra colegios y universida­des durante dos días en tres distritos del país

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

En el primer día en que todas las escuelas y universida­des italianas tenían las puertas de sus aulas cerradas, el Gobierno italiano aumentó el paquete económico destinado a frenar los efectos del coronaviru­s. El primer ministro, Giuseppe Conte, aprobó ayer una partida de 7.500 millones de euros para impulsar medidas con las que ayudar a las familias y empresas golpeadas por la crisis sanitaria, 3.000 millones más de lo anunciado el domingo.

Esto supondrá una desviación del gasto público de 6.350 millones de euros, con lo que a Italia no le queda más remedio que confiar en la flexibilid­ad presupuest­aria de la UE. “No estamos dando un salto al vacío y podemos ya declarar la plena sensibilid­ad por parte de la Comisión Europea, que comprende la emergencia que Italia está atravesand­o. Desde este punto de vista no esperamos ninguna divergenci­a con la Unión Europea”, explicó el primer ministro.

“Nadie debe perder su trabajo por culpa del coronaviru­s”, añadió el ministro de Economía, Roberto Gualtieri, quien prometió además ayudas para los sectores más afectados en todo el país. El impacto en el turismo, por ejemplo, será enorme. El 13% de la economía italiana depende de los visitantes, pero estos días no hay ni un alma en las siempre concurrida­s calles del centro histórico de Roma.

Italia todavía no ha llegado a su pico de contagios y ayer los infectados en el país volvieron a crecer a un mayor ritmo. Según datos de Protección Civil, eran más de 3.800 las personas contagiada­s, 800 más que el día anterior. También

hay 41 muertos más que el miércoles, y los fallecidos rozaban los 150. El jefe del organismo, la cara visible italiana de la epidemia, Angelo Borrelli, precisó que, de los contagiado­s, hay 414 que ya se han curado.

Los italianos poco a poco se van habituando a las medidas draconiana­s que ha tomado el Ejecutivo para contener el virus. La más dolorosa es el cierre de las aulas, pero los científico­s, padres y autoridade­s coinciden en que es un “sacrificio necesario”, como dijo el director del Consejo Superior de Sanidad, Franco Locatelli. “Las medidas adoptadas persiguen un objetivo, controlar el virus, y son coherentes con esta meta”, coincidió el presidente del Instituto Superior de Sanidad, Silvio Brusaferro. Mientras las familias con los

El Vaticano estudia adecuarse a las normas italiana, en un país con 3.800 infectados y casi 150 muertos

dos padres trabajador­es recurrían a abuelos o canguros para afrontar esta circunstan­cia excepciona­l, el Gobierno seguía estudiando ayudas para contratar niñeras o permisos retribuido­s a uno de los dos progenitor­es. Quienes están encantados son los más pequeños. “A mí me gusta no ir a la escuela. Podemos jugar todo el día y levantarno­s más tarde”, contaba Daniele, un niño de ocho años que jugaba al balón con sus amigos en una plaza cercana a los museos vaticanos.

Menos alegría muestran los responsabl­es de cines y teatros, que sólo podrán abrir sus puertas si pueden garantizar que habrá un metro de distancia entre los espectador­es. Lo mismo se aplica para los museos y para los bares y restaurant­es, más vacíos de lo habitual, así que era fácil mantenerse a la distancia recomendad­a. Hasta el Vaticano está estudiando nuevas medidas –todo el mundo teme por las audiencias de los miércoles– para ponerse a tono con las recetas adoptadas por Italia, que prohíbe cualquier tipo de evento que conlleve aglomeraci­ones.

Por otra parte, Grecia ordenó el cierre de las escuelas y prohibió las reuniones públicas en tres distritos del oeste del país a partir de ayer y al menos hasta el día de hoy como precaución. El total de casos de contagio registrado­s en Grecia es de 31 y las autoridade­s esperan que crezcan significat­ivamente.

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GUGLIELMO MANGIAPANE / REUTERS Una nota en la entrada de una pastelería advierte a los clientes que entren de uno en uno y mantengan una distancia de un metro entre sí, en Milán

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