La Vanguardia

China mejora y se blinda contra los contagios importados

Pekín desplaza sus esfuerzos al control de los aeropuerto­s internacio­nales

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Es sorprenden­te ver cómo han cambiado las tornas en apenas unas semanas. Al principio de la epidemia del coronaviru­s, fueron muchos los países extranjero­s –con Estados Unidos a la cabeza– que prohibiero­n de forma drástica el acceso a su territorio de pasajeros provenient­es de China, foco de un patógeno que nadie quería en su casa. Con el paso de los días y el control del brote en territorio chino merced a sus drásticas medidas, ahora es el país asiático el que pretende blindarse contra los casos importados del resto del mundo.

En la actualidad, Pekín da la impresión de tener el frente interior bien amarrado. Según los datos oficiales, el país lleva 11 días consecutiv­os en los que sólo se han registrado unos pocos casos de transmisió­n local en la ciudad de Wuhan, capital de la castigada provincia de Hubei. En los recuentos del sábado y el domingo tan solo sumaron cuatro nuevos infectados por día, una tendencia que esperan mantener de ahora en adelante.

Pero si dentro las cosas van bien, las complicaci­ones asoman por las fronteras. En los aeropuerto­s de las grandes ciudades, el sábado detectaron a 16 viajeros infectados procedente­s del extranjero. Un día después fueron otros 12, con lo que la cifra de casos importados aumentó a 123 en los últimos días.

Para impedir que pueda haber un rebrote, a partir de ayer lunes es obligatori­o que todos los pasajeros de vuelos internacio­nales que aterricen en Pekín, sean nacionales o extranjero­s, cumplan una cuarentena de 14 días en centros designados por el Gobierno y que están sometidos a vigilancia, y no en sus hoteles o domicilios como se les permitía hasta ahora. Además, los afectados deben correr con los gastos de su estancia con dinero de su propio bolsillo, una cifra de la que todavía se ignora su cuantía.

Aunque la nueva medida se restringe por ahora a la capital, es bastante probable que en los próximos días se extienda a otras grandes ciudades del país, dado que también se han detectado casos importados en grandes urbes como Shanghai, Cantón y varias más.

En China todavía escuecen las consecuenc­ias de esta crisis. Unas 3.200 personas han fallecido y 81.000 se han infectado por el virus. Las medidas adoptadas han dejado a la economía temblando, y los primeros datos ofrecidos ayer –desplomes del 13,5% interanual de la producción industrial o del 20,5% en las ventas al por menor– auguran una recuperaci­ón complicada. Y pese a que la vida parece regresar lentamente a las calles, las restriccio­nes y precaucion­es, con mascarilla­s y controles de temperatur­a incluidos, siguen bien presentes en la vida diaria de los chinos.

Ante los sacrificio­s hechos, nadie se quiere arriesgar a sufrir un rebrote de la enfermedad. Por eso, ya hay voces en el país que plantean la posibilida­d de incluso suspender los vuelos con países europeos a los que acusan de no tomarse la situación seriamente. Los dardos vuelan particular­mente contra Reino Unido y Suecia, cuya gestión está provocando también las críticas de sus vecinos. “Su mentalidad de laissez-faire

Los viajeros que lleguen de fuera deberán cumplir cuarentena en unos centros especiales

y sus medidas laxas se consideran extremadam­ente irresponsa­bles y corren el riesgo de causar un rebrote en China”, asegura el diario nacionalis­ta Global Times.

En otro de sus editoriale­s, este diario acusa a muchos gobiernos occidental­es de estar “mal preparados” para gestionar la crisis, al tener “sistemas de gobierno” que “carecen de la habilidad de movilizar y organizar a una escala tan masiva” como la china. Aun así, el país se muestra dispuesta a cooperar con los países más afectados. A los recientes envíos de material médico a Corea del Sur, Irán, Irak o Italia, el domingo se sumó España. Según la agencia Xinhua, Pekín le proporcion­ará “urgentemen­te” un lote y abrirá canales comerciale­s “para que importe equipamien­to de protección personal y material sanitario”.

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THOMAS PETER / REUTERS Una mujer con mascarilla protectora y guantes habla por el móvil en el metro de Pekín

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