La Vanguardia

Rusia rompe con la OPEP y arrastra el petróleo a una caída del 9%

El cártel fracasa en involucrar a sus aliados en un recorte de la producción

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

El oro negro ha caído en un agujero negro. El barril de petróleo se hundió ayer hasta los niveles del verano del 2016. El Brent, la variedad de referencia en Europa, ayer a media tarde cotizaba apenas por encima de los 45 dólares, con un desplome cercano al 9% respecto al día anterior.

El mercado reaccionó así ante la situación de impasse en que se encuentra el cártel de los países exportador­es de petróleo (OPEP) con el resto de sus (¿ex?) aliados, liderados por Rusia, después de que ayer Moscú reafirmó su negativa a sumarse a la reducción de oferta sugerida por la organizaci­ón. “Desde el 1 de abril nadie tiene la obligación de recortar la producción”, dijo ayer el ministro de Energía ruso, Alexander Novak, al salir de la reunión en Viena. Es una ruptura diplomátic­a de un alianza que se remonta al 2016 y que trae consecuenc­ias imprevisib­les.

Recapitule­mos. La OPEP propuso el pasado jueves retirar del mercado un millón de barriles diarios pero pidió al bloque de estados amigos (en los que Rusia tiene mucha influencia) que se hicieran cargo de otros 500.000. El argumento es que la crisis desatada por el Covid-19 ha causado un fuerte retroceso de la demanda de petróleo. China, que representa el 13,4% del consumo, está en retirada. En el primer trimestre, la caída en volumen del consumo será el mayor de la historia. Por ello, según la OPEP es necesario sostener los precios, que desde entonces han perdido un tercio de su valor.

Sin embargo, ni parece que la iniciativa sea capaz de sostener las cotizacion­es, ni los rusos están por la labor de ayudar al cártel en esta tarea. ¿Por qué? Arabia Saudí, cuyos ingresos proceden en su totalidad de las materias primas, necesita un barril a 83 dólares para conseguir el equilibrio de sus cuentas. Al contrario, en la actualidad la economía rusa puede permitirse unos precios cercanos a los 42 dólares, después de las políticas de ajuste y de las sanciones económicas de los últimos años. Hay que comprender su punto de vista: si no hacen nada, pueden seguir vendiendo petróleo sin problemas y además defienden su cuota de mercado al ser más competitiv­os.

Esto por lo que concierne a Rusia. Pero en esta situación hay que hacer las cuentas con la sombra de Estados Unidos. Gracias a la revolución del fracking (perforacio­nes de roca), los norteameri­canos son el primer productor mundial y subiendo, con unos niveles de 12,2

ACUERDO IMPOSIBLE Arabia necesita un barril a 83 dólares, Moscú se conforma con 42

GEOPOLÍTIC­A

Detrás de la guerra interna planea la sombra de EE.UU., que es cada vez más líder

millones de barriles diarios. Para que se tenga una idea, desde el 2012 la producción de Rusia y de Arabia Saudí ha aumentado entre un 5% y un 6%, cuando la de EE.UU. lo ha hecho un 82%. Es una revolución sin precedente­s.

Además, abrir un nuevo pozo para extraer petróleo de esquisto (shale oil) en EE.UU. es cada vez más barato. Según la última encuesta realizada por la Reserva Federal de Dallas, basta con que el petróleo West Texas cotice a 50 dólares para que este negocio prosiga su expansión (ayer cotizaba aen 42 dólares).

Desde septiembre del año pasado, Estados Unidos se ha convertido incluso en exportador neto: algo impensable hace algunas décadas. Washington ya no necesita el petróleo saudita y tiene cada vez más peso en el mercado.

Una de las consecuenc­ias es que la OPEP sin sus aliados ahora mismo tan sólo representa el 30,8% de la producción mundial. Cualquier recorte de producción ordenado por el cártel en solitario es muy poco efectivo. Según Roger Diwan, de IHS Markit, “con toda probabilid­ad veremos los precios del petróleo más bajos en veinte años en el próximo trimestre”.

Y esto los rusos lo saben muy bien. Si hubieran aceptado la propuesta de la OPEP y cerrado el grifo, habrían dejado más terreno libre al gigante estadounid­ense y aumentado los beneficios de los productore­s norteameri­canos. En cambio, Moscú cree que con un barril de crudo barato le puede hacer más daño a su competidor. “El problema básico de la OPEP es que lo único que hacen los recortes es propulsar la producción estadounid­ense. Los norteameri­canos han captado todos los incremento­s globales de consumo en los últimos años”, dijo el analista especializ­ado John Kemp.

¿Y ahora? Puede que los saudíes intervenga­n solos a la desesperad­a. Como dijo una vez el ministro de Petróleo de Arabia Saudí, Ali al Naimi, “nadie puede fijar el precio del petróleo, depende de Alá”.

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ANDREY RUDAKOV / BLOOMBERG Una instalació­n petrolera en Rusia
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