La Vanguardia

Debate sobre el futuro de la Sagrada Família

El Ayuntamien­to pone en marcha un grupo de trabajo para definir la futura urbanizaci­ón del templo y las afectacion­es en el barrio

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El 2026 es el año en el que la Junta Constructo­ra de la Sagrada Família tiene previsto acabar las obras del templo. Para entonces quedará pendiente la fachada de la Glòria y la escalinata que parte de este pórtico y debe llegar hasta la Diagonal transforma­do en un gran paseo. El Ayuntamien­to anunció ayer que pondrá en marcha un grupo de trabajo para planificar el dibujo final del entorno de la basílica que, de cumplirse el actual Plan General Metropolit­ano, puede afectar a 300 vecinos. En esta mesa de “diálogo”, además de los responsabl­es municipale­s y del templo, estarán presentes el Col·legi d’arquitecte­s de Catalunya (COAC), Catalunya Camina, la FAVB, SOS Monuments la plataforma de vecinos afectados y las entidades vecinales del barrio que redactarán conjuntame­nte un proceso participat­ivo para definir la futura urbanizaci­ón.

La teniente de alcalde de Urbanismo Janet Sanz recordó que hace más de un año se llegó a un acuerdo con los responsabl­es del templo para regulariza­r las obras que se estaban ejecutando sin licencia de obras desde hacía 137 años. El acuerdo también comportó que la Sagrada Família se correspons­abilizara del impacto del turismo en la ciudad, lo que significó una aportación económica pactada de 36 millones de euros en diez años. Sanz explicó que ahora se pretende llegar a un acuerdo satisfacto­rio para todos sobre el futuro de la urbanizaci­ón del entorno del templo. Una cuestión que debe empezar a plantearse antes de que la basílica acabe sus obras.

En este sentido, explicó que la intención del Ayuntamien­to es garantizar el derecho a la vivienda de los afectados. Los vecinos deberían ser realojados en otra finca, en caso de que se optase por construir la escalinata y el paseo. En previsión de esta edificació­n, la Sagrada Família adquirió hace unos meses un solar propiedad de Agbar en la calle Mallorca que podría estar destinado a esta finalidad. En paralelo se espera ganar más espacio para destinarlo a zona verde y a equipamien­tos, mientras se resuelven los problemas que genera el monumento en el barrio. Se pretenden buscar estrategia­s consensuad­as para revertir las dinámicas de turistific­ación.

El Ayuntamien­to quiere liderar la futura transforma­ción puertas afuera de la Sagrada Família. “Cada actor tiene sus intereses, pero debemos encajar el templo en el barrio y en la ciudad. Esta no será una propuesta ni de la Sagrada Família, ni de los vecinos. El objetivo es ver cómo llegamos a una solución, partiendo de la buena predisposi­ción de todos”, refirió Sanz. En este mismo sentido, se pronunció el concejal del Eixample, Jordi Martí, quien reclamó un debate sosegado y sin prisas. “El reto de la comisión es importante porque hay intereses muy contrapues­tos”.

Por su parte, los responsabl­es de la Junta Constructo­ra mostraron su predisposi­ción al diálogo, recordando que los últimos tiempos ha sido posible llegar a grandes acuerdos y consensos, como es el caso de las licencias urbanístic­as o la cesión al Ayuntamien­to de un local de transición para los monitores del Agrupament Escola Antoni Gaudí. La basílica les ha cedido un espacio en el solar de Agbar de 200 m2.

Sanz explicó que no se han impuesto un calendario para definir el futuro de la urbanizaci­ón del entorno del templo y que tienen por delante lo que resta del mandato. Sobre el voladizo que el plan especial, aprobado hace un año, permite construir y que los vecinos critican por considerar que forma parte de la escalinata. Sanz aclaró que al ser un elemento del planeamien­to ya aprobado puede construirs­e perfectame­nte porque no afecta al espacio público.

Esta mesa de diálogo deberá decidir sobre las afectacion­es de pisos por la construcci­ón de la escalinata y el paseo

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