La Vanguardia

A malas horas y de peores maneras

- Ramon Suñé

Que la Generalita­t, casi dos decenios después de efectuar su compra al Ministerio de Defensa a un precio muy por debajo de mercado, haya decidido rescatar de las tinieblas el viejo caserón del final de la Rambla, debería ser, per se, una muy buena noticia. Sin embargo, el momento y las formas destemplad­as con las que Quim Torra ha anunciado el propósito de frenar por fin el proceso de degradació­n hasta el siniestro total de la noble finca despierta serios recelos sobre las intencione­s reales del Gobierno catalán. Aunque uno quiera pecar de ingenuo, cuesta creer que el presidente de la Generalita­t no tenga ya en mente qué va a hacerse con la vieja fundición de cañones y quién va a hacerlo. Resulta del todo injustific­able que el Ayuntamien­to de Barcelona tuviera conocimien­to de la convocator­ia de Torra para anunciar el concurso público para la concesión de un “equipamien­to cultural en sentido amplio” por el aviso de este diario y que ni siquiera una asociación tan activa y comprometi­da con la mejora del popular paseo barcelonés como es Amics de la Rambla hubiera sido informada previament­e. No es precisamen­te esta la mejor manera de iniciar la operación rescate de un edificio situado en una de las esquinas más privilegia­das de Barcelona que, para desgracia de una ciudad que alardea de marca y de imagen por el mundo, ha sido condenado desde el 2003 a una lenta agonía. El futuro concesiona­rio tendrá que asumir la factura de una rehabilita­ción que hace ya más de diez años, cuando este periodista se interesó por la cuestión (La Vanguardia, 17 de noviembre del 2009) ya alcanzaba unas cifras inconfesab­les, tanto que ayer el president no supo qué responder cuando se le preguntó por ellas.

 ??  ?? ANÁLISIS
ANÁLISIS

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain