El Gobierno pide a los británicos que eviten ir a espectáculos y al pub
El Gobierno británico está todavía en la fase de recomendaciones pero no de prohibiciones, y ha pedido a la ciudadanía que si puede trabaje en casa, evite las reuniones de amigos, no vaya al cine, ni al teatro, ni tan siquiera a esa institución nacional que es el pub, epicentro de la vida en el Reino Unido. La Royal Opera House canceló ayer indefinidamente todas sus funciones.
Presionado para tomar medidas radicales de aislamiento similares a las de otros países, Boris Johnson avanza a paso de tortuga, aconsejado por científicos que en base a proyecciones matemáticas se creen capaces de achatar la curva de la enfermedad y retrasar su pico hasta mediados de mayo o principios de junio, cuando las clases en los colegios hayan acabado y no haya tanta presión sobre los servicios médicos al haber acabado la temporada de la gripe. Los críticos alegan que el plan no tiene ni pies ni cabeza, y se base en simples asunciones sobre el comportamiento del virus que no están demostradas.
El primer ministro efectuó ayer la primera de sus comparecencias diarias en la televisión para informar al país de la situación, y la aprovechó para proponer que se eviten todos los viajes que no sean absolutamente necesarios (los trenes han reducido de manera drástica sus servicios), así como las salidas de ocio. Anunció que pronto las autoridades pedirán a los mayores de setenta años, a las personas con enfermedades serias o del sistema respiratorio y a las mujeres embarazadas que se queden en casa por un periodo de hasta doce semanas, dependiendo de la evolución del Covid-19.
Preguntado por qué el Reino Unido no ha cerrado todavía los colegios, Johnson respondió que el país va tres semanas por detrás de Italia en la epidemia y quince días por detrás de Francia, España o Alemania, y que se trata de ordenar las formas más severas de aislamiento “en el momento justo, para que la ciudadanía no se canse antes de tiempo y las incumpla en la fase crítica del pico de la enfermedad”. El número de infectados no ha llegado aún a los dos mil, y el de muertes es 55.
Un documento de las autoridades sanitarias estima que el coronavirus durará todo un año, con una primera fase que acabará progresivamente en el verano, y una segunda que comenzará en noviembre. En total calcula que un ochenta por ciento de la población enfermará, ocho millones de personas habrán de ser hospitalizadas y habrá bastantes más de cien mil muertos. Interrogado al respecto en la conferencia de prensa, Johnson dijo que “son cifras en base a las que trabajamos, pero no necesariamente la realidad”.
Una década larga de austeridad conservadora –y la mala gestión en los años de Tony Blair– han convertido en un esqueleto la sanidad pública británica, que ya va a tope en circunstancias
Johnson quiere suavizar la curva de la enfermedad y que el pico de la epidemia sea en mayo o junio
normales, y quedará sin duda desbordada por el impacto del Covid-19, sin respiradores para atender a las personas en estado crítico, ni camas suficientes en las unidades de cuidados intensivos. La razón por la que ya no se hacen las pruebas del coronavirus excepto a quienes ingresan ya en estado grave, en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, es que no hay los medios para hacerlas.
El Gobierno aprobará el jueves medidas de emergencia que permitirán a la policía detener a quienes puedan estar contaminando a otras personas por negligencia y por ignorar las instrucciones, meterlos en la cárcel unos días y multarlos con mil libras (unos 1.200 euros).