La Vanguardia

Hijos póstumos

- Llucia Ramis

Dice Galder Reguera que ligaba mucho con “el viejo truco del hijo póstumo”. Su padre murió el día que su madre le dijo que estaba embarazada. Ahora él presenta

Libro de familia en La Calders, y la editora de Seix Barral, Teresa Bailach, le agradece que haya volado desde Bilbao, con el viento que hace. Acompaña al autor Ignacio Martínez de Pisón, que menciona Novela familiar , de John Lanchester, Léxico familiar, de Natalia Ginzburg y El olvido

que seremos, de Héctor Abad Faciolince. Mediante una labor de investigac­ión, Reguera recupera la memoria de alguien que para él sólo existió en fotos y en el relato de quienes le conocieron. Así va descubrien­do quién era el hombre cuya figura rechazó durante mucho tiempo, consciente de que si no hubiera muerto aquella Nochevieja de 1974, su familia nunca habría sido la que es: rara y feliz.

Reguera tiene muchas cosas del hombre con el que luego se casó su madre; expresione­s, la manera de entender el mundo. Pero, a través de unas películas de Super-8, vio que también ha heredado gestos y rasgos de una persona a la que nunca conoció. Escribió las últimas páginas también en Nochevieja, la de 2018, y cuenta que en su casa todos actuaban de un modo un poco impostado, porque sabían que lo que hicieran saldría en un libro. Entre el público están Miqui Otero y Malcolm Otero Barral, Laura Fernández, Jordi Puntí, Marta Orriols, Nahir Gutiérrez, que acaba de sacar La bailarina sin corazón en Mueve tu lengua, con ilustracio­nes de Iván Harón. Toni Hill, Toni Padilla, Elena Blanco. El editor Enrique Murillo recuerda que publicó otro libro de Reguera, Hijos del fútbol, “en un lugar espantoso, Malpaso-lince”, dice, “donde le robaron los derechos de autor”. Antes de firmar ejemplares, Reguera tiene que ir al baño; percances de beber cerveza durante la presentaci­ón.

También en La Calders tuvo lugar el segundo round Beckett vs

Cioran, que ha enfrentado dialéctica­mente a Andreu Gomila y Josep Pedrals en la Nollegiu y la Tribu. Gomila ha traducido De l’inconvenie­nt d’haver nascut, de Emil Cioran (Empúries), y Pedrals, Esperant Godot, de Samuel Beckett (Proa). El jueves, Jaume C. Pons Alorda presenta en La Memòria su traducción de El preludi, de William Wordsworth, un lustro después de presentar aquí mismo la que hizo de Fulles d’herba, de Walt Whitman. Fue durante la concesión de la Serra d’or por aquella traducción, con los canapés, cuando el director de 1984, Josep Cots, le dijo: “Nen, ja sé que vull que facis ara”. Ante la propuesta, Pons titubeó; sus románticos preferidos eran Byron y Keats, seguidos por Coleridge y Shelley. ¿Tenía que dedicar cuatro años a una obra de ocho mil versos de un autor que entonces no le entusiasma­ba? Aceptó, como reto. Y descubrió quizá el gran poema de su tiempo, que fue escrito sin saber que lo sería.

Dicen que ahí está la semilla de la famosa magdalena de Proust. Y también conecta con Joyce a través de las epifanías. Cuando Wordsworth murió, el 23 de abril de 1850, tenía la impresión de haber fracasado. Su mujer publicó póstumamen­te el libro que cerraría el romanticis­mo, inciado por él mismo con Balades líriques, que también traducirá Pons Alorda. Cita a José Ángel Valente, que

dijo algo así como: “Hay que ser fiel a lo que te ha dado felicidad en la vida”. Precisamen­te fue Valente quien apuntó que la posguerra y la lejanía del exilio, el hecho de no haber vuelto, provocaron el silenciami­ento de la obra de Juan Ramón Jiménez.

Lo recuerda Alfonso Alegre Heitzmann, responsabl­e de la

edición renovada de su Lírica de una Atlántida (1936-1954), que publica Tusquets. José María Castellet especifica­ba la exclusión de Jiménez de la antología

Veinte años de poesía española

(1939-1959), por “la falta de trascenden­cia de su obra última”. Cuando, para Sam Abrams, Lírica sería el más gran libro de la poesía española del siglo XX, y el peor leído: “La priorizaci­ón de Platero

yyo es una manera encubierta de infantiliz­ar al autor, que no ha sido superado por ningún otro poeta en lengua castellana”. En el auditorio lleno de Casa Amèrica de Catalunya, están la directora general Marta Nin y Cristina Osorno, Juan Vico, la editora de Rosa Cúbica, Victoria Pradilla, y los cónsules de Argentina, México y Uruguay, donde vivió el autor, tuvo vinculació­n, influencia­s y fue reconocido, como explican la directora de la cátedra Juan Ramón Jiménez de la Universida­d de Huelva, Rosa García Gutiérrez, y el poeta y traductor Aurelio Major. “Mi mejor obra es mi constante arrepentim­iento de mi obra”, escribió Juan Ramón Jiménez. Como phitivier de pichónword­sworth, póstumamen­te se reconoce su valor.

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CÉSAR RANGEL Libro de familia Ignacio Martínez de Pisón, Galder Reguera (autor del libro) y Teresa Bailach, en la librería La Calders
 ??  ?? La introducci­ón. Jaume C. Pons Alorda presentó su traducción de El Preludio, de William Wordsworth, editada por Edicions 1984
La introducci­ón. Jaume C. Pons Alorda presentó su traducción de El Preludio, de William Wordsworth, editada por Edicions 1984
 ?? CÉSAR RANGEL ?? JRJ, reeditado Aurelio Major, Rosa García Gutiérrez , Alfonso Alegre y Sam Abrams en la presentaci­ón de Lírica de una Atlántida
CÉSAR RANGEL JRJ, reeditado Aurelio Major, Rosa García Gutiérrez , Alfonso Alegre y Sam Abrams en la presentaci­ón de Lírica de una Atlántida
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