Orientalismo y clichés
El IVAM aborda con 660 obras la visión estereotipada del arte Occidental sobre el imaginario de Oriente Próximo y norte de África
Esta es una exposición que se ha programado con vocación de cuestionar los prejuicios y clichés que se han construido a través del arte desde Occidente de Oriente Próximo, principalmente durante los siglos siglo XIX y XX. Así lo valora José Miguel Cortés, director del IVAM. Porque durante décadas, añade, todas las manifestaciones de cultura popular nos han mostrado una visión de lo oriental cargada de prejuicios; en ocasiones con imágenes hipersexualizadas, como el harén, en otras forzando imaginaros mágicos, como Simbad el marino, y, en el peor de los casos, marcadamente racistas.
Para abordar la complejidad estética, el museo valenciano expone desde ayer la muestra más ambiciosas realizada en España sobre esa construcción del imaginario colectivo Occidental con la exposición de 660 obras localizadas en 70 colecciones y museos públicos y privados como Museo del Prado, el Musée d’orsay, la colección Banco de España, el Centre George Pompidou, el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid o la Galerie Maeght.
La muestra, titulada Orientalismos. La construcción del imaginario de Oriente Próximo y del Norte de África (1800-1956) ha sido estructurada por los comisarios Rogelio López Cuenca y Sergio Rubira a partir del texto escrito por Edward Said, titulado Orientalismo y publicado en 1978. Entre las piezas seleccionadas las hay firmadas por artistas como Goya, Picasso, Matisse, Paul Klee, Auguste Macke, Joaquín Sorolla, Antonio Muñoz Degrain, Yto Barrada, Read Yassin o Antoni Muntadas.
Orientalismos se ha configurado a partir de diferentes casos de estudio que confrontan las obras del siglo XIX con trabajos actuales, destacando el enfoque de cada una de las épocas sobre los clichés producidos sobre oriente desde occidente. A lo largo de las salas es posible encontrar múltiples ejemplos de esta visión de lo exótico para los occidentales a través de pinturas en óleo sobre lienzo, carteles publicitarios, postales, fotografías o filmaciones cinematográficas.
Los comisarios han señalado que las obras hablan de Oriente, pero a la vez hablan de nosotros mismos, de nuestros miedos. Señalan que la confrontación con la realidad influye poco en la representación de la misma, ya que por más conocimiento que tenemos de ella, este ha influido poco, ya que se han mantenido los estereotipos, que al final son un reflejo negativo de nosotros mismos. Indican, además, que a los habitantes de la otra orilla se les ve como fanáticos religiosos, como primitivos que cuando estallan son irracionales y en las piezas se mitifica la necesidad de control por parte de civilizaciones supuestamente superiores que son racionales.
Los comisarios han puesto énfasis en la llegada de los ballets rusos a París, la apropiación de la moda oriental por parte de los occidentales, como las chilabas de Fortuny que eran llevadas por la calle, Picasso con las Salomés. Y han rebelado cómo los viajes realizados a Oriente por pintores como Auguste Macke, Paul Klee o Henri Matisse, quienes visitan los lugares que les indican los libros de guías turísticas, donde les dicen lo que han de ver, condicionaron su mirada y el reflejo de la cultura oriental en sus trabajos. La publicidad, los tebeos de los años cuarenta y cincuenta, las producciones de Hollywood en las que se representan pasajes de las Mil y una noches o cómo en España se representaba el islam, que era muchas veces hiperorientalizado por las autoridades españolas, como en el caso del uso de la Alhambra de Granada como espacio para recibir a visitas de Estado. La exposición, que ha contado con la colaboración de la Fundación Banco Sabadell, podrá verse hasta 21 de junio.