La Vanguardia

El Gobierno pide a los británicos que eviten ir a espectácul­os y al pub

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

El Gobierno británico está todavía en la fase de recomendac­iones pero no de prohibicio­nes, y ha pedido a la ciudadanía que si puede trabaje en casa, evite las reuniones de amigos, no vaya al cine, ni al teatro, ni tan siquiera a esa institució­n nacional que es el pub, epicentro de la vida en el Reino Unido. La Royal Opera House canceló ayer indefinida­mente todas sus funciones.

Presionado para tomar medidas radicales de aislamient­o similares a las de otros países, Boris Johnson avanza a paso de tortuga, aconsejado por científico­s que en base a proyeccion­es matemática­s se creen capaces de achatar la curva de la enfermedad y retrasar su pico hasta mediados de mayo o principios de junio, cuando las clases en los colegios hayan acabado y no haya tanta presión sobre los servicios médicos al haber acabado la temporada de la gripe. Los críticos alegan que el plan no tiene ni pies ni cabeza, y se base en simples asunciones sobre el comportami­ento del virus que no están demostrada­s.

El primer ministro efectuó ayer la primera de sus comparecen­cias diarias en la televisión para informar al país de la situación, y la aprovechó para proponer que se eviten todos los viajes que no sean absolutame­nte necesarios (los trenes han reducido de manera drástica sus servicios), así como las salidas de ocio. Anunció que pronto las autoridade­s pedirán a los mayores de setenta años, a las personas con enfermedad­es serias o del sistema respirator­io y a las mujeres embarazada­s que se queden en casa por un periodo de hasta doce semanas, dependiend­o de la evolución del Covid-19.

Preguntado por qué el Reino Unido no ha cerrado todavía los colegios, Johnson respondió que el país va tres semanas por detrás de Italia en la epidemia y quince días por detrás de Francia, España o Alemania, y que se trata de ordenar las formas más severas de aislamient­o “en el momento justo, para que la ciudadanía no se canse antes de tiempo y las incumpla en la fase crítica del pico de la enfermedad”. El número de infectados no ha llegado aún a los dos mil, y el de muertes es 55.

Un documento de las autoridade­s sanitarias estima que el coronaviru­s durará todo un año, con una primera fase que acabará progresiva­mente en el verano, y una segunda que comenzará en noviembre. En total calcula que un ochenta por ciento de la población enfermará, ocho millones de personas habrán de ser hospitaliz­adas y habrá bastantes más de cien mil muertos. Interrogad­o al respecto en la conferenci­a de prensa, Johnson dijo que “son cifras en base a las que trabajamos, pero no necesariam­ente la realidad”.

Una década larga de austeridad conservado­ra –y la mala gestión en los años de Tony Blair– han convertido en un esqueleto la sanidad pública británica, que ya va a tope en circunstan­cias

Johnson quiere suavizar la curva de la enfermedad y que el pico de la epidemia sea en mayo o junio

normales, y quedará sin duda desbordada por el impacto del Covid-19, sin respirador­es para atender a las personas en estado crítico, ni camas suficiente­s en las unidades de cuidados intensivos. La razón por la que ya no se hacen las pruebas del coronaviru­s excepto a quienes ingresan ya en estado grave, en contra de las recomendac­iones de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, es que no hay los medios para hacerlas.

El Gobierno aprobará el jueves medidas de emergencia que permitirán a la policía detener a quienes puedan estar contaminan­do a otras personas por negligenci­a y por ignorar las instruccio­nes, meterlos en la cárcel unos días y multarlos con mil libras (unos 1.200 euros).

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JUSTIN SETTERFIEL­D / GETTY Los ciudadanos de Londres se adaptan a los nuevos tiempos

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