Envejecimiento y actividad económica
El envejecimiento es una realidad. En plena transformación demográfica, las empresas se tienen que adaptar. Además, hay cambios en las tasas de participación específicas por edad, agravando el envejecimiento de la fuerza de trabajo nacional. Un reto importante para las empresas y las organizaciones es cómo afecta el envejecimiento de la mano de obra a los costes laborales, la productividad y la sostenibilidad de la organización. Por eso se hace necesario examinar las respuestas de los empleadores a los cambios de la fuerza de trabajo ante las modificaciones de las políticas de jubilación, de las condiciones laborales, la adopción de varias fases ocupacionales y reformas de otras prestaciones de los trabajadores. Lo han remarcado varios trabajos: los más recientes son de enero de este año. Uno de ellos analiza cómo varía la participación laboral y el tipo de trabajo realizado con la edad a partir de los datos del Programa para la Evaluación de Competencias Adultas de la OCDE. Este estudio documenta cambios previsibles en la medida en que con la edad disminuya la capacidad de realizar trabajo físico, la comprensión lectora y numérica y el uso de nuevas tecnologías en las personas adultas. Por otra parte, gracias a las experiencias acumuladas, los trabajadores de más edad pueden desarrollar una mayor capacidad para planificar y supervisar determinados tipos de actividades. En entornos laborales flexibles, esquemas de jubilación que incorporen especificidades relativas a las habilidades requeridas por diferentes empleos, con una nueva formación continuada, tienen que hacer posible ajustar nuestras empresas a los cambios demográficos.
De la lectura de los trabajos mencionados surgen varias preguntas: ¿qué acciones necesita una pyme para afrontar la transformación del capital humano necesaria para favorecer la continuidad deseada de participación en el mundo laboral por los trabajadores y la empresa? ¿Cómo proceder a la adecuación de los puestos de trabajo a los diferentes estados de salud asociables a la edad de los trabajadores, vistas las morbilidades prevalentes y los diferentes perfiles de puesto de trabajo que las nuevas tecnologías permiten? Menos estrés laboral, garantías de seguridad ante las discontinuidades por absentismo o descanso desde bolsas de discontinuos serían por eso postulables. De lo contrario, hay que interrogarse cómo la pyme puede reorientar sus producciones a las nuevas necesidades y demandas vinculadas al cambio demográfico. La tipología de consumo, la naturaleza del ahorro y la ubicación de carteras y portfolios varía con la edad y la búsqueda de más seguridad. La empresa tiene que tener capacidad de respuesta. Y finalmente, qué otros apalancamientos de renta, más allá de las retribuciones laborales, harán falta para el bienestar de los trabajadores a lo largo de su ciclo vital (pensiones, liquidación de patrimonios, beneficios en especie); ¿se pueden instrumentar a partir de cambios en la vida laboral por parte de la protección social pública en la medida en que se hacen años?
Para algunas actividades, ciertamente, envejecimiento y productividad van juntos; en otros, el capital humano y el gap tecnológico dificultan acceder a las mejoras de productividad. A veces la tecnología compensa la discapacidad funcional vinculada al envejecimiento, ofreciendo segundas oportunidades. La flexibilidad para atender estos cambios por parte del empresario no está siempre garantizada. La posibilidad de trabajar en casa permite evitar la dificultad del transporte además de favorecer la conciliación familiar. Eso puede requerir repensar ciertas actividades: incluye formación, desarrollo personal, tutorización, rotaciones, reocupación y tiempo parcial compatible con jubilaciones.
Estas y otras preguntas serán objeto de un próximo simposio este 20 de marzo organizado por Pimec que tiene que permitir ayudar a nuestros empresarios a encontrar el reposicionamiento estratégico de las pequeñas y medianas empresas para hacer frente a los cambios demográficos mencionados.
Hay que reorientarse a las nuevas necesidades y demandas vinculadas al cambio demográfico