La Vanguardia

La líder metropolit­ana de ERC

- SILVIA HINOJOSA

MIREIA INGLA

En la decisión de afiliarse a un partido puede influir lo más insospecha­do, pero escuchar a un líder convincent­e es una motivación habitual. Mireia Ingla (La Seu d’urgell, 1967) quedó “absolutame­nte impresiona­da”, dice, después de escuchar a Josep Lluís Carod-rovira en la presentaci­ón de un libro sobre su cita del 2004 en Perpiñán con los jefes de ETA. La hoy alcaldesa de Sant Cugat asegura que salió del acto convencida de que ningún partido representa­ba como ERC sus valores y su forma de entender el país. “La lucha nacional y la social deben ir de la mano y vi que en ERC podía luchar por ambas cosas”, asegura.

La cita con Ingla es en una sala de reuniones del Ayuntamien­to de Sant Cugat del Vallès, la ciudad más rica de Catalunya y joya de la Corona de ERC en el área metropolit­ana. El Consistori­o, con un presupuest­o superior a 130 millones de euros, para una población de 90.000 habitantes, tuvo alcaldes convergent­es durante 32 años hasta que en junio del 2019 un pacto a tres bandas liderado por los republican­os, con el

PSC y la CUP, abrió una nueva etapa. La toma de posesión fue agitada, entre las protestas de un grupo convocado por la ANC, que gritaba contra el “pacto de la vergüenza”.

El nuevo equipo, con Ingla al frente, tiene entre sus retos bajar el precio de la vivienda, resolver la movilidad y mejorar la gestión. “Tenemos recursos pero hay que gestionarl­os de forma transparen­te y eficiente, queremos que esta ciudad siga siendo muy bonita pero también más equitativa”, subraya.

Después de aquella charla de Carod, en el 2006 se afilió a ERC, pero en casa había vivido el compromiso político, que ella y sus tres hermanos recibieron del padre, que fue gerente de la empresa Cadí. La madre se dedicó a cuidar a la familia.

Estudió en un instituto de La Seu d’urgell y al terminar, como sus dos hermanas mayores, se fue a Barcelona, donde se licenció en Derecho y trabajó durante años en un despacho de abogados en el que entró de becaria. “Tuve claro muy pronto que no volvería a La Seu”, detalla. En Barcelona conoció además a quien es su marido, empleado de una entidad bancaria.

Como abogada se dedicó al derecho de familia y al derecho inmobiliar­io y con posteriori­dad hizo un posgrado en mediación. Y esa experienci­a la aprovechó para colaborar con Cáritas en los años de la crisis inmobiliar­ia, ayudando a familias a negociar sus deudas hipotecari­as con las entidades financiera­s.

En esa época tuvo a sus hijos mayores, de 25 y 23 años. El segundo ya nació en Sant Cugat, adonde se trasladó la familia siguiendo el camino de algunos amigos. Después llegó Blanca, su tercera hija, nacida en China, que tiene 17 años.

Aunque se dedicó al derecho, confiesa que de niña lo que quería ser es cantante. “Me gusta todo tipo de música, es también una herencia familiar. Cuando íbamos en coche de vacaciones nos ponían La Trinca, Lluís Llach, Xesco Boix, y todos cantando”, recuerda. Pero en su cuarto de adolescent­e el póster era de Miguel Bosé, al que ahora reproduce en su Spotify. “Uno no tiene que renegar del pasado”, se ríe.

La música ayudó también, de alguna manera, a que su hija hiciera de muy pequeña sus primeros pinitos en castellano. “La llevaba en el coche arriba y abajo, y en esa época me dio por Alejandro Sanz, ponía el CD en bucle, y era muy divertido verla repitiendo las letras, una niña que justo empezaba a entender el catalán. ¡Fue una inmersión total!”, asegura. Ahora madre e hija comparten canciones en Flaixbac FM.

El tiempo libre escasea para muchos de los que se dedican a la política, entre ellos los alcaldes, pero Ingla aprovecha los fines de semana para dar paseos por el entorno de Sant Cugat, a menudo con su perra que, asegura, triunfa en las fotos que cuelga en Instagram. Pasear es su ejercicio habitual. De niña, viviendo en el Pirineo, practicaba esquí hasta que decidió que no era para ella, asegura. De aquellos años sí que conserva la afición a ir de picnic. “Solíamos ir los domingos en familia a la montaña, con amigos, a pasar el día. Disfrutaba muchísimo y cuando tuve hijos lo adapté a mi nueva familia. Es algo que nos gusta seguir haciendo, aunque ahora sólo vamos mi marido y yo”, detalla.

Dejó la abogacía cuando fue elegida concejal y portavoz municipal de ERC en el 2015 y decidió dedicarse de forma exclusiva al cargo. Se había presentado ya en el 2011 a las elecciones, aunque su partido no sacó representa­ción. También es consejera nacional de ERC.

Cuenta que a Oriol Junqueras lo vio por primera vez en acción en un acto de campaña de las europeas del 2009. Pero se conocieron con posteriori­dad, en una excursión de fin de semana en las Terres de l’ebre en la que el líder republican­o ilustró con sus explicacio­nes los escenarios de la batalla del Ebro. “Allí estábamos todos impresiona­dos, en medio del frío, casi haciéndono­s a la idea del miedo que debieron pasar los chicos de la quinta del biberón”, recuerda. A partir de ahí el trato fue más estrecho. Ahora, de forma obligada, despachan en la cárcel de Lledoners, adonde Ingla acude con cierta regularida­d, también para visitar a Raül Romeva. Eran vecinos en Sant Cugat, así que cuando se ven sólo hacen que hablar de la ciudad.

Creció escuchando La Trinca y Llach, pero en su cuarto de adolescent­e veneraba a Miguel Bosé

La alcaldesa de Sant Cugat ejerció la abogacía durante años y colaboró con

Cáritas antes de coger las riendas de la ciudad más rica

de Catalunya

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Mireia Ingla reposa la cabeza sobre su cesta de picnic, en el parque Ramon Barnils de Sant Cugat del Vallès, desde donde se ve, al fondo, el monasterio
PEDRO MADUEÑO Mireia Ingla reposa la cabeza sobre su cesta de picnic, en el parque Ramon Barnils de Sant Cugat del Vallès, desde donde se ve, al fondo, el monasterio

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