Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong, modelos de control de éxito
Aunque Pekín ha resultado efectivo en la lucha contra el coronavirus, en la región han surgido otros modelos de gestión menos agresivos también de éxito, en parte gracias a su experiencia previa con brotes víricos como el SARS (2003) o el MERS (2015). Es el caso de Corea del Sur, Taiwán, Singapur o Hong Kong, donde han optado por remedios que conjugan la prevención con el uso de nuevas tecnologías, sistemas de salud robustos y la responsabilidad ciudadana.
Por tercer día consecutivo, Corea del Sur registró el domingo un número mayor de altas que de contagios, que en el país rondan las 8.200 personas. Todo apunta a que van por el buen camino para contener el brote que surgió hace tres semanas en la ciudad de Daegu, en el sudeste del país.
La estrategia de las autoridades se basa en realizar una gran cantidad de pruebas de detección –más de 250.000 por ahora– para detectar con rapidez a los infectados y a sus allegados. Muchas de ellas se han realizado en puestos habilitados al aire libre, lo que ha prevenido los contagios en centros hospitalarios y aliviado los servicios de urgencia. También se ha hecho un uso extensivo de las nuevas tecnologías para tener puntualmente informada a la población y hacer un seguimiento de posibles casos. En las zonas más afectadas, que no han sido aisladas, la población se ha comportado de forma ejemplar, saliendo de casa lo menos posible.
Taiwán ha conseguido capear el temporal con gran éxito (unos 50 contagios, un fallecido). En su caso se debe a una gestión rápida y eficaz –comenzó a controlar los síntomas de los viajeros mucho antes de la epidemia– y el uso de las nuevas tecnologías para localizar a posibles sospechosos. Además, las autoridades tomaron pronto medidas para garantizar la existencia de suministros médicos y han mantenido a la población bien informada, evitando que cunda el pánico.
En Singapur (unos 220 casos) han logrado contener la expansión aunando medidas de control –cuarentenas, restricciones a pasajeros de países afectados– con fuertes sanciones disciplinarias para los infractores –multas de hasta 13.000 euros o la deportación de los extranjeros– y la responsabilidad mostrada por la población.
En Hong Kong también han atajado el avance del virus y hay sólo unos 150 casos. Aquí, la experiencia del SARS (300 muertos) sigue muy viva, y fue la propia población la que presionó a sus autoridades a que cerraran la frontera con China. Pese a ello, la economía está muy desmejorada con los estragos causados por el virus a sectores como el turismo.